Políticas

28/4/2022|1643

Qué pasa en las paritarias

Las luchas salariales y cómo generalizarlas.

En el Sutna, una asamblea general votó el reclamo.

Las informaciones que se leen sobre las paritarias en la prensa oficial son una buena manera de confundir, cuando no de intoxicar la conciencia de los trabajadores. Naturalmente, la burocracia sindical alimenta el libreto con gran dedicación.

La paritaria más sonada -y más numerosa-, la de Comercio, ha sido presentada como un aumento del 59,5% que llevaría el salario a 139.000 pesos… en enero próximo. Pero todo es una falacia. Se trata de siete cuotas de sumas no remunerativas que recién ingresarán al salario en abril de 2023. Por lo tanto, no integran el precio de la hora ni aguinaldo, ni extras y tampoco el adicional legal de vacaciones. Los porcentuales no se aplican uno sobre otro, por ejemplo el 6% de mayo sobre el acumulado de abril, el 6% de junio sobre el acumulado de mayo y así de corrido, se aplican hasta diciembre sobre el salario de abril. Pero la inflación no es así, cada índice mensual va acumulado sobre la inflación anterior, cada aumento de un alimento va sobre el último precio, no sobre el de seis meses o un año antes. De esto resulta que si uno compara la masa salarial anual respecto de la masa salarial anual del año anterior, el trabajador perdió con respecto a la inflación de manera sustancial. Y la patronal se quedó con la diferencia. O sea, en tiempo real, frente a la marcha de la inflación hay una pérdida del poder adquisitivo. Esto ocurre con todos los ingresos de la población trabajadora: jubilados, trabajadores formales e informales, y ni hablar, planes sociales.

Pero todavía no fuimos a lo esencial: el punto de partida de cada paritaria. La escala de Comercio tiene para su mínima categoría 92.400 pesos en abril y para el administrativo F de la máxima de 97.800. Poquísima apertura. Pero ambos importes superan apenas la canasta de pobreza de marzo marcada por el Indec, de 89.690 pesos. Si sumamos el 6% hipotético de inflación de abril, veremos que el promedio salarial de Comercio es casi exactamente la línea de pobreza. Esta cuestión es el problema crucial de todo el movimiento obrero argentino. Cada vez el salario se aleja más de una verdadera canasta familiar.

Otras paritarias muy importantes, como Sanidad, han firmado por el 45% para todo el año hasta abril 2023, lo mismo que la UOM. Por supuesto en cuotas. Se trata del promedio de la pauta firmada por Guzmán con el FMI, muy, pero muy alejada del ritmo y proyección de la inflación que apunta al 60/70% si no hay un desmadre mayor, cuando faltan los nuevos aumentos de tarifas y el dólar se retrasa respecto de la inflación y se recalientan los dólares paralelos. A lo cual se suma la completa impotencia del gobierno respecto de conjurar el aumento internacional de alimentos y combustibles, lo que podríamos llamar la inflación importada. Las “revisiones” prometidas, en manos de la burocracia, fuera de todo control de las bases, tienen relativa o ninguna significación, como ha ocurrido en tantos casos. Por eso, escalas salariales como la gráfica, cuyo sindicato es estrella de la Corriente Federal kirchnerista, oscila en su promedio también en línea de pobreza, con la categoría máxima por encima, pero con la mínima por debajo. Otro kirchnerista, Furlán de la UOM, en vez de convocar al gremio para desconocer la entrega de Caló, ha convalidado el ataque brutal de Gri Calviño contra el activismo de la heroica lucha de esa fábrica.

Las enfermeras de la Capital se han movilizado desbordando al Sutecba, con importantes piquetes frente a sus lugares de trabajo en oportunidad de un paro maniobrero de la conducción, que no tiene por objeto un aumento real. Su salario está en 80.880 pesos. Por eso, la bronca crece en los hospitales ante la entrega de la burocracia. Lo mismo pasa con UTA, que ha declarado paros -ya conciliados que llegaron a cumplirse parcialmente en el interior-; en realidad, por incumplimiento de la miserable paritaria que arranca con dos importes no remunerativos de 13.000 pesos. El salario de abril de un chofer es de 121.000 pesos. Se ve la fuerte razón de los compañeros autoconvocados que reclamaron en marzo 180.000 pesos de básico. Ese, el de los autoconvocados de UTA, es el reclamo que debería levantar todo el movimiento obrero argentino con sus sindicatos y centrales a la cabeza.

El paro bancario anunciado para el jueves 28 de abril se inscribe en este cuadro. Veremos si se realiza o lo concilian antes de empezar como tantas veces, pero serán importantes los importes y porcentajes de esta paritaria del sector que más ganancias factura en toda la economía. El cuadro de los salarios y paritarias docentes y estatales lo hemos reflejado en Prensa Obrera, es el de un deterioro superior aún al los salarios privados. La huelga docente autoconvocada misionera fue, hasta ahora, la lucha más importante impuesta desde abajo contra la entrega de UPCN, ATE y Ctera, que se consideran parte del gobierno “nacional y popular” al que los trabajadores le tendríamos que poner el hombro. La categoría estatal testigo está en 55.600 pesos de bolsillo después del 10% adicional recientemente firmado por ATE y UPCN. Por ello, las Juntas Internas combativas reclaman 145.000 pesos de básico, desnudando las mentirosas presentaciones de los Andrés Rodríguez y los Hugo Godoy.

Las paritarias que salen del molde corresponden a dos gremios pequeños pero que pueden marcar camino al conjunto del movimiento obrero: Neumático y Controladores Aéreos. El Neumático ya empieza a ser una tradición de los últimos años, peleando paritarias que compensan y superan la inflación. Ahora fue al paro general, rápidamente conciliado, ante el rechazo patronal a la revisión de marzo, donde se lucha por mantener la superación de la inflación del período. Al mismo tiempo se prepara la próxima paritaria (1 de julio) con un reclamo por encima de todo: la compensación salarial permanente que implicaría el pago al 200% de las horas en día domingo, que se trabajan de modo normal y habitual en su sistema de turnos americanos. El reclamo que llevaron a la mesa no salió de las cuatro paredes de una reunión de la directiva, sino de una gran asamblea general que votó el reclamo y mandató las medidas necesarias para llevarlo adelante, con una gran campaña de preparación previa en cada sección de cada una de las plantas.

El otro caso interesante es Trabajadores de Tránsito Aéreo (Atepsa), donde fueron electos paritarios por el plenario general de delegados unos días antes de la resonante caída de la burocracia sindical de ese gremio. Veremos cuál es el reclamo que discutirán esos paritarios al recabar mandato, pero allí pesa la aspiración de ver remunerada su alta calificación, por un lado. Por otro, no perder frente a la inflación, por lo cual recientemente fueron al paro para cerrar un 10% adicional a la paritaria anterior, que la estiró al 55%. Este método de elección de paritarios por la base y la discusión de los pliegos en asamblea general es clave. Para que emerja la voluntad de la base y para quebrar el entreguismo de la burocracia sindical.

Desde luego, no se nos escapa que el cuadro de aguda escalada inflacionaria plantea la cuestión de un aumento general de emergencia para todo el movimiento obrero como para los jubilados. Algo que debería ser impuesto por un paro general. Motivos sobran. Se trata de algo que debemos contribuir a madurar desde el trabajo en las bases de todos los sindicatos, en la agitación política fabril y sindical, mediante el trabajo de las agrupaciones de la Coordinadora Sindical Clasista y en el conjunto de la acción política de nuestro partido. La batalla por el salario es parte esencial de la lucha contra el ajuste del gobierno y el FMI.