Políticas

10/9/2024

Neuquén: una provincia jugada a una sola carta

Un “emirato” patagónico: una promesa capitalista de mayor desigualdad social.

Industria petrolera.

Las recientes declaraciones del gobernador de Neuquén ponen toda la esperanza de un desarrollo capitalista en la apuesta extractiva de los hidrocarburos no convencionales. Se promete que para el 2031 Neuquén producirá tanta riqueza como la Pampa Húmeda.

Está claro que esa Pampa Húmeda y su riqueza la concentró una burguesía agrícola-ganadera y financiera, pero jamás significó un salto en la calidad de vida de las grandes masas populares.

Casi un siglo después, en una situación mundial de recurrentes crisis capitalistas, de violentos giros políticos y cambios de regímenes, siete años hacia adelante son una eternidad.

Pero aún si esa promesa de un futuro venturoso económico para la provincia se hiciera realidad no cambiaría la tendencia del presente, sostenido a costa de mayores penurias para la clase trabajadora y las masas populares, y sobre un retroceso civilizatorio.

Lo que queda hacia el futuro hay que analizarlo con lo que ya sabemos del pasado inmediato. No hay ningún indicio que no proyecte, e incluso agrave, la actual realidad provincial.

Superávit financiero, déficit alimentario

En el marco de la mayor producción de hidrocarburos, que supera volúmenes de hace más de 20 años atrás (lo cual no es una comparación como para vanagloriarse), las ollas populares son la noticia que impacta en Neuquén.

El aumento del hambre y la miseria es un dato objetivo. Y, además, el aumento de un fenómeno poco habitual en Neuquén, que es el crecimiento de las personas que duermen en la calle.

Este dato, es un signo inequívoco de familias que no pueden pagar un alquiler, y la parálisis de la obra pública de viviendas. El aumento de “homeless” ha generado incluso un choque entre funcionarios de dos áreas de gobierno. Es un dato que incomoda a todo el gobierno y lo desmiente en sus promesas.

Los datos que el fisco provincial cerró el primer semestre con un superávit que supera los $270.000 millones es un insulto a estas situaciones de mayor hambre y miseria.
Faltando menos de 120 días para fin de año, la parálisis de la obra pública es inexplicable. El presupuesto para el rubro está muy subejecutado. Sin embargo, la propaganda oficial insiste en “los brotes verdes”

Los “brotes verdes”

La mayor producción no convencional está solo en función de la exportación de productos primarios. Y los proyectos que sostendrían el “emirato” por ahora son solo eso: proyectos (o como gusta llamarlo a los optimistas interesados, “brotes verdes”). De allí a que den frutos faltan muchas primaveras todavía.

Los mayores “brotes verdes” en danza son los famosos (porque son dos) proyectos de licuefacción de gas para exportar GNL.

¿Que hay hasta ahora de eso? Solo dos anuncios. Por un lado PAE que ha decidido contratar un barco licuefactor para amarrarlo en alguna zona portuaria (¿cercana a Bahía Blanca?) y a lo sumo estará operativo dentro de tres años por lo menos. Para producir una módica cantidad de GNL, consumiendo unos 11 millones de metros cúbicos por día, solo en los períodos de menor consumo interno, es decir, no operará todo el año. No se construye ninguna planta de GNL en tierra, con sus consecuentes obras anexas.

El otro anuncio es el de YPF S.A. y Petronas en Punta Colorada en la costa de Río Negro, que también consiste en el alquiler de un barco de licuefacción de la empresa malaya. Será la asamblea de accionistas de la petrolera asiática la que defina en el segundo semestre de 2025 si el negocio se hace realidad.

Las fluctuaciones del mercado mundial de GNL demoran la toma de decisiones en firme, además de las plantas de licuefacción que ha entrado en producción o va a entrar próximamente y que anuncian que se puede estar ante una sobreoferta del producto respecto al consumo de los principales importadores (China, Japón y Corea del Sur), cuyas economías han ralentizado su crecimiento (China) o directamente han sufrido crisis (Japón), o quiebras de grandes monopolios.

¿Qué se necesita para que los “brotes verdes” sean realidad?

Para ambos proyectos de licuar gas y exportar, en primer lugar, se necesita la provisión de gas natural hasta el lugar de licuefacción.

Si el proyecto de PAE se ubica en Río Negro el gasoducto San Martín, que viene desde el sur (Santa Cruz), pasa muy cerca. Con una capacidad de transporte de unos 32 millones de metros cúbicos/día, este gasoducto tiene una capacidad ociosa que ronda los 11 millones de metros cúbicos/día para abastecer el barco del proyecto PAE, para una producción modesta de GNL. Pero… estaría operable recién dentro de tres años.

El otro “brote verde”, el de YPF S.A.-Petronas en la costa rionegrina, debería contar con el abastecimiento de gas natural de un gasoducto que aún no existe. O sea, habría que construir un ducto de casi 600 kilómetros desde la zona de Vaca Muerta hasta las cercanías de Sierra Grande.

Si la decisión final de Petronas se tomará recién en la segunda mitad del año que viene, y aún no se están siquiera construyendo los caños, menos la obra en sí (que llevaría si se consigue financiamiento al menos dos años), podría estar operativo el buque licuefactor hacia el 2028/2029. Debe considerarse que se debe realizar una mínima estructura portuaria para el amarre del buque licuefactor. La que existe en la zona no sirve, porque es un muelle mineralero. Mucha obra falta, muchos miles de millones de dólares. No hay frutos a corto plazo.

Hay un tercer “brotecito verde” que es el oleoducto Vaca Muerta Sur, que también exportaría por la zona aledaña a Sierra Grande.

En este caso los caños ya están fabricados por el pulpo Techint, ahora hay que construir el oleoducto de unos 600 kilómetros y las instalaciones portuarias y playas de almacenamiento. O sea también hablamos al menos de un par de años vista para exportar petróleo desde allí.

Con lo cual si todo se concreta, recién hacia en tres o cuatro años se podría exportar GNL y petróleo a partir de los proyectos de “brotes verdes” de hoy día. Pero no se avizora de dónde saldrían los dólares para concretar esos proyectos. La misma provincia, con superávit, con las garantías de las regalías, tiene autorizado tomar 500 millones de dólares de deuda desde hace meses, pero no logra concretar aún pagando tasas usurarias.

El desarrollo capitalista, aún teniendo un éxito pírrico, es mayor miseria, más contaminación, por lo tanto no derrama riqueza hacia las masas populares. Los emiratos no son un ejemplo de progreso social, sino de barbarie y reacción política opresiva.
Solo la nacionalización bajo control obrero de la industria energética puede ser una salida a esta barbarie civilizatoria disfrazada de emirato.

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