Políticas

29/8/2021

Máximo Kirchner, La Cámpora y el burócrata Antonio Caló, unidos por Techint

El líder de la UOM, el hijo de la vicepresidenta y la candidata Tolosa Paz compartieron acto de campaña en Escobar.

El secretario general de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, se subió al escenario de campaña electoral en Escobar junto al intendente Ariel Sujarchuk, Máximo Kirchner, Victoria Tolosa Paz y otros dirigentes del Frente de Todos. Llamó a votar al peronismo en las Paso del 12 de setiembre porque “si miramos para atrás, nos queremos matar, la UOM perdió 20 mil trabajadores con el gobierno de Macri”.

El sinuoso Caló, al frente del gremio desde el 2003, se presentó como un kirchnerista de la primera hora, siendo calurosamente felicitado por el hijo de la vicepresidenta Cristina Kirchner. La asociación entre el kirchnerismo y la burocracia metalúrgica tiene en Naldo Brunelli, entregador de los despidos en Siderca, al primer candidato a diputado provincial por el Frente de Todos en  la segunda sección electoral bonaerense. Lista en la que revista la Cámpora, a la sombra de la burocracia.

En el acto estuvo también Teresa García, integrante del gabinete de Axel Kicillof, quien confesó el estado de ánimo declinante del oficialismo cuando pidió que al Frente de Todos no lo gane el desánimo a sabiendas de que el 50% de los bonaerenses están por debajo de la canasta de pobreza, incluyendo a toda una franja de trabajadores asalariados y bajo convenio, y de la propia Unión Obrera Metalúrgica. El clima de descontento popular llegó al acto de campaña electoral. Ni Máximo ni la kicillofista García se refirieron a la deuda externa usurera y fraudulenta, a pesar de que el gobernador alardeó con un cierre inminente del canje de una deuda sin quita de capital, con bonos defaulteados valorizados al 60%, y aceptando el pago de  intereses devengados a los usureros, un saqueo al servicio de los bonistas buitres.

Entregador serial

A poco de haber asumido Mauricio Macri, Caló sintetizó la conducta de toda la burocracia peronista cuando declaró en un reportaje a Diario Popular que “somos pendulares, un día estamos con uno, y otro día  estamos con otro”. Es decir, sometidos al mejor postor.  En el 2019, Caló sinceró su balance sobre los “cuatro años de gobernabilidad” (tregua) que las direcciones sindicales le dieron a Macri (y agreguemos, de  parálisis de la dirección de la UOM, que no movió un dedo frente a los  despidos y la caída del salario metalúrgico).

Caló acompañó al peronismo que votó la reforma jubilatoria de Macri; para la misma época, Dante Camaño, cuñado y aliado sindical de Luis Barrionuevo y hermano de Graciela Camaño, entonces enrolada con Sergio Massa, atacaba los reclamos salariales y los paros de los trabajadores. Los lazos y vínculos estrechos entre Massa, aliado ahora de Máximo Kirchner y presidente de la Cámara de Diputados, y el gobierno “neoliberal” quedan como un registro histórico de la “gobernabilidad” practicada por el peronismo, el massismo y todas las burocracias sindicales. La “gobernabilidad” que reivindica Caló chocó con la lucha y resistencia obrera que llegó a sitiar el Congreso para que no se aprobara la reforma antiprevisional en el 2017, y que fue ferozmente reprimida por la policía.

Caló y el entonces triunvirato de la CGT fueron  invitados a fines del 2017 al Coloquio de IDEA, donde dominan los Ceos de las grandes empresas capitalistas. Entonces, el dirigente de la UOM deschavó su entusiasmo por las “mesas de diálogo reservado” con los empresarios para consensuar las “modificaciones transformadoras” del trabajo. Una reforma laboral, aplicada por gremios y sectores, y pactada y tarifada con las burocracias sindicales, y un anticipo de la  política ajustadora que lleva adelante la burocracia bajo el gobierno”nacional y popular”.

El pendular Caló

En  este Coloquio, Caló tranquilizó -aunque no hiciera falta- a los mandamases de la burguesía, asegurando que no iba  a tirar piedras sino a “aprender”, lo que le valió la calificación patronal de “sindicalista moderno”. Como ocurriera con José Pedraza, símbolo del sindicalismo empresarial y responsable del asesinato de Mariano Ferreyra, o con Gerardo “Batata” Martínez, agente de los servicios bajo la dictadura, el kirchnerismo y La Cámpora reivindican a la podrida burocracia sindical que transa la flexibilización,  la tercerización laboral  y que ataca los convenios colectivos de trabajo.

En la “gobernabilidad” del macrismo no estuvieron sólo Caló y la cúpula de la CGT. Mientras el titular de la UOM  llamaba a desensillar hasta que aclare, las burocracias de las dos CTAs se fueron subiendo al carro del “hay 2019”,  acusando a  las lucha obreras y populares de provocaciones funcionales a la derecha. Lo mismo hicieron los “Vaticanos” firmantes de la paz social con la exministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Estas deserciones de la lucha, y la posterior asimilación de los “movimientos sociales” al peronismo de los Fernández,  pone en valor la extraordinaria irrupción del Polo Obrero como un canal de masas para luchar contra el hambre, la miseria y por el trabajo genuino.

Caló fue una pieza clave para la “gobernabilidad” del 2015 al 2019 como lo es hoy para el gobierno fondomonetarista del Frente de Todos. Después de un 2020 con cero aumento salarial ( la paritaria recién se empezó a cobrar en enero del 2021), la burocracia de la UOM  convalidó un nuevo acuerdo salarial a la baja y en tres cuotas pagaderas a partir de julio. Como denunciamos en Prensa Obrera, la conducción de la Unión Obrera Metalúrgica tiene la cola de paja,  pretextando que fue la pandemia la que los obligó a priorizar los puestos de trabajo por sobre el salario. Falso, las empresas metalúrgicas suspendieron trabajadores con el 70% del sueldo haciendo del decreto “antidespidos” puro relato. Caló les perdonó la vida a las empresas metalúrgicas y siderúrgicas  a pesar de la recuperación económica del sector, que según el jefe de la UOM habría permitido recuperar 15.000 puestos de trabajo.

Las listas del Frente de Izquierda Unidad

La alianza de Máximo Kirchner y Kicillof con la burocracia de la UOM confirma la degradación del kirchnerismo y de los “nacionales y populares”. Bruneli, candidato del Frente de Todos, es un agente de Techint y tiene la responsabilidad de haber entregado Somisa a la privatización menemista. Una traición histórica que no le impide a La Cámpora cederle la cabeza de lista.

El Plenario de la Coordinadora Sindical Clasista del Partido Obrero, las recorridas y actos en puerta de fábrica de Romina Del Plá y Néstor Pitrola, la defensa del salario y el empleo frente al ajuste patronal y fondomonetarista, y la movilización política por  el voto al Frente de Izquierda Unidad, son hitos en la estructuración de una vanguardia clasista e independiente del nacionalismo burgués.