Mientras seis de cada diez niñes del país pasa hambre y el gobierno monta una infame persecución judicial contra las organizaciones que se rompen el lomo para sostener comedores en las barriadas más humildes, el Ministerio de Capital Humano tiene encanutados desde hace al menos medio año unos cinco millones de kilos en alimentos.

La indignante noticia se difundió el mismo día en que, con carretillas, las organizaciones piqueteras le llevaron a la ministra Sandra Pettovello todas las rendiciones hechas por los comedores populares al Estado y listados con las familias inscritas en los barrios pidiendo acceder a una ración de comida.

A través de un pedido de acceso a información pública, el portal El Destape reveló que fuentes oficiales comunicaron que hay en los depósitos del ex Ministerio de Desarrollo Social más de tres millones de kilos de yerba mate, más de un millón de kilos de leche en polvo, casi medio millón de litros de aceite, entre miles y miles de kilos de puré de tomate, garbanzos, harinas de trigo y maíz, arvejas, arroz, entre otras mercaderías.

Como las propias páginas oficiales constatan que no se hizo ninguna compra de alimentos desde la asunción de Javier Milei como presidente, los alimentos están encanutados desde hace al menos seis meses, por lo que presumiblemente están próximos a vencer -si no lo hicieron aún. El hecho fue reconocido por el vocero presidencial, Manuel Adorni, en conferencia de prensa.

El acopio de comida hasta su pudrición es otra manifestación de la casta podrida que nos gobierna, empecinada en bajarle impuestos a las multinacionales y gastar el presupuesto del Estado para viajar a sacarse una foto con Trump o a pelearse con el mandatario español, mientras al compás de la inflación se derrumba hasta el consumo de alimentos: la Came registró en los primeros cuatro meses de 2024 una caída del 23,8% en las ventas minoristas de artículos alimenticios. Para ser claros, en Argentina la población redujo un cuarto de sus gastos en nutrición.

Es para avanzar en una agenda hambreadora que Milei, Pettovello y Bullrich se lanzaron a intentar quebrar la organización de las trabajadoras y trabajadores de las barriadas, difamándolas como si fueran asociaciones ilícitas. Hicieron allanamientos,, pincharon teléfonos, montaron una miserable campaña mediática atacando a referentes de las agrupaciones, pero no pudieron probar el menor delito. En realidad, nada les importaba si había corrupción; es simplemente un ataque, de parte de un elenco de delincuentes, verdaderos extorsionadores (“el que marcha de queda sin plan social”) y malversadores de fondos (en especial Caputo, a quien Milei acusaba hasta hace poco de haberse “fumado” ¡15.000 millones de dólares del Banco Central!).

El hecho de que las organizaciones barriales sean identificadas como piqueteras es una manifestación de que la asistencia social fue arrancada a los gobiernos anteriores con la lucha. Será por ese camino, reforzando las asambleas, la solidaridad y la unidad de trabajadores ocupados y desocupados, que van a derrotar esta nueva ofensiva del Estado capitalista.

Basta de hambre. Que Pettovello entregue los alimentos a los comedores populares. Abajo todo el plan de Milei y el FMI.

“Carretillazo”: comedores populares muestran sus rendiciones y reclaman que Pettovello deje de robarse la comida

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