Políticas

3/2/2023

Racing: hinchas y socios a merced de los barras y los políticos capitalistas

Tribuna de Racing.

Previo al debut de Racing en la Liga Profesional, el domingo, el Ministerio de Seguridad bonaerense encabezado por Sergio Berni decidió que la parcialidad del club no asista al estadio a ver a su equipo, debido a que según el organismo las fuerzas de seguridad provinciales no podían garantizar la seguridad por el conflicto interno de la barra brava de Racing. A las pocas horas intervino Jorge Ferraresi, intendente de Avellaneda, quien con el aval de las comisarías locales exigió que el partido se juegue con público. El gobierno de Kicillof accedió.

Se trató de un acto de hipocresía total de ambas partes. Por un lado, están a la vista de todos los vínculos de la policía bonaerense con los barras de los clubes; los custodian de camino a los estadios, les permiten un ingreso diferenciado al de los hinchas comunes y el manejo del negocio del estacionamiento y de la comida en las inmediaciones de las canchas de fútbol. Pero sobre todo el ministro Berni, sostenido siempre por Kicillof, no puede jactarse nunca de defender la seguridad de los hinchas ya que es la Bonaerense misma la que genera la violencia de manera directa cuando reprime y llega al punto de asesinar hinchas en las canchas. El caso de Lolo Regueiro, hincha de Gimnasia, que falleció luego de sufrir una represión brutal por parte de las fuerzas de seguridad provinciales, es un ejemplo de ello. Represión que fue avalada y defendida por el ministro.

Del otro lado de la discusión se encontró el oficialista Ferraresi, que no puede desentenderse de la violencia de las barras. En primer lugar, porque ninguno de los manejos y negocios de las barras de los clubes de Avellaneda puede llevarse a cabo sin el aval municipal, y, en segundo lugar, porque ha llegado al punto de fotografiarse con los cabecillas de la barra de Racing en sus actos, a los cuales estos últimos suelen asistir.

La interna barra

A fines del año pasado, Enrique Rulet y Leandro Paredes (ambos líderes de la barra) quedaron presos por distintos motivos. El primero por ser declarado culpable del asesinato del periodista partidario Nicolás Pacheco, que fue asesinado en la sede del club en 2010, luego de hablar sobre los negociados de la barra. El segundo, Paredes, fue detenido luego de ser acusado de liderar una emboscada y golpiza salvaje a hinchas de Deportivo Cali, un episodio que terminó con heridos de gravedad. Así, el liderazgo del paravalancha quedó vacante, y con él todos sus negocios y dinero.

Así fue que, por un lado, la facción disidente proveniente de Dock Sud comenzó a amenazar con su vuelta de manera violenta, lo que generó aprietes y peleas en las puertas del club (como pasa siempre con los barras, la policía acudió al lugar pero no detuvo a nadie). Pero, a su vez, dentro de la facción oficial, surgió una división, ya que Matías Alfonzo, conocido mediáticamente como “cara de paty”, quiso aprovechar la oportunidad y quedarse con el negocio que implica ser capo de la barra, algo que quedó demostrado también con el lujoso viaje que realizaron los barras para ver a Racing en Abu Dabi, capital de los Emiratos Árabes Unidos. Viaje cuya financiación difícilmente puedan justificar, ya que probablemente haya sido financiado con plata del club, dinero que después los socios no vemos en obras de infraestructura, actividades sociales en el club, etc.

En el medio del polémico viaje a mediados de enero, Leandro Paredes salió en libertad y fue con un grupo de gente afín a buscar a quienes le quisieron arrebatar sus negocios como jefe de la barra mientras volvían del viaje que realizaron a Medio Oriente, generando una trifulca en Ezeiza, con golpes de puño y corridas (otra vez, las fuerzas de seguridad no detuvieron a nadie). El conflicto no siguió ahí, sino que luego, a la madrugada, ambas facciones se enfrentaron a tiros en el barrio Villa Corina de Lanús.

