Políticas
28/9/2024
Rigi bonaerense: Kicillof ejecuta una pieza de la partitura de Milei y Sturzenegger
Otorga beneficios a los capitalistas a cambio de nada, no va a servir para enfrentar la recesión.
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Diputado por el PO-FITU
Axel KIcillof anuncia "Rigi" provincial
La Cámara de Diputados bonaerense le dio media sanción el miércoles 25 de septiembre al Régimen de Promoción de Inversiones Estratégicas presentado por Kicillof. El proyecto nació como una replica bonaerense al Rigi (Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones), diseñado por el funcionario delarrua-macrista-mileista Federico Sturzenegger e incluido en la Ley Bases, cuando de junio a agosto el gobierno nacional realizó un fuerte apriete político alrededor de que si la provincia de Buenos Aires no adhería a esta disposición la planta de Gas Licuado ligada al gasoducto que proviene de Vaca Muerta se hará en Río Negro en vez de la localidad bonaerense de Bahía Blanca.
Su tratamiento ha quedado completamente a destiempo del origen en esta crisis. Kicillof y sus funcionarios defendieron que no hace falta adhesión, que el Rigi ya está vigente en todo el país, y que sumarían un paquete de exenciones propias a éste. Los funcionarios mileístas definieron que el proyecto se realice en Río Negro, pero ahora su realización está en duda, ya que la petrolera malaya Petronas, que era la inversora anunciada, ha definido invertir en una planta de GNL en otro país, retirándose aparentemente del proyecto con YPF.
Kicillof había arrancado haciendo críticas a la Ley Bases y al Rigi, llegando a calificarlo de un régimen de “saqueo nacional”. Ahora, sin embargo, ha decidido reforzar el perfil proempresarial, para lavarse las críticas mileístas y mostrar que, lejos de ser el “comunista” que estos le endilgan, está dispuesto a competir en el armado de un régimen favorable a los monopolios extranjeros. En su presentación del proyecto en la Cámara, el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa, informó que el “régimen se había armado a imagen y semejanza de las garantías de continuidad jurídica de los beneficios del Rigi nacional”, reconoció (frente a las críticas del Partido Obrero en el Frente de Izquierda) que respondía a una “competencia a la baja entre las provincias por brindar mayores exenciones y garantías a las empresas extranjeras” y reconoció que, a pesar de ofrecer los jugosos incentivos fiscales planteados, no se podía prever que esto efectivamente sirviera para garantizar el establecimiento de nuevos emprendimientos en la provincia ya que “estos regímenes tienen un efecto marginal sobre la decisión empresarial de donde establecer un emprendimiento”. O sea, lo que más vale es la señal política de Kicillof de ser un elemento proempresarial, no que efectivamente la recaudación fiscal que resigne la provincia de lugar a nuevas empresas o puestos de trabajo como se dice luego en los discursos.
El remix bonaerense del Rigi tiene, claro, guiños progresistas y productivistas. Extiende las exenciones a montos más chicos, arrancando desde los 5 millones de dólares, no los 200 del nacional. Condiciona a que por lo menos las empresas beneficiadas no realicen reducciones de personal (¡pero no a que generen puestos de trabajo de manera significativa!) y plantea criterios de género y ambientales que deben cumplirse. Estos aspectos cosméticos no quitan la lógica general de “seducir” inversiones con beneficios a costa de los alicaídos servicios públicos. El monto bajo del Rigi bonaerense incluso facilita que muchos que pueden presentarse para gozar de él no sean realmente nuevas inversiones sino la reorganización de las operaciones existentes, reordenadas con pequeños cambios para poder gozar de estos beneficios.
