Políticas

29/9/2021

Milei elogia a Cavallo, el ministro del corralito y la quiebra del país

El candidato de La Libertad Avanza lo calificó como “el mejor ministro de Economía de toda la historia”.

En una entrevista radial, Javier Milei reivindicó fuertemente a Domingo Cavallo y su política económica durante el gobierno de Carlos Menem. Entre elogios, lo describió como “el mejor ministro de Economía de toda la historia”. Estas declaraciones reafirman que el referente de La Libertad Avanza, lejos de ser un enemigo de la “casta política”, es una reedición de viejas recetas ajustadoras que llevaron a la Argentina a la quiebra y a los máximos niveles de pobreza y desocupación alguna vez alcanzados.

No es la primera vez que Cavallo y Milei exhiben su cercanía. Días atrás, el exministro de Economía había mencionado que “las ideas que pregona son las ideas correctas”, respaldando los planteos privatistas de la salud, la educación y hasta de las calles del candidato “libertario”. Sucede que Cavallo es, justamente, uno de los mayores ejecutores de la privatización de cientos de empresas públicas durante los años ’90. Entre ellas se destacan la de YPF, Aerolíneas Argentinas, los ferrocarriles y la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, dejando decenas de miles de despidos en todo el país. Este remate de los activos nacionales financió un régimen de saqueo, y terminó en el vaciamiento y desguace de todas esas empresas.

Ello estaba al servicio de la política de Cavallo basada en la Ley de Convertibilidad, el famoso “uno a uno” que establecía la paridad entre el peso y el dólar. Eso implicaba restringir la emisión monetaria a las divisas que ingresaban a las reservas del Banco Central, para lo cual emprendió un plan de equilibrio fiscal con un brutal ajuste en salud y educación y el despido de miles de empleados públicos. Pese a ello, y a los dólares que ingresaron por las privatizaciones, para el final del mandato de Menem en 1999 la deuda externa había aumentado más de un 250%, alcanzando 164 mil millones de dólares.

Para el final de su gestión como ministro de Economía, los niveles de desocupación alcanzaban el 12%, y había avanzado como nunca antes la flexibilización de los derechos laborales y el crecimiento del trabajo precario.

Volvió al Estado en el 2001 como ministro de Economía del gobierno de Fernando De La Rúa, que buscaba evitar el default y acudió a Domingo Cavallo para llevar adelante la reestructuración de la deuda. El acuerdo terminó endeudando aún más al país, ya que los acreedores postergaron por tres años el pago a cambio de una tasa de interés usuraria que inicio en el 7% y terminó por encima del 14%. Fue la antesala del default.

Luego anunció nuevos ajustes, como la reducción de los haberes de los jubilados y de los salarios estatales -de la mano de la entonces ministra de Trabajo Patricia Bullrich, otra veterana con quien Milei “no descarta” armar una fórmula para las elecciones de 2023.

Salió eyectado del gobierno después de instalar el corralito, que restringía el retiro de depósitos de los ahorristas, después de haber dejado que las Repsol, Shell y Telefónica, fugaran sus dólares del país, en medio de una corrida cambiaria. Dejó su cargo repudiado explícitamente por las grandes movilizaciones populares que inundaron las calles en diciembre de 2001 y llevaron a De La Rúa a escapar de la Casa Rosada en helicóptero.

Dos décadas después, Milei ofrece la misma receta. Durante la pandemia defendió la privatización de la salud diciendo que el sistema público era “parasitario” y sostenido por los privados, cuando era exactamente al revés: las prepagas, clínicas y sanatorios, tras años de desfinanciamiento y falta de inversión, fueron rescatadas con fondos estatales (mientras aumentaban sus cuotas); y los trabajadores de la salud pública sostenían la mayor parte de la atención sanitaria con salarios de miseria y jornadas laborales extenuantes.

También recientemente propuso privatizar la educación a través de un sistema de vouchers con subsidios garantizados para las escuelas privadas, bajo la promesa de que las familias tendrían las mismas posibilidades de elegir a qué escuela asistir. Es un peldaño más en la política que inició en los tiempos de Cavallo con la Ley Federal de Educación y la Ley de Educación Superior, que precisamente fomentaron la privatización y mercantilización educativa.

Por eso no es casual que Cavallo haya terminado sus días de funcionario con multitudes reclamando su renuncia. Lo demuestran los otros modelos que reivindica Milei, como Trump y Bolsonaro.

Es por eso que las listas supuestamente libertarias están plagadas de todo tipo de viejos funcionarios reciclados: macristas, menemistas y hasta defensores de la última dictadura militar. Una lista fascistoide que de rebeldía y antisistema no tiene ni una gota. El único frente político que puede ser considerado “rebelde” es aquel que enfrenta el fascismo y sus derivaciones de manera consecuente, defendiendo la salud y la educación pública, los derechos laborales y la vida de los trabajadores, y desenmascarando a este tipo de candidatos, como lo hace el Frente de Izquierda.