En la Ciudad de Buenos Aires, 3 personas en situación de calle murieron a causa de las bajas temperaturas. Uno de ellos falleció en Palermo, otro en Retiro, al lado de las vías del tren, y otro en Once. La indigencia creció un 14% durante el último año y continúa creciendo a causa de la política económica oficial que empobrece cada vez más a la población. La desidia por parte del gobierno de la Ciudad contra la gente sin techo le pone el moño a un cuadro donde morir de frío es algo cada vez más habitual durante el invierno.

El gobierno nacional ajusta a esferas públicas fundamentales para la supervivencia de los sectores más vulnerados, como es el caso del alimento para los comedores populares, la salud o la obra pública, menester para la construcción de viviendas populares. Es así como la población se ve cada vez más imposibilitada de garantizar las condiciones básicas para subsistir.

El gobierno porteño informó en abril de este año que habían 3.560 personas en situación de calle, de las cuales 2.235 se encontraban en Centros de Inclusión Social (CIS) y 1.325, en la vía pública. Organizaciones de la sociedad civil, no concuerdan con estas cifras y cuestionan la metodología del Gobierno de la Ciudad, sosteniendo que la cifra real es mayor. Según su relevamiento, en diciembre de 2023 había 8.028 personas en situación de calle en el distrito porteño.

Recordemos que Jorge Macri hizo su campaña electoral despreciando a la gente que tenía que dormir en un cajero automático. Además viene de llevar adelante desalojos a personas en situación de calle sin informar ninguna solución de orden habitacional para ellas. La actividad fue difundida a través de las redes sociales por el jefe de gobierno, que mostró imágenes de esquinas, plazas y demás lugares de la ciudad en los que antes se establecían o dormían personas , ahora, por su accionar, ya no lo hacen. Festejó una suerte de “limpieza humana” para garantizar el “orden” en el distrito.

En paralelo, el macrismo en la Ciudad gobierna para los especuladores inmobiliarios, que construyen torres de lujo como reservas de valor o para utilizarlas como alquileres temporarios, lo que presiona sobre los ya altísimos precios de los alquileres. Esto último, de la mano del congelamiento salarial que aplica el gobierno nacional, expulsa a los trabajadores de la ciudad al conurbano o incluso a las villas, las cuales han crecido exponencialmente, o directamente a la indigencia.

Los desalojos por parte del gobierno de la Ciudad son moneda corriente, como fue el caso de Galería sin Fronteras, en la Villa 31, y nunca van acompañados de la reinstalación de esas familias en una vivienda, simplemente se quedan sin techo. El objetivo era luego rematar el edificio a los más grandes especuladores inmobiliarios, amigos del jefe de gobierno, que amasan fortunas a costa de la emergencia habitacional y a su vez la favorecen, como fue también el caso de la Casa de Santa Cruz.

Las ocupaciones de tierras son hoy la única vía de muchas familias trabajadoras para acceder al derecho elemental de la vivienda, pero el gobierno, lejos de dar una salida, responde con represión y persecución política y judicial contra quienes luchan por trabajo digno, salario igual a la canasta básica y tierra para vivir, como son las organizaciones piqueteras.

Morir de frío en la calle, sin techo y con hambre es la expresión de la vulneración de los derechos más elementales. No podemos permitir que sigan avanzando contra los trabajadores y los más vulnerables.

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