Políticas

4/10/2023

¿Por qué Vanina Biasi?

Apuntes sobre una candidata de la clase obrera argentina.

Foto: Fede Imas @ojoobrerofotografia

El local del Partido Obrero en el Frente de Izquierda radicado en Moreto 8, en las cercanías de Parque Avellaneda, recibe un mitin de campaña. La temática es concreta: los desafíos del movimiento de mujeres en la actual situación política. Posiblemente Vanina Biasi anticipe lo que va a pasar, pero es seguro que no lo sabe. En las mochilas todavía no hay un sinfín de pañuelos de tela ni la “ola verde” es parte de la normalidad. Pero una dirigente, entre otras cosas, es eso. Una persona que caracteriza de forma concreta.

La charla avanza y la pibada la escucha. Vanina dice, en pleno 2014, como si anticipara a dos sectores que darán que hablar, que el movimiento piquetero educó y fue el que más hizo por los derechos de las mujeres en este país. Resume, con facilidad, dos cualidades: saber decir algo bueno y cantar las cuarenta. A la vez.

Jorge

Biasi fue la única candidata a jefa de gobierno que impugnó la candidatura de Jorge Macri, actual intendente en funciones con licencia del partido bonaerense de Vicente López, y se dedicó a dejar en claro por qué lo hacía. No había en un hecho singular ni una chicana efímera: Vanina se negó, incluso, a que el hecho tomara la dinámica del canto: “¿de qué barrio sos?”.

Vanina impugnó al primo de Mauricio por la misma razón por la que el resto no lo hizo: denunció una estructura política completa al servicio de determinados negociados. ¿Acaso Vanina fue más sagaz o más inteligente que el resto? Posiblemente sí, pero no es el punto: los “halcones” del PRO buscaron que la caja propia, como tratan a su conducción de Uspallata, quedara en familia. Esto de por sí dice mucho. No es un problema de domicilio sino de concepción política y orientación social: la caja del Estado es de los jefes, no del pueblo.

Ni Martín Lousteau, ni Leandro Santoro, ni Ramiro Marra pudieron ni se sintieron interpelados por una acción política de este tipo, en tanto todos participan en mayor o menor medida de la misma lógica: el suelo porteño es atendido para sus dueños, no para los laburantes. Por eso el exembajador de Macri en Estados Unidos es parte de su mismo armado. Por eso los otros dos formaron o forman cogobiernos de distinta índole: el peronismo le sirvió al PRO la privatización de terrenos para Irsa, la creación de la Agencia de Bienes del Estado para entregar tierras públicas, la creación del Distrito Joven; y el actual broker ahorrador en latas de atún ni siquiera lo critica.

La diferencia, entonces, no es geográfica sino política. Vanina impugnó a Jorge porque es Macri. Y Macri es todo un régimen en la ciudad.

Piquetera

“Yo soy piquetera vieja”. Vanina lo dice en una entrevista de Twitch el 25 de septiembre pasado, es decir, dos días antes del debate del Canal de la Ciudad. Lo de la candidata del FIT-U no es una calificación autoproclamatoria sino una reivindicación principista: siempre hay que estar con el pueblo que lucha. Vanina, en esa misma entrevista, defiende el derecho a la protesta e indica que quienes se enojan con los piquetes hablan de eso porque sus políticas generan pobreza y quieren ocultarlo: quieren pobres sumisos con represión. Ser piquetera es no ser mascota del poder.

“Por favor, denle vacaciones a Vanina”. La frase viene de una compañera de militancia, en un grupo de WhatsApp. La frase irreal viene como una conclusión lógica: Biasi, en un día, fue a un debate en una escuela, atendió medios, participó de una movilización junto a los trabajadores del Subte que pelean por condiciones laborales, salario y contra el asbesto en sus formaciones, y participó de una merienda con organizaciones populares en la Villa 21 24, en la que dio cátedra sobre la defensa del derecho a la protesta.

