Políticas
24/8/2025
Variaciones en Rojo
Romina Del Plá, la directora de los sin jeta
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Romina, firmando su candidatura en el plenario nacional del sindicalismo combativo.
Me di un gusto: hacía rato que quería hacer un perfil sobre Romina Del Plá, dirigenta del Partido Obrero y del sindicalismo clasista docente de la Provincia de Buenos Aires.
Investigando para la nota, me encontré con una entrevista que Romina tiene con el periodista Daniel Malnatti, en 2017. Le hace un “ping-pong”, con fotos. En un momento, el cronista le muestra una ilustración del famoso profesor Jirafales, personaje-docente de la escuela en El Chavo del 8. Romina responde ante la ilustración, como buena defensora de la educación, “un anacronismo”. Me hizo acordar que vi toda la serie de Chespirito y nunca escribí nada. Entonces, me di dos gustos.
Vamos.
#1 Un perfil sobre la candidata del FIT-U en la Primera Sección Electoral de PBA.
Romina Del Plá asiste desde hace ya un par de años a reuniones políticas. En general, mucho no habla. Es lo esperable: tiene poco menos de cuatro años. Pero ese día llega al encuentro con sus dos padres, ambos militantes de Política Obrera, una docente y un tornero, y mira a su alrededor. Nota algo raro y decide espontáneamente que debe decirlo.
- Faltan el Pato y Miguel.
La capacidad de análisis y razonamiento impresiona a los propios. No hay extraños en esa vida que empezaba cada vez más a ser clandestina. Jorge “el Pato” Fisher y Miguel Ángel Bufano no están en la reunión, básicamente porque acaban de desaparecer a manos de la Triple A. Es diciembre de 1974.
En una entrevista del 2019 con Nancy Pazos, la periodista le preguntó a Romina por su “infancia clandestina”. Nora Biaggio, su madre, confirmó alguna vez que a los cuatro años su hija tuvo que aprender a no hablar de la vida familiar. Las circunstancias de la vida las trasladaron junto con Miguel (padre de Romina) a Córdoba, entre amenazas y peligros.
Era una chica “muy adelantada y decidida” (dixit Biaggio), pero la sinceridad nunca la abandonó. Una vez tenía que mentirle al guardia de un tren sobre su edad, porque sus padres no le habían sacado el boleto y, ya teniendo cuatro años, hubiera correspondido que pague. “Tengo tres”, le dijo, mientras a escondidas mostraban los cuatro dedos.
Un día su madre vio como por las calles del barrio un grupo de pibes, de la edad de su hija, es decir, de casi 5 años, cantaba “mono, mono, mono”. Le pareció raro. Le preguntó a Romina, quien la ilustró desde su baja estatura con un debate de la escuela. En la tertulia, la pequeña había defendido que las personas tienen un origen animal y no divino. Le confesó que polemizó sobre la existencia de dios. En tiempos de dictadura, Nora tuvo que pedirle que no discutiera más de religión.
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“Vivo, trabajo y milito en La Matanza”. Allí, en esa inmensa porción de geografía significante, Romina Del Plá encontró su “lugar en el mundo”. Llegó un poco por casualidad, un poco por destino, un poco por vaya uno a saber qué cosa, y configuró allí un horizonte, que traspasará, de pelea política. Matanza rima con militancia.
“Soy profesora en una escuela de Aldo Bonzi y una de San Justo”. Romina, luego de ganarse el pan como cafetera en un mercado de frutas y verduras, llegó a una de las pasiones de su vida: enseñar. Desde los 20 años, para ser precisos. La frase es una respuesta a Daniel Malnatti, quien la entrevistó para Telenoche, y le hizo la consulta en relación a que unos afiliadas al sindicato le dijeron que Roberto Baradel, secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Educación de Buenos Aires (Suteba), no pisaba una escuela. Del Plá, hoy en día, es directora. Dijo Rodolfo Walsh, sobre lo que habitualmente llamamos “burocracia sindical”: “Estos dirigentes han adoptado las formas de vida de la oligarquía que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”. La frase es de 1969. Lo viejo funciona.
Entre principios de siglo y la mitad de su segunda década, en el “activismo” o vanguardia del movimiento popular existió un debate, como muchos de los que aparecen. El trotskismo (y Romina es del Partido Obrero, o sea, del trotskismo) no puede enarbolar una izquierda popular. Curiosa analogía: todos los voceros de esa afirmación terminaron con Alberto y Cristina Fernández, Massa y ahora cierran listas con Jaldo y Jalil. Pero por fuera de los rótulos, la idea consistía en la siguiente: en la izquierda sectaria no tiene arraigo en lo que los analistas de las ciencias sociales llaman “lo popular”, la vida de los de abajo, los invisibles, los comunes.
Romina ejemplifica, no simboliza, porque los símbolos son colectivos, lo contrario: izquierda, Matanza, patear los barrios, laburar. Fue durante ocho años secretaria general de la seccional más grande del sindicato más grande de la provincia más grande.
