Políticas

26/8/1987|196

Petróleo - PJ

Porqué el justicialismo es agente de la "patria petrolera"

Los anuncios efectuados sobre reestructuración del mercado petrolero son positivos. El tratamiento del crudo a valores internacionales y una liberalización de las exportaciones e importaciones puede tener efectos importantes, siempre que se realicen a corto plazo.” (Domingo Cavallo, candidato a diputado por el justicialismo cordobés y ex-presidente del BCRA bajo el Proceso. Prensa Económica, agosto de 1987).

“Acordamos con el lanzamiento del Plan Houston y las modificaciones que acaban de anunciarse.” (Herminio Sbarra, secretario de Energía del último gobierno peronista en una conferencia con empresarios petroleros. Página 12, 2/7/1987).

“Apoyamos la transformación del sector petrolero identificado con las orientaciones que el gobierno viene promoviendo en la materia y que parten de la libertad de transacciones de petróleo crudo.” (Alieto Guadagni candidato justicialista en un trabajo reservado presentado a la convención anual de banqueros —ADEBA). Según Clarín (21/8) que publica un extracto del informe, “la propuesta del especialista justicialista coincide con el proyecto del Ministro de Obras Públicas, Pedro Trueco y las propuestas de Alfonsín.”

Lejos de las tribunas y de las cámaras de televisión, los candidatos y especialistas peronistas explican a los “interesados”, es decir a los pulpos y a los banqueros, que su política energética es la misma, como dos gotas de agua, que la del radicalismo. También los renovadores quieren ser “confiables”.

La política energética radical-peronista

¿Cuál es la “transformación sector petrolero” llevada adelante por el gobierno que tanto entusiasma a los peronistas?

En primer lugar, el aumento de los precios del crudo y sus derivados hasta alinearlos con los valores internacionales (aplaudido por Cavallo). De esta manera, el Estado asegura a los pulpos una fenomenal tasa, de beneficios y una carestía infernal para la población.

En segundo lugar, el gobierno les asegura el copamiento del mercado local por parte de esos mismos pulpos lo cual significa, obviamente, la destrucción de YPF. Entre los recientes anuncios del gobierno radical figura la entrega a las multinacionales de áreas actualmente en explotación por YPF y el monopolio de la exploración (es decir de la explotación futura). Asimismo, mediante la liberación de la importación de crudo (aplaudida por todos los especialistas peronistas) se desplaza a YPF del mercado de destilación y comercialización.

Finalmente, el gobierno ha anunciado la fragmentación de YPF en cuatro áreas operativas, las cuales podrían ser objeto de privatización separada (como ya lo fue el área de comercio exterior con la creación de Interpetrol, empresa mixta en la que YPF es socio minoritario) incluso por la vía de la “capitalización” es decir, no a cambio de dólares sino de títulos fraudulentos y desvalorizados (el Chase Manhattan y el Citibank han demostrado su interés en la capitalización del sector petrolero).

El alineamiento sin ningún tipo de cortapisas, del peronismo con las propuestas gubernamentales significa su alineamiento con las multinacionales imperialistas.

Abandono del nacionalismo económico

¿El peronismo, por boca de sus candidatos, ha abandonado entonces sus tradicionales banderas del nacionalismo económico? Solo en parte, lo mismo vale para la UCR. Es que bajo la protección estatal surgieron poderosos trusts “nacionales” (Pérez Companc, Fortabat, Bridas, etc.) que rápidamente se asociaron al capital imperialista.

El estatismo burgués cumplió su papel específico de impulsar al capital, ahora naturalmente retorna la explotación económica a su forma "pura", bajo el capital privado. En el estatismo como en la privatización, están presentes los intereses de la burguesía nacional, la cual desde el vamos ha caído bajo la dependencia del capital internacional. El programa del peronismo renovador refleja los límites insalvables del nacionalismo burgués, que sólo en la fantasía de los “izquierdistas” es capaz de superar los límites de la propiedad privada y la consecuente conexión de ésta con el imperialismo. Ahora los Grosso, Cafiero y De la Sota son naturalmente los abogados de estos patrones y ésta es la base social común del meneado gobierno de coalición postelectoral.

Fuera el imperialismo, por un gobierno de trabajadores

Si algo han demostrado, estos cuatro años hasta el hartazgo, es que los patrones y sus partidos son absolutamente incapaces, no ya de frenar, sino aún de enfrentar el saqueo y la penetración imperialistas. Antes bien, han sido sus aliados y favorecedores. El alineamiento del peronismo con los pulpos petroleros y sus agentes es la expresión más clara de este fracaso. La tarea de la independencia y la autodeterminación nacional recae por entero sobre los hombros de la clase obrera. Será ella quien, acaudillando a las mayorías oprimidas, ponga fin a la dominación del imperialismo, mediante un gobierno de trabajadores.