En el aniversario del comienzo de la guerra, el gobierno argentino votó en la asamblea general de Naciones Unidas a favor de la resolución presentada por Ucrania, y respaldada por Estados Unidos y la Unión Europea, que llama a Rusia a una “retirada inmediata, completa e incondicional de todas sus fuerzas militares del territorio ucraniano dentro de sus fronteras reconocidas internacionalmente”.

Se trata de un texto unilateral, porque omite toda referencia a la responsabilidad del imperialismo en el conflicto, empezando por sus bases militares en el este europeo y la expansión de la Otan.

El gobierno de Alberto Fernández da, así, una nueva muestra de buena conducta ante las grandes potencias. Es el mismo gobierno del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y del “superministro” Sergio Massa, de aceitados lazos con la embajada yanqui.

El documento –no vinculante- se aprobó con 142 votos a favor, 7 en contra y 32 abstenciones. Entre estas últimas hay algunas de peso, como China, India, Irán, Pakistán y Sudáfrica. En contra, además de Rusia, se pronunciaron Bielorrusia, Siria, Corea del Norte, Eritrea, Nicaragua y Mali. El imperialismo logró el voto favorable de algunos países que han procurado mantener cierto equilibrio entre los bandos, como Turquía e Israel.

La situación en el este europeo pone en el tapete la necesidad de desalojar a todos los gobiernos responsables de la guerra y abrir paso a gobiernos de trabajadores, en el marco de la unidad socialista de Europa, incluyendo a Rusia.