Políticas
31/7/2025
Editorial
Octubre queda lejos

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Javier Milei.
A pesar de que la mayoría de las encuestas anticipa un triunfo de las listas de La Libertad Avanza en las elecciones de diputados y senadores nacionales, lo cierto es que el camino hacia octubre es más largo de lo que el gobierno querría. Sucede que incluso aunque las encuestas den cuenta verazmente de la intención de voto de la ciudadanía, cualquier cambio drástico de la situación económica modificaría también el resultado electoral. Después de todo, el modesto triunfo obtenido por la lista de Milei en las elecciones de CABA se debió al rescate del FMI, que con sus casi 20.000 millones de dólares evitó que se espiralice la inflación que venía creciendo desde principios de año. Aun a riesgo de ser contrafáctico, es lícito pensar que otro hubiese sido el resultado si la inflación de abril y mayo rondaba el 5%. Fue lo que pensó la dupla Milei-Caputo cuando salió a pedir el rescate del Fondo.
El problema que enfrenta el gobierno, ahora, es que ese rescate del FMI empieza a quedar corto. Desde el levantamiento del cepo para personas físicas anunciado a mediados de abril, el ritmo de la fuga de capitales va en ascenso. Es probable que cuando se conozcan los números finales de julio, el acumulado en estos 3 meses y medio ronde los 9.000 millones de dólares. A esta compra de dólares hay que sumarle los gastos en tarjetas de crédito en el exterior, que engrosa la factura y la acerca a los 10.000 millones de dólares en total. El gobierno trumpista, jugado a defender a su pollo libertario en la Argentina, le ordenó al FMI que entregue el desembolso de 2.000 millones de dólares que faltaba, a pesar de que el gobierno no cumplió con las metas a las que se había comprometido. Pero, aunque suene mucho, los 2.000 millones de dólares no llegan a cubrir la compra de particulares en un mes. Mucho menos, claro, los vencimientos de pago de deuda en dólares -pública y privada- que hasta fin de año se estiman en 10.164 millones -incluyendo las del gobierno nacional, las provincias, Bopreales del BCRA y obligaciones negociales de las empresas.
A estos vencimientos en dólares se deben sumar los nominados en pesos. En una economía sin cepo, la posibilidad de pasar de una moneda a otra carece de obstáculos. Por eso el gobierno ha debido aumentar a niveles estrafalarios la tasa de interés, aun a riesgo de golpear más la actividad económica y afectar el único consumo que mostraba algún dinamismo, que era el de los bienes durables comprados mediante crédito. Pero el aumento de la tasa, hasta el momento, no le ha permitido al gobierno lograr sus objetivos. Este martes debió subir la tasa al 65% anual, cuando la inflación esperada ronda el 20%, pero así y todo logró renovar solo el 75% de los vencimientos. El resto, unos 2,8 billones de pesos, quedó fuera de la renovación, por lo que se prevé una mayor presión sobre el dólar. Tampoco sirvieron las cuantiosas operaciones con el dólar a futuro. Esta situación podría incluso agravarse: de acá a octubre los vencimientos de la deuda en pesos rondan los 45 billones de pesos, un equivalente al 5% del PBI. Con tasas estrafalarias del 65% los gastos en pagos de intereses son directamente explosivos y pueden dinamitar el superávit fiscal, incluso aunque el gobierno continúe con su maniobra de no contabilizarlos. De paso señalemos que un gobierno que utilizó como eje central de su campaña el ataque a la emisión monetaria, esta suba de intereses compromete una emisión futura con consecuencias fuertemente inflacionarias.
