Políticas

23/9/2021

Mario Ishii: bravuconadas para encubrir al gobierno

El intendente de José C. Paz acusó a los medios de ser los responsables de la derrota oficial, una impostura de ambos lados.

En el acto de inauguración de la Facultad de Medicina de la Unpaz, el intendente oficialista de José C. Paz, Mario Ishii, arremetió contra los medios de comunicación, responsabilizándolos por la reciente derrota electoral del gobierno. “Les pido por favor a los medios que tengan piedad. Son todas pálidas. Un día el pueblo se va a levantar contra los medios, no tengo dudas. No puede ser tanto veneno hacia la población” manifestó en su discurso, para luego añadir “tiren una buena, no puede ser pegarle y pegarle al Presidente. Hay que dejarlo gobernar. Tuvimos una pandemia”.

Entre el auditorio se encontraban el propio Alberto Fernández y el gobernador bonaerense Axel Kicillof, quienes aplaudieron los dichos de Ishii. Estos enunciados, en cambio, desataron una ola de repudios por parte de representantes de la oposición patronal y sus medios afines, quienes calificaron las palabras proferidas como una “amenaza” y un ataque a la libertad de expresión.

Lo cierto es que se trata de una impostura de ambas partes. Por un lado, es innegable que los medios masivos de comunicación condicionan la opinión pública en función de llevar agua para el molino de una u otra variante política del régimen. Sin embargo, la dominación ideológica que ejercen no es patrimonio exclusivo de los medios opositores como denuncia Ishii en tono patoteril, sino que es una característica propia también de aquellos que son afines al gobierno. Sucede que los principales diarios, los canales de televisión y las grandes emisoras de radio están en manos de un puñado de grupos capitalistas, que responden a un lado u otro de la supuesta grieta, y, por lo tanto, defienden intereses ajenos a los de los trabajadores.

Los sucesivos gobiernos han favorecido la concentración monopólica de los medios de comunicación, a los cuales benefician a través de la pauta oficial. El kirchnerismo no ha hecho cumplir los postulados de su propia Ley de Medios, tales como la cláusula de desinversión a fin de que las empresas del sector reducieran el número de licencias, o la prohibición de que las telcos ingresaran al negocio audiovisual. Ni el grupo Clarín ni los grupos ligados al gobierno en aquel entonces se despojaron de ningún multimedio -estos últimos, incluso, incrementaron su capital-, y, a al mismo tiempo, Telefónica continuó siendo propietaria de Telefé. A su vez, el espacio del 33% reservado para las asociaciones sin fines de lucro no existió en los hechos debido a que el precio para obtener una licencia se demostró inaccesible para las organizaciones autogestivas. De este modo, se ve nítidamente que la finalidad de la ley promovida por el kirchnerismo no era “democratizar la palabra” sino modificar el reparto del negocio para beneficiar a los empresarios amigos, sin cuestionar el control capitalista de los medios de comunicación.

Macri, por su parte, desmanteló dicha ley y le permitió al grupo Clarín posicionarse de manera privilegiada en el negocio del cuádruple play -internet, televisión, telefonía fija y móvil- habilitando la fusión de Telecom con Cablevisión-Fibertel. Situación que no ha suscitado ninguna crítica por parte del gobierno actual, integrado por los supuestos abanderados de la “palabra liberada”.

Por otra parte, los dichos de Ishii conforman un acto de autoencubrimiento. El “cacique” del Conurbano pretende desligar al gobierno de toda responsabilidad sobre su derrumbe electoral, señalando que las operaciones mediáticas fueron la razón exclusiva del descontento popular traducido en las urnas. No obstante, la realidad es bien distinta: la gestión del Frente de Todos ha hecho mérito de sobra para desencantar a la población por motus propio, hundiendo los salarios, ajustando el gasto público en pos de cumplir con el mandato del FMI, dando vía libre al desmadre inflacionario, entre otras “hazañas”. Sin ir más lejos, Ishii gobierna desde 2014 José C. Paz, distrito donde arrecia la pobreza entre las familias trabajadoras, obligadas a vivir hacinadas y sin acceso a los servicios básicos en los cada vez más profusos barrios precarios del territorio pacense. Quienes gobiernan se encargan ellos mismos de mancillar su imagen a través de la política que desenvuelven, contraria a los intereses populares.

Un día el pueblo se va a levantar, como vaticina el intendente pejotista, pero lo hará contra los gobernantes artífices del hambre y la miseria y contra la clase social que los auspicia. En tanto, tendremos una verdadera libertad de expresión cuando exista un control obrero sobre los medios de comunicación.