Así las cosas, el gobierno provincial decidió que los hinchas de Racing no pudieran acceder el domingo pasado al estadio. Pero como se cuenta al principio de la nota, intervino el intendente de Avellaneda y el partido se disputó a puertas abiertas.

En lo concreto, la decisión del gobierno fue elegir a su facción más afín, y a la otra colocarle el derecho de admisión, negándole el ingreso. El gobierno no actuó por el cuidado de los hinchas ni en contra de los barras. Solo eligió la facción que le resultaba más conveniente.

En el medio de esto, la Comisión Directiva (CD) del club no tomó absolutamente ningún tipo de medida al respecto y se desligó del problema. Vale aclarar que este sector, que autodenomina como “Los pibes de Racing”, tomó el control de la tribuna en medio de la pandemia. Mientras todos los hinchas mirábamos los partidos por televisión, debido a las restricciones por el Covid, se pudo ver cómo esta gente estaba en la tribuna local colgando sus banderas y viendo los partidos tranquilamente.

El aval a estos grupos por parte de la CD, encabezada por el empresario Víctor Blanco, se pudo ver lisa y llanamente cuando el año pasado se viralizó la agresión que sufrió una socia en el estadio por parte de un barra. La dirigencia solo revictimizó a la socia, y cuando esta misma y la Justicia solicitaron las cámaras el club para tratar el caso, decidió borrar las grabaciones.

Los barras bravas y el régimen político

Lamentablemente, ver barras bravas en los paravalanchas de los estadios del fútbol argentino se ha naturalizado. A punto tal que se ha llegado a decir que estos mismos forman parte del “folklore del fútbol”. Pero ni los arreglos de las barras con la policía y los políticos capitalistas, ni sus negocios millonarios, ni el amedrentamiento a los hinchas son una necesidad para nuestro el deporte.

Los barras son un resultado de los negocios capitalistas y de las dirigencias de los clubes con el fútbol, que tienen vínculos con la política. En el caso de Racing la dirigencia de Víctor Blanco le ha prestado el estadio a Cristina Kirchner para que realice un acto en 2017, aunque se lo pudo ver también con el gobernador porteño Horacio Rodríguez Larreta. Como buen burgués, Blanco pone un huevo en cada canasta.

Los barras son utilizados por el oficialismo de los clubes para acallar voces opositoras, pero también son fuerza de choque de la burocracia sindical y los políticos de la burguesía. Leandro Paredes, líder actual de la barra de Racing, está afiliado al Somu (sindicato portuario) y cobra un jugoso sueldo como supuesto empleado de la obra social al igual que otros barras del club. Por otro lado, la facción hoy disidente está ligada a un sector de la burocracia de ATE Avellaneda, de la cual varios barras son afiliados. Incluso un miembro de la barra es delegado interventor de ATE Villa Domínico.

Además, el domingo se pudo ver colgada de la tribuna de Racing una bandera del sindicato de Panaderos (Fauppa), cuyo secretario general es el tesorero de la CGT, Gastón Frutos, un elemento ligado al espacio de Patricia Bullrich y excandidato a concejal por el PRO. Estos vínculos tienen su expresión en ambos lados de la grieta.

Vale recordar también que Cristian Favale, quien asesinó a nuestro compañero Mariano Ferreyra, era barra brava del club Defensa y Justicia, que dentro de la patota que lo mató cobardemente se encontraban lúmpenes provenientes de la barra de Racing. El Estado utiliza a los barras para tercerizar la represión.

Una salida

Los barras son una pata fundamental dentro de los negocios del fútbol, y colaboradores de los gobiernos de turno. Para acabar con ellos debemos echar a los políticos capitalistas.

Socios e hinchas debemos organizarnos junto a la clase obrera para terminar con este régimen social que garantiza los entramados mafiosos de los barras. Recuperemos los clubes y pongámoslos en manos de socios e hinchas.