Políticas
11/12/2020
Círculo rojo
Martín Guzmán, invitado estrella de Paolo Rocca al seminario de Techint
El ministro de Economía participó junto al CEO Paolo Rocca del cierre de una seminario anual organizado por la multinacional.
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La invitación que hizo el CEO de Techint, Paolo Rocca, al ministro Martín Guzmán a participar del cierre del seminario anual que organiza la multinacional -curiosamente denominado Propyme-, es una postal de los tiempos que corren. Si el empresario italiano celebró la confluencia entre ambos y sobre todo los jugosos subsidios del Plan Gas, no dejó de reclamar por una rebaja impositiva al capital y por un mayor alineamiento con el imperialismo yanqui en la guerra comercial. El estrellato de Guzmán tiene su precio.
La entrevista, que fue transmitida por YouTube, es el corolario de varios encuentros que allanaron las relaciones entre el gobierno y el mayor grupo industrial del país. De hecho, Rocca destacó desde el arranque que las perspectivas del universo de empresas subsidiarias del grupo Techint son optimistas hacia el año próximo, y definió que “ya pasamos el punto más bajo de la crisis”. Calificó al Plan Gas como un “éxito de esta administración” y aseguró que TecPetrol representará el 20% de la producción de gas de Vaca Muerta.
Otro aspecto saliente es que el CEO consideró como una oportunidad a la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ya que podría “abrir espacios en la cadena de valor global” para Argentina -aunque deslizó que las apuestas del pulpo empresario de concentran más en México y Brasil. La condición sería que se garantice una estabilidad macroeconómica y se reduzca la presión impositiva, y por supuesto un alineamiento sin fisuras con el imperialismo yanqui contra China, que es una competidora el pulpo en el rubro de la obra pública (especialmente en la fabricación de tubos de acero sin costura).
Por su parte, Guzmán compartió el optimismo ante lo que se viene. En ese cuadro dio tal centralidad a las gestiones por alcanzar un acuerdo con el Fondo Monetario que afirmó que será “la base de un acuerdo amplio entre el frente político y la sociedad”. Es decir que asignó al programa fondomonetarista el carácter de piedra basal de toda la política económica. Recogió el guante de la necesidad de “ordenar el gasto público”, pero advirtió que ello debe lograrse “a una velocidad que permita a la economía recuperarse”. Son eufemismos para ocultar que el ajuste se carga a cuenta de la población trabajadora, mientras se utilizan los fondos públicos para rescatar a los capitalistas.
El “exitoso” Plan Gas, por caso, no es más que un esquema de subsidios a los pulpos petroleros, a los cuales se les compra la producción en boca de pozo a un precio mucho mayor a la cotización internacional. Gran parte de estos subsidios los pagarán los consumidores mediante tarifazos, y en buena medida ya lo hacen a través de los naftazos mensuales. El grupo Techint consiguió que ni siquiera se le exija desistir de sus litigios millonarios contra el Estado para poder adherirse, y tendrá un trato privilegiado en el despacho del gas. Este modelo de confluencia con el gran capital fue destacado por Guzmán también para el petróleo y la agroindustria, y parirá nuevos regímenes de beneficios a esos sectores.
Pero esto plantea una contradicción ineludible. La obligación de ejecutar un ajuste “plurianual” monitoreado por el FMI replantea el drama de la frazada corta, porque los capitalistas exigen a la vez orden fiscal, menores impuestos y mayores subsidios, mientras el Fondo reclama garantías de repago de la deuda externa. El único factor de la ecuación que cierra es el que se descarga sobre la población trabajadores mediante tarifazos, confiscación jubilatoria y depreciación salarial. El problema que todavía traba el pacto con el Fondo, la escasez de divisas, es una expresión palpable de estas contradicciones, porque Guzmán sostuvo en la entrevista con Rocca que el tipo de cambio es competitivo pero no puede explicar entonces por qué sigue retenida la cosecha. La devaluación sigue en puertas.
Apuntemos por último que la lectura optimista del CEO de Techint acerca de lo benévola que puede ser para Argentina la guerra comercial internacional ilustra hasta qué punto pueden estar reñidos el desarrollo nacional con las ganancias de sus capitalistas. Sucede que -como muestra el propio Rocca- se incrementarán las presiones del imperialismo yanqui sobre la región, y en la cadena de valor global se refuerza el papel del país como abastecedor de materias primas, las cuales en buena medida son explotadas por pulpos extranjeros. Un sector de la burguesía nacional puede frotarse las manos de que ello le reporte algún beneficio como socio del saqueo de Argentina, pero nada más.
Independientemente de las intervenciones de cada uno, el intercambio apuntaba a mostrar cierta confluencia. Es un nuevo gesto en el sentido de lo que nada menos que Cristina Kirchner llamó un acuerdo de unidad nacional, que dé viabilidad política al pacto con el FMI. El gobierno de Alberto Fernández celebra su año de gestión asociado al círculo rojo, cuando la mitad de la población se sume en la pobreza.
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