Políticas
13/1/2025
Milei y Caputo aumentaron la deuda pública a niveles récord
Al final no era hija del déficit, sino del saqueo capitalista.
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La deuda creció 25,5% en un año.
El crecimiento sideral de la deuda pública durante el 2024 deja al desnudo que muchos de los «logros» económicos de Milei son meros dibujos contables, que plantean nuevos escenarios de crisis. A su vez, desmiente el discurso del gobierno de que el endeudamiento sería resultado del déficit fiscal, argumento utilizado para justificar el ajuste.
Según un informe elaborado por el economista Alejandro Sangiorgio, entre diciembre 2023 y diciembre 2024, la deuda pública tuvo un aumento récord de U$S 93.584 millones (25,5%), alcanzando los U$S 464.258 millones. Esto, cuando durante ese período se cancelaron vencimientos por el equivalente a U$S 99.474 millones (80% en moneda nacional), mostrando a todas luces el carácter impagable de dicha hipoteca. Solo en concepto de intereses al FMI se gastó U$S 7.608 millones, lo cual evidencia la imposibilidad de recomponer las reservas con gobiernos abocados al rescate de esta usura.
Del incremento mencionado, el equivalente a U$S 43.366 millones corresponde a la absorción del pasivo del Banco Central por parte del Tesoro. Como vemos, el gobierno no «resolvió» el problema del endeudamiento del BCRA sino que se lo trasladó al Tesoro, agravando la exposición de los bancos a este último, que, a diferencia de la autoridad monetaria, no tiene posibilidad de emitir para afrontar los intereses.
La hipoteca del Tesoro también trepó como resultado del carry-trade montado por Caputo, a través de mantener tasas en pesos por encima del ritmo de devaluación. Sobre todo con el uso creciente de las Lecaps, que permiten capitalizar intereses, los cuales son financiados con nueva deuda. Si no existieran esas letras de capitalización, el resultado financiero del gobierno, en lugar de ser superavitario, arrojaría un déficit de $8.374.369 millones (-1,6% del PBI). Lo anterior revela cuán precario es el «superávit» financiero del cual se jacta el oficialismo.
Así las cosas, se acentúa el peso de los intereses sobre el Tesoro, los cuales serán afrontados a expensas de un mayor ajuste contra el pueblo. Esto, cuando el recorte del gasto público en 2024 ya fue del 27% y el 55% de esa reducción recayó sobre las jubilaciones, pensiones, salarios estatales y programas sociales, según un relevamiento de Analytica en base a datos oficiales.
Mención aparte merece la afirmación libertaria de que «la deuda es hija del déficit», cuando la misma crece irrefrenablemente a pesar de haber alcanzado el superávit fiscal como resultado de la motosierra. Finalmente, la deuda es hija del saqueo capitalista que prospera gobierno tras gobierno, cuya factura es cargada a la cuenta de la población trabajadora.
Además, con semejante nivel de endeudamiento por parte del Tesoro, levantar el cepo cambiario -como exige el FMI para ejecutar un nuevo desembolso- comprende el riesgo de desencadenar corridas, poniendo fin a la «estabilidad cambiaria» tan preciada para el gobierno. Por otra parte, si se concreta el préstamo de U$S 11.000 millones por parte organismo de crédito, implicaría un nuevo salto en el stock de deuda externa, y, por lo tanto, una mayor sujeción nacional.
Esta situación insostenible requiere de desconocer la deuda usuraria y centralizar en manos de los trabajadores el sistema financiero del país, en función de abrir un curso de desarrollo autónomo inspirado en el interés de las mayorías.