Políticas

13/1/2025

Organicemos la lucha contra Milei en todos los terrenos

Por un congreso del Frente de Izquierda y los luchadores. Declaración del Comité Nacional del Partido Obrero, enero 2025.

Para una salida de los trabajadores a la crisis.

Los desafíos de este 2025 son múltiples para los trabajadores, pero también para el régimen de Milei.

El gobierno llega a su primer año de gobierno con un relativo fortalecimiento por haber logrado imponer el ajuste capitalista contra la clase obrera y los sectores populares. El avance del ajuste es la base de la llamada “estabilidad financiera”, que incluye la caída del riesgo país, de la brecha cambiaria y del índice inflacionario. El capital financiero festejó la imposición de los vetos mediante la compra de los títulos de deuda, no solo porque los fondos que se le sustrajeron a las jubilaciones y a las universidades irán al pago de la deuda, sino porque además Milei fortalecía su gobernabilidad. La mejora de la Bolsa no tiene que ver con una mejora de la economía, hundida en la recesión.

Estamos ante un gobierno minoritario pero no necesariamente débil, porque la debilidad o fortaleza depende de la resistencia que desarrollen los trabajadores, la única y verdadera oposición a Milei. Si bien las luchas libradas en este primer año fueron muchas y varias de ellas de gran importancia, no tuvieron la capacidad de doblegar la ofensiva capitalista en curso. Por lo cual la burocracia sindical, responsable número uno, tuvo la capacidad de imponer sus pactos con el gobierno libertario.

Milei se valió de esos acuerdos y de la complicidad del Congreso para afianzar su poder también dentro de la lucha entre los partidos defensores del sistema capitalista. En la misma proporción que Milei se fortaleció se fueron debilitando el resto de las fuerzas políticas, empezando por las ubicadas en el flanco derecho, como el PRO y la UCR, sus socios más directos. Pero el peronismo no quedó al margen de esta crisis, como lo prueba el colaboracionismo abierto de sus gobernadores y los choques entre CFK y Kicillof.

Así se fue forjando un gobierno bonapartista de derecha, cuyo método político combina los choques y las crisis permanentes con los pactos y tranzas con la «casta», al tiempo de un reforzamiento del carácter represivo del Estado. Milei está obligado a insistir en esa línea, copando la Justicia aunque fuera por decreto, apelando a vetos y queriendo revertir leyes (ahora el aborto) e incluso en un futuro modificando la Constitución Nacional. La crisis de los partidos tradicionales refleja que la clase capitalista apoya al gobierno de Milei, al cual le reconocen su capacidad de avanzar sobre los trabajadores.

Sin embargo el curso económico no está exento de contradicciones. En un cuadro de bancarrota capitalista internacional cualquier modificación importante puede alcanzar para desestabilizar al precario régimen de Milei. De hecho estamos viendo una devaluación significativa del primer socio comercial argentino, Brasil, y también de China, el segundo. Hay un flujo de capitales de los llamados emergentes hacia EEUU en la previa de la asunción de Trump.

Ya están apareciendo, aunque de manera incipiente, divergencias y choques en el seno de la clase capitalista porque el dólar barato y la apertura importadora pueden mandar a la quiebra a una parte importante de la burguesía nacional. Según datos oficiales, ya se contabilizan 12 mil firmas patronales menos en un año y, según la Confederación de Sindicatos Industriales, han cerrado 879 empresas, algunas de envergadura. La crisis industrial avanza a pasos agigantados. Varios pulpos agrarios han defaulteado deudas reclamando devaluación o el fin de las retenciones, algo que impactaría de lleno en la precaria estabilidad fiscal y financiera.

La falta de dólares, dado que el BCRA sigue con reservas negativas, no solo afecta la certeza sobre el pago de la deuda sino también la posibilidad de financiar un crecimiento de las importaciones. En el horizonte, una posible devaluación que vuelva todo a foja cero, con el agravante de una mayor pobreza e indigencia, sigue planteada. E incluso si esta se posterga se plantearán combates de conjunto para los trabajadores, dado que Milei anunció su intención de avanzar en las llamadas reformas estructurales (laboral, previsional, educativa, etc.). Estos choques pondrán a prueba nuevamente la capacidad de los trabajadores de enfrentar al gobierno, mientras se siguen librando combates de retaguardia en los lugares de trabajo, de estudio y en las barriadas.

Los vetos impuestos a las leyes que contienen reclamos populares plantean una cuestión de poder de modo general. Nuestra consigna «Fuera Milei» apunta a subrayar la incompatibilidad entre el gobierno libertario y las aspiraciones populares más elementales. En ese sentido es una consigna de lucha, que a su vez puede jugar un papel en la propia campaña electoral, que será uno de los grandes centros políticos en el año entrante. Ponemos a consideración de la izquierda y de todo el activismo combativo esta consigna para el debate.

En las antípodas se encuentra la estrategia del PJ en todas sus variantes que busca afrontar la etapa sin afectar cuestiones de fondo del régimen de corruptelas y ajustes contra el pueblo. Pudiendo golpear a sus contrincantes macristas con el escandaloso caso de las propiedades no declaradas de Cristian Ritondo (llegarían a 400) y el de las empresas offshore de Santilli, están protagonizando un silencio sonoramente cómplice. El pacto de silencio está a la vista de quien quiera verlo.

