Patricia Bullrich eligió como compañero de fórmula a Luis Petri. Se trata de un hombre que pertenece al ala dura de la Unión Cívica Radical y fue diputado nacional por Mendoza entre 2013 y 2021. Petri viene de competir contra Alfredo Cornejo en las Paso mendocinas, siendo la sorpresa de la elección ya que obtuvo, contra todo pronóstico, un 17% de los votos en la interna.

Especialista en seguridad, Petri hizo su carrera política en el mundo del radicalismo. En 2017, impulsó una reforma del Código Penal que endureció las penas (por ejemplo, la prisión perpetua pasó a tener un cumplimiento mínimo de 50 años). En ese entonces, a su vez, fungía como vicepresidente segundo de la Cámara de Diputados. Un año más tarde, a lo Javier Milei, presentó un proyecto de ley para prohibir que los trabajadores extranjeros accedieran a la educación y a la salud públicas.

Asimismo, el mendocino se opuso en dos ocasiones (2018 y 2020) al proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, el cual fue conquistado por el movimiento de mujeres en diciembre de 2020 tras años de lucha contra los gobiernos clericales.

Petri es un admirador del presidente salvadoreño Nayib Bukele, que erigió un régimen de terror contra la clase obrera del país centroamericano, donde prácticamente se han eliminado las libertades democráticas (militarización de la sociedad, desaparición de personas) y las cárceles son campos de concentración. “En Argentina necesitamos más Bukele”, afirmó hace poco Petri.

Una de sus propuestas es bajar la edad de imputabilidad penal a los 14 años. Es una política de reforzamiento de la persecución contra la juventud. Los “delitos” cometidos por las personas que integran ese grupo etario son mínimos si se los compara con los que cometen personas adultas. También plantea reforzar la represión en las cárceles.

Petri impulsa estas políticas con el típico argumento del “combate contra el narcotráfico”. En realidad, nunca podría terminar con el narcotráfico toda vez que rescata al aparato policial del Estado, que es el organizador del crimen en el país. Además, en Mendoza, la inseguridad y el narcotráfico han crecido.

También es partidario de aplicar una reforma laboral (implementar un sistema de indemnizaciones parecido al que rige en la construcción) y de reducir el gasto público sobre la base de recortes en salarios, jubilaciones y presupuestos como el de salud y educación.

El candidato de Bullrich viene de atacar a la rebelión que están protagonizando los trabajadores jujeños contra la reforma constitucional con la que el gobernador Gerardo Morales busca convertirse en un déspota. Sostiene la tesis absurda que vincula la protesta popular a una operación desestabilizadora del kirchnerismo.

Tanto el sector de Bullrich como el de Larreta proponen avanzar en un ajuste brutal contra los trabajadores (reforma laboral precarizadora, reforma antijubilatoria, devaluación, recorte del gasto público, despidos, etcétera). Simulan tener diferencias de fondo solo para engañar a los trabajadores. Lo mismo hacen los peronistas. Los candidatos del kirchnerismo son Eduardo “Wado” de Pedro y Juan Manzur, una dupla proimperialista y ajustadora. Y el candidato del albertismo es el derechista Daniel Scioli, quien llevó a la provincia de Buenos Aires a la bancarrota. Todos estos son los candidatos del ajuste.

La izquierda debe militar fuertemente por separar a los trabajadores de la influencia de todos los partidos capitalistas.

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