Políticas

18/1/2024

Para Pettovello los trabajadores son capital y las familias una fábrica

La ministra, a cargo del área social, educativa, cultural y laboral que denomina “capital humano”, integra la mesa súperchica del poder junto a Milei y su hermana.

Pettovello y Milei.

La ministra Sandra Pettovello, a cargo del área social, educativa, cultural y laboral que denomina “Capital Humano”, integra la mesa súperchica del poder junto a Milei y su hermana.

Sus pergaminos son ser “licenciada en Ciencias de la Familia por la Universidad Austral y querer aplicar en el país su idea de capital humano –en homenaje al profesor de la Escuela de Chicago, Gary Becker– y tener la botonera para cambiar el modelo de asistencia social” (La Nación, 16/1/2024).

Gary Becker fue un gran troglodita, representante de la Escuela de Economía de Chicago, sorprendentemente premio nobel (1992) y Medalla Presidencial de la Libertad, “el más alto honor civil de Estados Unidos”. Al entregarle la medalla de la libertad en la Casa Blanca en el 2007, el presidente George W. Bush dijo que, al aplicar su trabajo a las políticas públicas, Becker se había convertido en “uno de los economistas más influyentes de los últimos cien años” (Clarín, 8/12/2016).

Este economista es venerado por el capital por su teoría de que hay que darle un contenido económico a todo, incluso a aquello que no es económico, como por ejemplo, el amor por los hijos, que deben ser considerados como una oportunidad en función de los dividendos futuros que producirán de acuerdo con la inversión que cada familia pueda colocar en ellos. Becker fue aplaudido porque de esta manera se utilizaba el mercantilismo para todo; aplicaba la economía a todas las cuestiones de la vida cotidiana.

“Un ejemplo de ello fue su teoría sobre la cuestión del racismo. Becker sostenía que para entender mejor cualquier forma de discriminación, es necesario cuantificar lo que la gente está dispuesta a pagar para evitar la compañía del otro. Su conclusión fue que el responsable de la discriminación se perjudica tanto como la víctima (¡el esclavista la pasa peor que el esclavo!). “Cada vez que discrimino –si me niego a contratar a un negro y contrato a un blanco, cuando ambos son igualmente productivos pero el negro es más barato– pierdo”, dijo en una entrevista con la revista Modern Maturity en 1993 (Clarín, ídem).

¡Viva el régimen racista, porque así consigo obreros más baratos!

Otro botón de muestra: su planteo de que los delincuentes optan por delinquir en función de que logran más utilidades de las que podrían obtener en un contexto de desenvolvimiento legal, ponderando posibilidades de ser detenidos, duración y dureza de las penas, etc.

Con la misma arbitrariedad que en los demás temas ya mencionados, Becker estableció que esas decisiones, que para algunos aparecen como irracionales, entran dentro de la lógica de la oferta y la demanda, en la medida en que para desenvolverse en el ámbito legal en una buena profesión se necesita una educación importante, por lo cual la tendencia a la delincuencia existe especialmente dentro de los sectores pobres y marginales de la sociedad. La estigmatización de la clase obrera no podría estar mejor representada.

Becker llevó el concepto de la maximización de beneficios no solo al plano de los sentimientos, el amor, los criterios seleccionados para formar una pareja o la actitud frente a los hijos. Es el mentor de la legalización de la compra y venta de órganos.

Becker es el maestro, además, de todos los economistas ultrareaccionarios de Cema (Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina), del que es parte, entre otros liberfachos, la canciller Diana Mondino.

En una jornada organizada por la facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Salta, un expositor de Cema, que disertó sobre el tema “La economía de la donación de órganos”, siguiendo los pasos de Becker, defendió la tesis varias veces repetida por el actual presidente: “Nuestra solución está basada en la utilización del mecanismo de los precios, pagar por órganos. Los incentivos importan”(Julio Elías, profesor de la Universidad del Cema).

De esta forma, Becker le dio un plus a la teoría clásica de la oferta y la demanda. La hizo, si se pudiese, más clasista. Según este personaje, la ley de la demanda no responde a que el consumidor es un maximizador racional de beneficios, sino a la escasez de recursos que enfrentan las personas.

No por nada otro premio novel de los Chicago Boys, George J. Stigler, consideró que Becker “bien puede pasar a la historia como el principal artífice del diseño de una verdadera ciencia general de la sociedad”.

Con esta figura inspiradora, Pettovello despliega su “política social”.

La familia patriarcal, la familia “eficiente”

Probablemente, el aspecto más reaccionario de los postulados de Becker resida en el “Tratado sobre la Familia”, escrito en 1981. De estas “máximas” se alimenta la política social de Pettovello, que no son ninguna novedad.

“Becker, fiel al paradigma neoclásico al que adscribía, parte de la idea de familia dominante en la sociedad capitalista moderna. Se trata de una unidad sin conflicto en su interior, un núcleo pequeño (padre/madre e hijas/os), como lugar del cuidado y de lo afectivo, separado del lugar de la producción. Es una familia monogámica, heterosexual, donde la mujer-casada cuidadora se dedica a las tareas domésticas y de atención de las/os hijas/os y el varón-casado proveedor se dedica a actividades en el mercado. La considera el tipo de organización familiar más ‘omnipresente’ en cuanto a su división del trabajo, y la expresión más elevada en la evolución de la organización familiar. De este modo refuerza la concepción de la familia burguesa nuclear como universal, es decir, como la división más racional y por tanto más eficiente” (Claudia Cecilia Anzorena, Kairos, Revista de Temas Sociales, Nº 24, noviembre de 2009).