El buey y la biblia
En este cuadro de fragilidad económica el gobierno debió tirar la chancleta en la Sociedad Rural anunciado la rebaja de retenciones a las exportaciones de carne y de granos. En la previa, los funcionarios de Milei habían jurado que no lo harían, pero debieron recular por la presión de los ruralistas, que no solo podían mostrar su hostilidad en el acto de apertura con la presencia del propio Milei, sino especialmente sentándose sobre la cosecha y frenar toda la liquidación de ventas al exterior, con su consecuencia directa en el bloqueo al ingreso de dólares. La expectativa del gobierno, sin embargo, es difícil que se cumpla dado que el capital agrario hizo ventas récord en junio para aprovechar la rebaja transitoria de las retenciones que vencía a fin de mes. Ahora lo más probable es que esperen pacientemente una nueva devaluación, para mejorar los precios en pesos de los granos acumulados.
La desesperación por conseguir dólares llevó al gobierno a tomar una medida que impacta en el superávit fiscal, que es presentado recurrentemente como el “ancla” del plan económico. Según Héctor Huergo, el especialista agrario de Clarín, la rebaja de retenciones equivale a unos 2.000 millones de dólares que dejarán de entrar al fisco. Se trata de una cifra que cubre buena parte del aumento jubilatorio votado por el Congreso y que Milei se apresta a vetar junto con otras leyes, como la que reconoce algunos de los derechos a las personas con discapacidad. Se ha pasado por alto, además, que el gobierno no anunció cómo cubriría esta resignación de ingresos, aunque vista la experiencia es de prever que será con más ajuste contra los trabajadores, la salud y la educación.
Para llevar adelante este ajuste recargado no alcanza el respaldo que le dio el capital agrario. No existen vasos comunicantes entre los ruralistas y la población más pobre de las ciudades, que sufre la motosierra criminal, que sirvan como contención ante un empeoramiento del clima social. Ese recurso, el gobierno lo ha ido a buscar a las iglesias evangélicas, que han sido las grandes protagonistas de los últimos actos del presidente, tanto en el Chaco, donde fue a inaugurar un templo construido con fondos dudosos, como en la Derecha Fest en Córdoba, donde a falta de un pastor hablaron tres. El evento “más antizurdo” se transformó en un cónclave del oscurantismo. Así, los “libertarios” se empiezan a asemejar al bolsonarismo, apoyado en la triple B del Buey (capital agrario), la Biblia (los evangelistas) y la Bala (el ejército y la policía) que, con el rearme llevado adelante por el gobierno con la compra de material de guerra y la entrega de la cabeza de lista de la estratégica tercera sección electoral a un comisario, se transforma en una base de apoyo para enfrentar a los trabajadores.
El rejunte de los gobernadores y el PJ sin GPS
Las concesiones del gobierno nacional al capital agrario no acallaron, sin embargo, el reclamo por la eliminación de las retenciones de muchos sectores de la propia Sociedad Rural. A esto se suma el reclamo de más obra pública, la cual reducen al mantenimiento de la infraestructura para que puedan mover la cosecha o el ganado.
Para pelearle al gobierno el apoyo de este sector del capital se lanzó un frente de gobernadores, que reúne a los mandatarios de Córdoba, Santa Fe, Jujuy, Chubut y Santa Cruz. Lejos de representar una alternativa contra el ajuste contra el pueblo, el documento que dieron a conocer no solo defiende la motosierra de Milei, sino que se jactan de haberla aplicado en sus propias provincias. Hay que reconocerles que en este punto al menos no faltan a la verdad. Alcanza con ver la reforma previsional que realizó Pullaro en Santa Fe, que fue mucho más lejos en liquidar derechos previsionales que lo que pretende el propio Milei. Su planteo de reforma fiscal se limita a disputarle al Estado nacional el reparto de los impuestos, pero sin tocar el esquema regresivo del sistema impositivo. Es más, pretenden hacerlo aun más regresivo, ya que le exigen al gobierno la eliminación de las retenciones al capital agrario.