Si alguno piensa que la política, para una trotskista como ella, es una carrera, tira la pelota a la segunda bandeja: Vanina es laburante, no-docente de la UBA, dirigente gremial clasista y combativa, y la militancia es una herramienta genuina de lucha y transformación social. Aquello la diferencia, fácilmente, de aquellos candidatos que ven “la función pública” para enriquecerse y hacer su vida, que provienen de familias multimillonarias o hacen plata con acciones de multinacionales en la bolsa.

Pero también, la diferencia está en la trayectoria política: Vanina es integrante de una juventud que en los '90 se puso en pie de lucha por Walter Bulacio, contra la privatización de la universidad, que estuvo con Darío y Maxi en el puente. Esa construcción está en las antípodas de candidatos que, hoy peronistas, reivindican a personajes como el exrector de la UBA Oscar Shuberoff y eran radicales cuando gobernaba la Alianza.

Es 27 de septiembre. Noche. Ramiro Marra dice que los piquetes son ilegales y que le da pudor una mujer que amamanta.

-¿Y a vos qué carajo te importa? -retruca la piquetera vieja, casi sin micrófono e incumpliendo las reglas de la discusión.

Y así Vanina Biasi, por un momento y por siempre, somos todos.

Útil

Las propuestas para cambiar una ciudad las tiene la izquierda. No por autobombo sino por determinación de clase: ¿quien más habla de regulación al precio de los alquileres y necesidad de un impuesto a la vivienda ociosa? ¿Quién más promete un verdadero plan de construcción de viviendas para venta popular? ¿Acaso alguna otra fuerza camina por todas las villas de la ciudad y se pone en pie de lucha, como Vanina, por la urbanización de cada una de las barriadas o denuncia el incumplimiento de la comida para los comedores de cada lugar? ¿Qué sector político, si no, plantea la necesidad de aumentar el presupuesto para educación y salud, de sacar a los que se enriquecen con los negociados de las obras sociales, de pasar a los enfermeros a la carrera profesional y tantos otros reclamos populares?

El voto a la izquierda muchas veces es desprestigiado por escasez de utilitarismo: dicen que no sirve. El caso de estas elecciones muestra más bien lo contrario. Primero, porque desde el punto de vista de la llegada al gobierno, ningún voto es útil, en tanto no hay forma de que un desplazamiento hipotético rompa la victoria de Jorge Macri en la elección. Además, un potencial ballotage se logra, si el votante quiere, no votando al candidato de Juntos por el Cambio.

Segundo, y por sobre todas las cosas, el voto a Vanina aparece incluso como más útil que nunca. Si importancia es política: frente a un potencial gobierno del PRO y el grupo de Milei (en una modalidad que, como dijimos, antes realizaron los Macri y Larreta junto con los K y el PJ), la necesidad de que haya una izquierda fuerte toma forma: sólo así puede atenuarse un corrimiento de la agenda a la derecha, presentando los temas y debates que solamente la izquierda pone arriba de la mesa.

Al FIT-U, por qué negarlo, le faltan votos pero le sobra calle: puede plasmar una fuerza como ninguna otra en defensa de los derechos de cualquier trabajador en cualquier parte del país y la ciudad. Un apoyo político a esa necesidad adquiere una relevancia de peso. Es un voto que les duele a los dueños del poder.

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Amigos

La pibada que tantas veces escuchó a Vanina, como esa tarde de Moretto 8, ahora la ve en un debate prime time. Se acuerda, como si fuera fácil olvidarse, que la joven militante de causas populares, la piquetera vieja, la no-docente clasista y combativa, puede siempre salir con una nueva y cantar las cuarenta. Es sencillo. Sale.

-Vos querés que los trabajadores sean dueños pero criticás a los dueños actuales -le indica Jorge Macri- ¿cómo conviven esas dos cualidades?

-Yo no me meto con los pequeños propietarios. Me meto con tus amigos, Macri.

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