Mientras en las familias burguesas más adineradas la mujer puede adquirir la posibilidad de ejercer roles más vinculados con las actividades del mercado, en los estratos más pobres y especialmente en los países atrasados, la mujer está más encajonada en el rol reproductivo que, estos neoclásicos liberfachos, colocan en el terreno de la maximización de las posibilidades de la mujer y por lo tanto como un proceso de intercambio libre al interior de la familia, considerada así como una pequeña fábrica que diversifica los roles.

Para el maestro inspirador de Pettovello, las mujeres “han venido dedicando voluntariamente mucho tiempo y esfuerzo a la crianza de sus hijos, porque desean que las elevadas inversiones biológicas llevadas a cabo en capital de procreación de los hijos den su correspondiente fruto. Adicionalmente, una madre puede alimentar y cuidar más fácilmente a los hijos mayores mientras engendra otros hijos que mientras participa en otras actividades” (Becker, 1987).

El planteo de los libremercadistas yanquis que representa el pensamiento del tutor intelectual de Pettovello es además una reacción moral contra el avance de los derechos de la mujer desde la década del ’60, que envuelve con falsos planteos éticos el lugar de las mujeres, a las que acusa de haber abandonado su rol esencial de reproductoras.

En función de este horizonte para la mujer trabajadora pobre es que el esquema de los Becker, Fridman, Stigler y cía incluye, frente a la pauperización creciente de las familias obreras, las políticas compensatorias, lo que en Argentina se conoce como planes sociales, pero imponiendo la contraprestación reproductora de la mujer trabajadora. La política social de los “Chicago Boys” suma, incluso, la formación específica para ello.

“De este modo, no llama la atención que los planes compensatorios tengan como objetivos temas relacionados con mejorar la nutrición, subsidios para desempleadas/os, prevenir enfermedades, fortalecer el vínculo familiar, etc., y que generalmente se dirijan o accedan concretamente mujeres, cuidadosamente seleccionadas: madres con niños/a a cargo, desempleadas o subempleadas, ‘jefas de hogar’ (Claudia Cecilia Anzorena, ídem).

Cuando Pettovello enarbola la máxima “el/la que corta no cobra”, es decir, no come, lo hace en especial para atacar a la mayoría de quienes integran el movimiento piquetero y especialmente a las compañeras mujeres que, organizadas independientemente, vulneran todos los códigos de la “política de familia” de la liberfacha.

Lo de Pettovello carece de toda originalidad. Ya fue puesto en práctica -en medio de la crisis del 2001 -e inclusive antes- por el operativo de regimentación de las “manzaneras” de Eduardo y “Chiche” Duhalde que, por supuesto, a diferencia de las compañeras del movimiento piquetero con el Polo Obrero a la cabeza, no resolvían sus acciones en asambleas, ni se movilizaban, ni luchaban. Eran un aparato de regimentación de los barrios al servicio del régimen hambreador del PJ de la década del ’90.

El odio a las mujeres pobres que rechazan las premisas de los Becker-Pettovello-Milei se expresa de forma más grosera en el exabrupto del -valga la redundancia- bruto de Ramiro Marra, que insulta a las luchadoras que llevan a sus hijos a las marchas y acampes y los amamantan a plena luz del día en forma pública.

La Iglesia Católica, los evangelistas y la educación

El modelo de asistencia social que desvela a Pettovello quiere arrebatar a los sectores clasistas, de izquierda y revolucionarios su autoridad al interior del movimiento piquetero, que es vanguardia en la lucha contra el ajuste capitalista en la Argentina. Lo propio vale en el terreno de la educación, en el cual los sectores antiburocráticos y clasistas (sindicatos y seccionales multicolores) juegan un gran papel de organización en la defensa de la educación pública y de los reclamos docentes.

Lo expresa claramente el diario La Nación (16/1) cuando señala que “cerca de Pettovello aseguran que quiere cultivar relaciones con algunos actores vinculados a su área, pero no con todos. A los movimientos sociales no dio ni señales de querer recibirlos. Por el contrario, apenas asumió, buscó golpearlos”.

Por el contrario, el diario mitrista destaca que “la ministra busca empoderar a la Iglesia y los movimientos evangélicos en su rol asistencial”. Este mezquino objetivo fue el motivo por el cual “la ministra decidió que los productos que habían sido comprados por la gestión anterior para el reparto de cajas navideñas (en el Ministerio de Capital Humano aseguran que solo eran budines, garrapiñadas y turrones en malas condiciones de almacenamiento) fueran repartidos a entidades religiosas” (La Nación, ídem).

La designación de Torrendell como secretario de Educación, un hombre de la Pastoral Social de la Iglesia católica, está completamente al servicio de esta orientación, contraria además a la instrumentación de una educación sexual integral científica y laica, y al conjunto de los derechos y conquista del movimiento de la mujer.

El 24, trabajadores de la educación, piquetes y cacerolas, todos a la calle

Igual que el 20 de diciembre, las y los trabajadores desocupados estarán en la calle en la jornada de paro nacional arrancada por las bases obreras a la CGT. La comunidad educativa y la docencia combativa serán parte, y el 20 de enero, en el plenario de trabajadores ocupados y desocupados convocado por el Sutna y el Frente de Lucha Piquetero, estaremos muchas y muchos organizando una columna independiente para poner en pie un movimiento de defensa de los derechos sociales y educativos de la familia obrera, unidos al conjunto de los trabajadores planteando la necesidad de un plan de lucha con continuidad que derrote definitivamente a los Milei-Pettovello y sus cómplices.

https://prensaobrera.com/politicas/la-derrota-del-plan-motosierra-solo-puede-venir-por-la-intervencion-de-los-trabajadores

https://prensaobrera.com/movimiento-piquetero/milei-escondio-los-productos-navidenos-para-los-comedores-populares