Políticas
30/5/2024
Milei, para no “morirnos de hambre” vamos a organizar la lucha contra tu gobierno
En relación a sus dichos en Stanford.
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Milei en Stanford.
Como en el Luna Park, Milei volvió a hacer uso de los fondos públicos para brindar charlas a título personal, pero esta vez en la Universidad de Stanford en Estados Unidos. Desde allí, ratificó la decisión del gobierno de no entregar alimentos a los comedores populares, alegando que “va a llegar un momento en que (la gente) se va a morir de hambre y va a decidir, de alguna manera, para no morirse”.
Terminó de justificar la falta de asistencia alimentaria por parte del Estado diciendo que “no necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo porque alguien lo va a resolver”. Más allá del carácter pérfido de semejantes declaraciones, se olvida que él es el responsable de que a sectores enteros de la población no les alcance la plata para llenar la olla en sus casas. Él y sus políticas de empobrecimiento generaron esta situación.
Está en contra de la intervención estatal cuando se trata de dejar pudrir 6 millones de kilos de comida en un depósito con tal de no entregárselos a la gente que lo necesita, pero intervino de sobra el Estado para engrosar los índices de indigencia, encareciendo los alimentos en las góndolas, hundiendo los ingresos de los trabajadores y dejando sin trabajo a los obreros de la construcción, a los estatales y a todos los laburantes que sostenían a sus familias y fueron despedidos.
Insensible ante el sufrimiento de nuestro pueblo, tiene el atrevimiento de usar terminología academicista como “externalidad del consumo” para referirse a las madres que tienen que vivir a pan y mate todos los días para que sus hijos puedan comer, a los niños que llegan con dolor de panza a la escuela porque no desayunaron, a los jubilados que comen una vez al día para poder comprar los medicamentos… es decir, se pone a teorizar como si fuera un observador externo acerca la realidad que le toca padecer a millones de personas en Argentina por culpa de sus políticas.
Desafiamos al presidente a que vaya a alguno de los barrios pobres de nuestro país y repita lo que dijo con tanta liviandad en Stanford frente aquellos que comían todos los días gracias a los comedores populares que ahora están cerrados porque su gobierno los desabasteció. Que les diga que “ya se les va a ocurrir algo” para no morirse de hambre porque las leyes del mercado así lo dictan.
Con su frase perversa le está sugiriendo al 18% de la población que no llega a cubrir sus necesidades alimentarias que se esfuerce más, que puede encontrar un trabajo mejor. El cinismo es total, viniendo de un presidente que está llevando al país a una recesión sin precedentes, donde crece el desempleo cada día que pasa. Hay que decirle a Milei que mientras él está paseando en Estados Unidos con la plata de nuestros impuestos, la gente a la que le niega el alimento trabaja de sol a sol juntando cartones, en la obra, limpiando casas, cuidando hijos; no necesita que un plagiador serial le explique cómo rebuscarse la vida.
Incluso, los vecinos de los barrios precarios le oponen al “arréglese cada uno por su cuenta” que propone Milei, la solidaridad de clase. Por eso juntan donaciones y ponen en pie ollas populares, hacen colectas para ayudar a los más necesitados y también deliberan en asamblea para actuar en común por sus reclamos. Esa organización colectiva de los explotados es la quiere destruir el gobierno cuando persigue con tanta saña al movimiento piquetero.
Que el presidente deje de juntar millas y devuelva la comida a los comedores. Y en parte tiene razón, la gente “va a decidir qué hacer para no morirse de hambre”, va a decidir organizarse y salir a luchar contra los agravios de quienes gobiernan, como lo ha hecho siempre a lo largo de toda nuestra historia. Milei debería saberlo y no tirar tanto de la soga.