Pero no es solo eso, todos levantaron la mano juntos para aprobar por unanimidad en la votación de la Ley Bases el blanqueo de capitales, principal instrumento económico de ingreso de dólares en esta etapa, que premió a mafias narcos y delincuentes de todo tipo. Y fueron por más y CFK les ofrendó la firma del pliego de Ariel Lijo para la Corte a través de la senadora Lucía Corpacci. En el terreno parlamentario dejaron morir el rechazo al decreto 70/23 y también abandonaron el reclamo de modificación de la Ley de DNUs luego de que Máximo Kirchner dijera que no había que patalear contra el veto presidencial a la ley jubilatoria, mostrándose como un defensor de los “derechos” del presidente y no de los derechos de las y los jubilados. Ni que hablar de la colaboración de funcionarios de todo pelaje que provienen de esos espacios pejotistas en cuestiones claves como el Pami y sus recortes crueles a los jubilados. Lejos de enfrentar a Milei, su colaboración sinuosa y disfrazada con discursos opositores se materializó en el inmovilismo fomentado desde las organizaciones de masas que dirigen, incluso y particularmente en el terreno de los DDHH, que están siendo ferozmente golpeados, y en el terreno sindical y social.

Un Congreso del Frente de Izquierda tiene el enorme desafío de caracterizar adecuadamente esta estrategia derrotista y garantista del rumbo capitalista, que le permite a Milei ejecutar políticas que no serán desarmadas por presiones capitalistas como en el pasado ocurriera con las privatizaciones, reformas laborales regresivas, las leyes financieras de la dictadura y otros instrumentos empresariales.

La lucha contra Milei adquiere en la actualidad una importancia internacional. Más allá de ciertas contradicciones inevitables, su gobierno practica un alineamiento automático con EEUU y la Otan en momentos donde se expande la guerra imperialista en Ucrania y la ofensiva del imperialismo en Medio Oriente, no sólo mediante el genocidio de Gaza sino en una escalada regional múltiple del Estado sionista y Netanyahu. El desafío y la gran tarea de la izquierda es luchar para poner en pie a los trabajadores para enfrentar y derrotar al gobierno y reagrupar a la vanguardia sobre la base de la lucha contra la política de la burocracia sindical en todas sus alas sometidas a la interna peronista, por una nueva dirección clasista en los sindicatos.

En la agenda del movimiento obrero y popular para responder a cada golpe, como ahora mismo a la ofensiva contra todos los espacios de la Memoria y los miles de despidos estatales nuevos allí y en otros ámbitos, a las luchas contra los despidos y cierres como Praxair y tantas otras en estos mismos momentos, debemos incorporar la lucha contra las causas penales a todos los luchadores y en particular a decenas de compañeras y compañeros del Polo Obrero y a Eduardo Belliboni y militantes de Barrios de Pie y el FOL por la cual en tiempo récord se prepara un juicio oral con gravísimos tipos penales que es un linchamiento judicial, de los servicios y la Justicia Federal, violentando las más elementales garantías de defensa en el proceso. A la par hemos tenido la condena de Cámara a Alejandro Bodart y la causa penal federal contra Vanina Biasi por defender al pueblo palestino contra la masacre del Estado de Israel. En la misma dirección está la determinación de prisión efectiva a César Arakaki.

El planteo de un Congreso del Frente de Izquierda vuelve a cobrar relevancia en el actual contexto para poner al FIT-U a la cabeza de la iniciativa política. Ante la ofensiva de Milei, la complicidad de las fuerzas patronales y en particular del peronismo-kirchnerismo por su influencia en las organizaciones de masas, una convocatoria movilizadora del FIT-U para intervenir en la situación política, impulsar las luchas e intervenir en la campaña electoral sería tomado positivamente por el activismo combativo.

En segundo lugar ¿Cómo debe definirse la estrategia y los voceros de la izquierda revolucionaria? ¿En elecciones manipuladas por la burguesía o en un debate al interior de las filas de la militancia socialista? En un congreso de este tipo intervienen todos los luchadores que simpatizan con la izquierda en el campo sindical, estudiantil, barrial y piquetero, en los DDHH, en el movimiento de jubilados y todas las organizaciones populares. La vanguardia que está luchando hoy, enfrentando la represión policial, las causas penales, y aún así gana las calles, se organiza en los lugares de trabajo y estudio y en los barrios.

Al servicio de esta orientación el Partido Obrero ha lanzado la consigna “Fuera Milei”. La propuesta del congreso del FIT-U es una manera de proyectarlo como polo político de independencia de clase con el atractivo de una deliberación de la vanguardia. Que, aclaremos, en ningún caso vemos como terreno para dirimir disputas ni de posiciones ni de candidaturas, sino para que una propuesta común en todos los planos surja de ese debate de la vanguardia en un momento tan decisivo de la lucha de clases como el que nos espera en 2025. El frente único de independencia de clase debe tener su correlato en todos los campos, de trabajadores ocupados y desocupados, en DDHH frente al próximo 24 de marzo, en el movimiento estudiantil que despertó en 2024 como hace años no ocurría, en todos los planos de la lucha de clases.

Desde este lugar planteamos la lucha estratégica contra el régimen de Milei. La cuestión del paro nacional y el plan de lucha que hemos levantado como bandera en común en todo momento desde los sectores combativos, el clasismo y la izquierda, también frente a las convocatorias de sectores del sindicalismo peronista, como eje de la lucha por asambleas y plenarios de delegados con mandato, en las universidades, en el proceso que emergió en un momento de asambleas populares, al igual que en las convocatorias por las libertades contra el negacionismo, tiene la enorme función de inscribirse en la preparación de la huelga general. O sea la intervención de la clase obrera en la escena nacional como fuerza social, a la postre la verdadera y única oposición que puede abrir una salida de los trabajadores a la crisis.

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