Políticas
17/5/2021
Más desocupación y precarización laboral en la juventud
En la población de 19 a 24 años la tasa de desempleo alcanza el 27,6% y la de trabajo informal 65%.
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Si comparamos los datos del 2019 con los del 2020 se puede ver hasta qué punto la juventud es la capa social más afectada por el incremento de la desocupación y la precarización laboral. Así lo demuestra un informe elaborado por investigadores de Flacso, basado en cifras del Indec.
La tasa de desocupación de la población entre 19 y 24 años que en 2019 era del 24,4%, en 2020 pasó a ser del 27,6%. Lo mismo ocurrió con la franja etaria entre los 25 y 29 años, cuya tasa de desocupación era del 13,2% en 2019 y subió a 13,6% en 2020. Son todas cifras que se encuentran por encima de la tasa total de desocupación, que es del 11% según datos del Indec. Vale aclarar que se consideran desocupados aquellos que buscan trabajo activamente y no lo consiguen.
Las mujeres jóvenes, a su turno, son las más perjudicadas. Mientras la tasa de desocupación masculina entre los 19 y 24 años es de 24,4%, la de las mujeres de la misma edad se halla en 31,8%. Al mismo tiempo, las mujeres entre los 25 y 29 años presentan una tasa de desocupación del 14% y los varones del 13,3%.
Las cifras de trabajo informal entre los sectores más jóvenes son alarmantes. La tasa de precariedad laboral entre las personas de 19 a 24 años de edad llega a 65%. A su vez, los jóvenes entre 25 y 29 años poseen una tasa de precariedad laboral del orden del 43,7%. De nuevo, estos índices superan ampliamente tasa de precariedad laboral general del conjunto de los trabajadores, que es del 33%.
La destrucción del empleo formal también se traduce en el aumento que hubo en el último período de trabajo por cuenta propia no profesional, como el que ofrecen las plataformas de delivery, por ejemplo. Esta última categoría presenta una tasa del 23,3% entre las mujeres entre 19 y 24 años (10 puntos más que en 2019) y del 21,3% en la población femenina entre los 25 y 29 años (8 puntos más que en 2019). En el caso de los varones, el trabajo por cuenta propia no profesional alcanza una tasa del 18,5% y del 23,2% entre la franja de los 19 y 24 años y la de 25 y 29 años respectivamente.
Esta es la realidad que explica que la pobreza ascienda al 50% en las personas entre los 15 y 29 años. El cuadro descripto es fruto del pacto no escrito que mantienen el gobierno de Alberto Fernández, las patronales y las burocracias sindicales, el cual pavimenta el camino para que proliferen los despidos, la informalidad laboral y los topes salariales. A su vez, la política oficial alimenta la recesión económica por la vía de las altas tasas del Banco Central para sostener la precaria “pax cambiaria”, sumado a la caída del consumo popular -fruto de la pulverización de los ingresos- y a la restricción de las importaciones; todas medidas al servicio de recolectar divisas para el pago de la deuda. Como se ve, la clase capitalista y su régimen político le cobran la factura de la crisis -que ellos mismos producen- a los trabajadores en general y a los más jóvenes en particular. Sobre estos últimos, a su vez, quienes gobiernan descargan todo su peso represivo promoviendo el gatillo fácil y las desapariciones en democracia, como ocurrió con Facundo Castro.
La irrupción de las juventudes piqueteras en la escena nacional responde a este panorama. Frente al ajuste del gobierno, la juventud de los barrios se organiza en asambleas, gana las calles y lucha por su futuro.
Debe abrirse paso un programa la clase obrera que le ofrezca una perspectiva a les jóvenes, que es el que defendemos desde la Unión de Juventudes por el Socialismo y la Juventud del Polo Obrero. El mismo contempla la prohibición de despidos y suspensiones y reparto de las horas de trabajo para que no haya desempleo; trabajo bajo convenio para todos; salario mínimo de $61.000; paritarias libres e indexadas a la inflación; estatización de toda empresa que cierre, despida o reduzca salarios; aumento de la beca Progresar a $10.000, computadoras y conectividad para garantizar el acceso a la educación. A su vez, planteamos generar empleo formal sobre la base de nacionalizar los recursos estratégicos del país -hidrocarburos, banca y comercio exterior- bajo gestión de los trabajadores y terminar con el drenaje que implica la fuga de capitales y el pago de la deuda usuraria. Este plan de desarrollo nacional bajo un interés mayoritario debe ir acompañado de la ruptura con el FMI, fuente de ajuste y saqueos permanentes.
Es un curso de salida a la crisis, que al igual que afirma Trotsky en el Programa de Transición, busca “inspirar a la juventud confianza en sus propias fuerzas y en su porvenir”.
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