Políticas
25/3/2025
Preparan nuevos ataques contra los trabajadores petroleros
Sobre las declaraciones del presidente de YPF y del viceministro de Economía.
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Marín.
El viceministro de Economía de la Nación, Daniel González, dijo en la reunión de ejecutivos de las grandes empresas hidrocarburíferas internacionales, el CERAWeek, que la producción de hidrocarburos en el país es cara en dólares: “Los altos costos se deben en parte a las restricciones cambiarias y en parte a la falta de competencia en el sector de servicios”.
Pocos días después, en otro evento, el presidente de YPF, Horacio Marín, afirmó que la empresa decidió “patear el tablero” porque en Vaca Muerta es un 35% más caro que en EEUU el costo unitario de producción, debido “a las altas tarifas que cobran las empresas de servicios por herramientas y materiales de alta tecnología”.
En la industria hidrocarburífera los costos se miden en dólares, que también es la moneda que mide sus ventas (tanto el barril de petróleo como la medida de unidad del gas se cotizan en la moneda de EE.UU). Y para el caso de la petroleras integradas, están dolarizados en extremo sus ingresos por ventas de combustibles. Incluso, medido en dólares, en Argentina el litro de nafta infinia o de diésel infinia, es más caro que en EE.UU (U$S 1,4 vs U$S 0,80). Por lo que todos los ingresos de las empresas están dolarizados, pero no es así con todos sus costos. Hay una parte de estos que se pagan en pesos (salarios, contribuciones patronales, impuestos, servicios locales, etc.).
Con lo cual hay que leer entrelíneas los dichos de Daniel González y de Horacio Marín. O mejor dicho no hay que tomar estos dichos sobre los costos solamente, sino que hay que ponerlos en el contexto general.
Por ejemplo, el titular de YPF dijo en otro tramo de su disertación “con los sindicatos tenemos que trabajar en otra cosa, como eficiencia y multitareas”. Como si esto no fuera un tema de costos. Y lo es absolutamente, ya que lo que expresa el CEO de YPF es la pretensión de aumentar la productividad del trabajo sobre la base del mayor esfuerzo de las y los obreros petroleros: mayor producción por operario y menos operarios para una misma producción. La eterna cuestión de la extracción de mayor plusvalía del trabajo humano.
Para hacer demagogia, Horacio Marín dijo que los salarios petroleros “no son el problema” ya que no son más altos que en EEUU… aunque el barril de petróleo y el metro cúbico de gas que se producen en Argentina se venden al mismo precio que el producido en EE.UU, e inclusive unos dólares más, ya que en nuestro país el precio de referencia del petróleo es el del Brent, no el WTI.
La mayor eficiencia y las multitareas que reclama el CEO no son otra cosa que una rebaja salarial en relación al valor producido.
Por lo que los anuncios del CEO de YPF y del viceministro de Economía contra las tarifas caras de las empresas de servicios no son más que un taparrabos para una nueva ofensiva contra los salarios y el convenio de las y los trabajadores petroleros.
Quién es quién
Si se tiene en cuenta que las nombradas empresas de servicios son por ejemplo Halliburton o Schlumberger, que acaparan el 80% de dicha actividad en Vaca Muerta, y que el 20% restante se reparte entre otras tres (Calfrac, Tenaris y Weatherford), “patear el tablero” como dijo Marín puede implicar (como ocurre cuando realmente se patea el tablero) en que se termina el juego.
Ni uno ni otro han dicho cómo romperían esa “falta de competencia” de empresas de servicio que dicen denunciar. Porque si, como dijo Marín, Halliburton es tan grande como YPF, no está tratando con una empresa del tercer o cuarto anillo de servicios petroleros sino que trata con un gigante de escala mundial, del estilo de los que están emigrando de Vaca Muerta.
¿Está YPF en condiciones de reemplazar a las dos gigantes de servicios que actúan en Vaca Muerta? De ninguna manera. Por lo tanto, si el CEO dijo que “pateó el tablero”, no vaya a ser cosa que todo termine en que a él “le pateen el trasero”.
Sin llevar el fracking y la terminación de pozos a un salto de escala (imposible bajo el capitalismo sin las mencionadas u otras empresas de servicios), los anuncios del viceministro de Economía de llegar en los próximos años a “1,2 millones de barriles diarios de petróleo y a 200 millones de metros cúbicos de gas por día”, se reducen a una expresión de deseos.
Las reservas de Vaca Muerta son gigantes, pero el Estado nacional y provincial y sus gobiernos, y la misma YPF son liliputenses a escala internacional, donde juegan las grandes ligas.
Asambleas y paritarios electos por la base
Ante este cuadro de anuncios, que desnudados de su efectos mediáticos apuntan contra el convenio petrolero y las condiciones laborales, el vencimiento de la paritaria del sector el próximo 31 de marzo debe abrir un período de urgente deliberación en la base. Las patronales están hablando de incrementar la eficiencia laboral, que no es otra cosa que una forma elegante de decir incrementar la superexplotación que ya padecen las y los obreros. Y están hablando de multitareas, es decir, que cada operario realice más funciones de las que realiza actualmente (ya están sobrecargados).
Es el camino para reabrir la seguidilla de crímenes laborales y accidentes graves que se produjeron a partir de la adenda del convenio firmado hace años atrás.
Precisamente los que firmaron y avalaron esa adenda criminal, que flexibilizaba las condiciones de labor, no pueden ir a firmar una nueva paritaria sin un mandato explícito de las bases reunidas en asambleas. Las empresas le afinan el lápiz a la burocracia sindical con los famosos “aportes al sindicato” que implican sumas multimillonarias por firmar acuerdos salariales con pérdida de poder adquisitivo, con premios que no son remunerativos desde el inicio y otros ardides que terminan desvalorizando el salario. Lo sabe bien el CEO de YPF, que no se queja del salario petrolero.
Las asambleas deben votar un mandato y elegir paritarios. Hay que parar esta ofensiva antiobrera de YPF y los gobiernos nacional y provincial.

