Políticas

8/11/2021

Macri admitió que el préstamo del FMI financió la fuga de capitales

Alberto Fernández convalida ese fraude, reconoce la totalidad de la deuda contraída y habilita que continúe la fuga.

Mauricio Macri reconoció en una reciente entrevista realizada por la CNN que, bajo su mandato, el préstamo contraído con el FMI tuvo como destino financiar la fuga de capitales. “La plata del FMI, que es la plata de los demás países, la usamos para pagar a los bancos comerciales que se querían ir porque tenían miedo de que volviera el kirchnerismo” afirmó el exmandatario.

Los medios oficialistas no demoraron en destacar que dichas declaraciones venían a desmentir la versión que había defendido hasta entonces Hernán Lacunza-el ministro de Hacienda de la anterior gestión presidencial-, quien sostuvo que los USD 44.300 que giró el FMI fueron utilizados para pagar deuda vieja, heredada del kirchnerismo. Lo cierto es que ambas cosas sucedieron durante la gestión cambiemita, se cancelaron vencimientos de deuda -y se tomó nueva- a la vez que aumentó la fuga de capitales. No obstante, como el dinero es fungible, resulta prácticamente imposible determinar cuáles de esos dólares que salieron del país provenían del endeudamiento con el Fondo.

Posterior a ese desembolso, se cancelaron vencimientos de deuda nominada en dólares por USD 35.344 millones, y, a su vez, USD 6.072 millones fueron utilizados en el pago de deuda nominada en moneda local. A su vez, durante el gobierno de Macri, “la formación de activos externos (FAE) de los residentes (coloquialmente llamada ´fuga de capitales´) se triplicó, superando los US$ 86 mil millones” (Chequeado, 30/3).

De lo que sí no caben dudas, es que el endeudamiento contraído con el FMI no sirvió para financiar ningún proceso productivo. Por el contrario, se dilapidaron las divisas disponibles en rescatar una deuda usuraria y fraudulenta, y, al mismo tiempo, los bancos que se habían beneficiado de la bicicleta financiera de aquel entonces, montada a partir de las altas tasas de interés de los instrumentos del Banco Central, se volcaron a la compra de dólares para luego sacarlos del sistema financiero.

Por otra parte, durante el gobierno de Cambiemos la deuda pública aumentó USD 83 mil millones. Lo anterior vuelve a poner de manifiesto que no hay desendeudamiento posible dentro de una política al servicio del rescate de la deuda debido a su carácter impagable, donde cada aplazamiento va acumulando mayores intereses. En ese sentido, las distintas refinanciaciones no hicieron más que agrandar la hipoteca hacia adelante, como lo evidencian los megacanjes de 2005 y 2010, el arreglo con el Club de París en 2014, el acuerdo con los Buitres en 2016 y la reciente restructuración de los bonos nominados en dólares.

Por su parte, Alberto Fernández, que carga las tintas en el fraude que significó el endeudamiento con el Fondo bajo el macrismo, viene cancelando religiosamente cada uno de los vencimientos con el organismo, con sobretasa incluida. En sus declaraciones reconoce la totalidad de esa hipoteca, la cual se apresta a pagar en perjuicio de las mayorías populares.

Por otro lado, es patrimonio de los  sucesivos gobiernos sostener un mecanismo parasitario mediante el cual vacían las arcas del Estado en beneficio del capital financiero, y luego pasan a tomar nuevos préstamos para pagar deuda vieja; una política inviable defendida tanto por el kirchnerismo en su momento como por la derecha macrista y que persiste en la actualidad. Sin ir más lejos, la deuda pública ya sumaba nada menos que USD 240 mil millones en 2015, con Cristina Kirchner en la presidencia, ascendió a USD 323 mil millones a finales de 2019 y hoy se ubica en los USD 342 mil millones.

Además, la misma clase capitalista que fugó divisas durante el gobierno anterior, continúa saqueando el país al día de la fecha. Así las cosas, cepo mediante, en el último año y medio se fugaron al exterior y “al colchón” aproximadamente USD 15 mil millones (Clarín, 17/9). Esto, sin mencionar que en la lista publicada por Horacio Verbitsky el año pasado, donde figuraban los principales compradores de dólares durante el macrismo, empresarios amigos del gobierno actual, como los Eskenazi y los Brito, formaban parte de la nómina.

A fin de cuentas, nos gobiernan y gobernaron endeudadores y pagadores seriales, que, a su turno, han convalidado la fuga de capitales a manos del empresariado. Esta política de Estado es causante de la bancarrota a la que asistimos, la cual se descarga sistemáticamente sobre las espaldas del pueblo trabajador. Por lo tanto, es necesario terminar con este régimen de saqueo, romper con el FMI, repudiar la deuda usuraria y nacionalizar el comercio exterior y la banca en función de destinar los recursos del país en el desarrollo nacional y en resolver las necesidades sociales. Lo anterior forma parte del programa que levanta el Frente de Izquierda Unidad, para defender una salida de los trabajadores a la crisis.