Una interna que se corre toda por derecha
Para decirlo claro, Kicillof no se quiere dejar correr por derecha por Milei y Sturzenegger y le presenta una ofrenda propia al capital internacional. Ahora festeja la retirada de Petronas diciendo que Milei “espantó inversiones canchereando” y que él estaría cerrando una ampliación de una planta de carga petrolera a buques en Puerto Rosales junto a la empresa alemana Oiltanking Ebytem. Marca esta inquietud por mostrarse como “hombre de Estado” confiable para las empresas la furiosa interna que atraviesa el peronismo bonaerense entre Kicillof y las fuerzas que ha reunido (sectores del PJ e intendentes enfrentados a Cristina, CTA, centroizquierdistas) contra el trío Máximo Kirchner-Insaurralde-Sergio Massa que le disputa el armado de las listas electorales del año que viene. Esta interna ha tenido otro episodio de garantías empresariales, con la orden de Kicillof de frenar en el senado provincial el proyecto de una diputada camporista, que ya cuenta con media sanción, de actualización por inflación de los fallos judiciales laborales. La interna ha escalado incluso a presentaciones judiciales de los intendentes camporistas de Lanús y Quilmes contra el kicillofista Ferraresi de Avellaneda por las regalías del puerto privado de Dock Sud, así como denuncias de que el kicillofismo usó bots en redes para atacar a la intendente quilmeña Mayra Mendoza. Máximo Kirchner no puede ser considerado de ninguna manera la pata izquierda de esta interna, con su insistente rechazo a luchar contra el gobierno de Milei, aceptar el veto al aumento a los jubilados “sin patalear” y prepararse para las elecciones del año que viene. Se trata de una interna derechista, por el aparato y los cargos electorales, alejada de cualquier interés popular. Por caso, en Diputados, la aprobación de esta ley propatronal quedó en manos de la bancada encabezada por un representante de La Cámpora.
Coalición propatronal
El carácter profundamente patronal del proyecto de Kicillof fue reivindicado con la coalición ad hoc que se formó para lograr su aprobación en la Cámara de Diputados provincial. Ambos bloques del radicalismo, la Coalición Cívica, y el bloque de peronistas ingresados por las listas de Milei en acuerdo con Sergio Massa votaron la habilitación del tratamiento sobre tablas, luego absteniéndose con críticas parciales en la votación general, sumando a este voto de abstención al PRO de Macri y Vidal. Las abstenciones mayoritarias permitieron que el peronismo pudiera lograr la aprobación sólo con los 37 votos de su bloque. Más allá del reclamo de mayor consenso, y de un favorecimiento más expreso de las patronales agrarias, este voto reconoció que hay un patrimonio común de las fuerzas de Juntos por el Cambio y parte de quienes hicieron la campaña de Milei Presidente con los beneficios a los grandes empresarios que plantea la ley de Kicillof. Incluso los diputados de Bullrich y Milei que no votaron el proyecto consideraron una “victoria cultural” que Kicillof emulara el proyecto de Sturzenegger.
Kicillof convalida los planteos económicos cuando estos atraviesan una crisis profundísima. No se trata sólo del retiro de Petronas. La recesión industrial es escandalosa. Sin que medie catástrofe natural, ya hay la misma cantidad de suspensiones que en el punto más alto de la pandemia. Más del 75% de los 400 mil despidos de la era Milei son en el sector privado. En la misma sesión el peronismo anunció que Mercedes Benz está estudiando cerrar su histórica planta en La Matanza. La promesa de Milei de que la motosierra al gasto estatal iba a dar lugar a un florecimiento del negocio privado está brutalmente desmentida por la realidad. El profesor de economía keynesiana Kicillof le da la razón al dogma austriaco de Milei justo cuando este no solo es desmentido con facilidad, sino que lleva a un desastre social sin antecedentes.
Un plan obrero de industrialización
La oposición del Frente de Izquierda a esto no es un problema ideológico, como quiso responder uno de los defensores del proyecto oficial. Votamos en contra en primer lugar porque dar estos beneficios a los millonarios es un golpe a la educación, a la salud y los salarios de la provincia, que ya están en situación terminal. Kicillof está al tope de la licuación salarial del empleo público. Ha quitado la hora que se había sumado a la escuela secundaria el año pasado por falta de fondos. En la sesión inaugural había dicho que la quita de fondos nacionales y el aumento de precios de medicamentos e insumos cuestiona la continuidad de los hospitales públicos provinciales. Luego renuncia a parte de la recaudación fiscal que podría tratar de rescatar estos servicios públicos vaciados.
Como si esto fuera poco, Kicillof otorga estos beneficios a cambio de nada. No va a servir para enfrentar la recesión. La provincia ya está llena de exenciones y subvaluaciones fiscales a los grandes capitalistas sin que esto haya hecho revertir la tendencia a la desindustrialización de décadas. Lo que hace falta es defender el trabajo y salario y crear empleo. Prohibir los despidos y suspensiones. Repartir horas de trabajo sin afectar el salario. Dejar de pagar la deuda, realizar un impuesto progresivo sobre el gran capital (incluida la propiedad terrateniente groseramente infravalorada) y volcar esos recursos en un plan de obra pública y vivienda popular que generaría empleo directo y también en las industrias asociadas por suministros y logística. Estas tareas no las va a encarar un peronismo que es caudillo de las derrotas y retrocesos, sino un gobierno de trabajadores.