El acuerdo tiene mucho de rejunte, dado que no compromete el armado de listas comunes en sus respectivos distritos. En cambio, parece caotizar más la crisis de los partidos, ya que los gobernadores firmantes responden a fuerzas políticas distintas. Dos gobernadores son de la UCR, uno del PJ, uno del PRO y otro de un partido provincial. De acá se deduce que el gobernador radical de Santa Fe no apoyaría a los radicales de Córdoba sino a la lista del PJ; o, por ejemplo, que el PRO de Chubut apoyaría al PJ cordobés en vez de a la lista del PRO o en la que éste participe en Córdoba. Un armado de este tipo podría ser rápidamente desarticulado por el gobierno nacional mediante negociaciones bilaterales.
En su documento, estos cinco gobernadores llamaron al resto de sus pares provinciales a sumarse. Ya en el pasado, Kicillof hizo saber que estaba interesado en un frente de este tipo. Podrían juntos tocar las nuevas partituras que viene promocionando sin más precisiones que el propio ajuste que aplica a los docentes y trabajadores de la salud de la provincia de Buenos Aires. Sin embargo, no hay que apresurarse. El futuro de este armado dependerá de la marcha de la crisis económica y en cómo ésta impacta en los alineamientos de los propios capitalistas.
Cristina Kirchner, desde San José 1.111, bajó la orden de seguir un camino similar. A la tropa que le responde le ordenó armar listas comunes con los gobernadores peronistas de Tucumán, Catamarca, Salta y Santiago del Estero, a pesar de su colaboracionismo explícito con Milei. Las nuevas partituras se van poniendo de moda.
Sería oportuno saber la opinión de Juan Grabois sobre estos enjuagues, pues hasta ahora su crítica se limita a cuestionar que Massa encabece la lista de diputados nacionales de la provincia de Buenos Aires. Mientras tanto, puso a su gente en las listas provinciales, encabezada por los punteros de los barones del Conurbano en nombre de defender al gobierno de Kicillof, al que reivindicó como su gobierno. Debieran tomar nota los docentes bonaerenses que vienen de protagonizar paros masivos o los trabajadores de la salud que han realizado sus propios reclamos. Grabois ha dejado claro cómo entiende su reclamo de “pureza”. Sus últimas declaraciones apuntan a un frente con Lousteau y a un rescate de Martín Guzmán, el ex ministro de Economía de Alberto Fernández que fue el artífice directo del acuerdo con el FMI.
La campaña que se viene
El derrotismo del peronismo debe ser combatido con un programa de lucha contra el gobierno nacional y también contra los gobernadores del ajuste. El camino a octubre, cruzado por contradicciones explosivas, planteará oportunidades políticas y de lucha que solo podrán ser aprovechadas por quienes formulen un rechazo frontal a la ofensiva capitalista en curso. El apoyo popular logrado por luchas como la del Hospital Garrahan demuestra el potencial que existe para enfrentar al gobierno. Solo una burocracia sindical vendida y corrompida hasta la médula puede dejar pasar luchas de este alcance para intentar revertir la correlación de fuerzas entre las clases en el país.
Los meses que tenemos por delante hasta octubre plantearán la necesidad de combinar las acciones de lucha con la campaña electoral, o, dicho de otro modo, valerse de la campaña para reagrupar a la vanguardia obrera y popular y movilizar a los trabajadores contra el ajuste en marcha. El Encuentro convocado por una docena de sindicatos combativos para el próximo 16 de agosto ofrece una oportunidad única para reagrupar a la vanguardia obrera, con el planteo estratégico de superar definitivamente a la burocracia sindical y movilizar a la clase obrera contra el gobierno y las patronales.
El impulso a este Encuentro va de la mano de la campaña electoral en la provincia de Buenos Aires del próximo 7 de septiembre. Las listas del Frente de Izquierda que encabezan Romina Del Plá y Nicolás del Caño en la primera y tercera sección electoral expresan por su programa un agrupamiento de fuerzas independiente de todas las variantes patronales. Llamamos a desarrollar esta campaña que será preparatoria de las jornadas decisivas que se aproximan.

