En un reportaje al diario británico The Guardian, la canciller Malcorra acaba de anunciar que el gobierno macrista tiene en carpeta negociar con Inglaterra un acuerdo para una explotación conjunta de los hidrocarburos en las Islas Malvinas.

El premio consuelo que se llevó la canciller fue la promesa del gobierno británico de no vetar en el Consejo de Seguridad su candidatura a la Secretaría General de la ONU.

El anuncio de Malcorra contradice la legislación vigente en el país. Al momento, las empresas que tienen contratos vigentes de exploración petrolera en las islas tienen prohibido acceder a exploraciones en territorio continental. Existe, sin embargo, una presión de las petroleras para eliminar estas trabas. La caída del precio internacional del petróleo reforzó la necesidad de reducir los costos. Como las exploraciones a mar abierto tienen una renta menor, es necesario para las empresas poder tener una base continental.

El planteo de Malcorra aparece articulando intereses de los grandes monopolios internacionales. Avanzar en este sentido implicará no sólo renunciar a la soberanía sobre Malvinas sino también reforzar la dominación del capital financiero sobre el conjunto del país. El silencio de la oposición ante estos planteos revela una comunidad de intereses al interior de la clase capitalista.

A estos intereses responde la candidatura de Malcorra a la Secretaría General de la ONU.