Nunca abandonó el aula. Nunca dejó a gamba a un docente. Extendió su popularidad sin cambiar de domicilio, pero tampoco de audiencia: hay una Romina sonriente de pañuelo naranja por detrás de la oreja y por encima del flequillo; otra veinteañera que tiene una pechera que dice, escrito a mano, Polo Obrero y se queja porque los docentes cobran un poco más de $200; hay también una treintañera que tiene las letras de Suteba en Multicolor defendiendo la educación; una que se planta el pañuelo verde, una que habla en los medios, una que pregunta si hay alguna actividad y, sino, se va a hacer cosas a La Matanza; la diputada “más ruidosa” como la calificó un expresidente de la Cámara. Todas las Rominas están con los laburantes. En 2018 pasó la navidad cenando en las afueras de la fábrica Interpack (obvio, en La Matanza), junto a los trabajadores que luchaban contra su cierre.
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“Tiene una combinación arrolladora. Es consistente y absolutamente fresca para las ideas revolucionarias”. La frase es de su tío, Claudio Del Plá. Así como su hermano Miguel, padre de Romina, que fue a construir políticamente el Partido a Santa Cruz desde 1982, Claudio hizo lo propio en Salta. Desde allí, ambos y todo el resto, fueron testigos del crecimiento político de Romina.
“Ella se ha construido como militante”, dijo Nora Biaggio, mientras destacó que la construcción colectiva coloca a cada uno de sus integrantes en un rol puntual en la lucha de clases.
En el caso de Romina, los roles fueron varios, acordes al rol dirigente que tomó y en la dirigente en que se convirtió. Fue parte, en los ochenta, de la generación de “hijos e hijas” de militantes que se enfrentaron a la Triple A y la dictadura. “Atravesé los 90 con mucha claridad sobre lo que era el menemismo”, le dijo la propia Romina a Nancy Pazos, en la citada entrevista.
Desde allí, creció en su militancia en el comité de La Matanza, de allí hasta la dirección de su propio partido. En el campo sindical, Del Plá creció en su lucha tenaz contra la burocracia sindical, y se transformó en su principal enemiga. Fue, como se dijo, 8 años secretaria general del Suteba Matanza. En ese interín, Romina aportó como vocera. En el 1° Mayo de 2014, en el acto pertinente del Frente de Izquierda, Romina se destacó en una lúcida intervención, en la que caracterizó en el medio del acto que sus integrantes se encontraban, saludablemente, en una “asamblea a cielo abierto”. Su rol de vocera creció y la colocó en el Parlamento, desde 2017 a 2020 y desde 2021 a 2023. Posiblemente su momento de mayor exposición se dio en la lucha por el aborto legal, que la tuvo como una de sus principales animadoras.
En 2017 a Miguel, su padre, con trabajo, actividad sindical y hasta parlamentaria en la Constituyente santacruceña de 1994, le extrañó una situación. Lo empezaban a conocer un poco más por su apellido.
- Ah, vos sos el padre de Romina.
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La agresora se acerca a los gritos. La filmación es mala: el foco es poco claro, el ángulo de foco también. Lo que llama la atención es el tono de voz desesperada “Mata bebé, mata bebé, acá la tienen, a la mata bebé Romina Del Plá”.
Romina fue cuarta firmante del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que llegó a tener media sanción en 2018. Es decir que en un reclamo que configuró años y años de lucha, con tres millones de personas en la calle, la tuvo a ella entre los primeros autores. Del Plá se transformó en una figura indiscutida de esa pelea, que la tuvo como vocera insoslayable.
Curioso es el destino, cuando se votó, en 2020, en la misma Cámara que en la que tanto se destacó, Romina no estaba presente. No votó el proyecto que la encontró como una de sus animadoras principales. ¿La razón? El día anterior le había dejado su banca a Juan Carlos Giordano, por los acuerdos de rotación del Frente de Izquierda, que se cumplen sin cuestionamientos. Hasta para los sueños Romina es socialista.
El discurso de su intervención en 2018 tiene algunos aspectos notables, que vale resaltar Todo con un pañuelo verde en el cuello y otro en el micrófono.
“Luchamos por el aborto legal como parte de una lucha contra toda explotación”.
“Queremos terminar con miles de muertes de mujeres y también con un disciplinamiento del Estado contra ellas”.
“El aborto clandestino es un instrumento del Estado contra las clases y una herramienta de control social”.
“Queremos terminar con una situación que busca establecer un dominio, sobre gran parte de la población, bajo el tutelaje, la discriminación jurídica y la imposición de roles a las mujeres”.
La agresora con el video grita y se acerca. El único movimiento que hace Romina Del Plá es agarrar su cartera. Del bolso saca un pañuelo verde y se lo muestra, orgullosa, de frente a la cámara. El video tiene una linda historia y se viraliza.
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A Del Plá no le interesa mucho el fútbol. En general. Pero la frase podría caberle igual, en tanto y en cuanto el amor a su pueblo implica de forma incondicional la pelea contra sus verdugos. Podrían decir que escapó la moza, del sueño de los sin jeta, que a los poderosos reta y ataca a los más villanos.
Una usuaria de Twitter cuenta una reflexión que le sugirió un debate radial que la tuvo como oyente. “Ayer en el pase de Tenembaum y Sietecase charlaron con Zaiat y así, de modo informal, le preguntaron qué profesión debería tener alguien para dirigir el país (no economistas, no abogados) y nunca pensaron en la respuesta clave: una directora de escuela”.
La cuenta @loreinsanchez pasa revista de todas las características. Alguien le contesta: “¿Sabés quién es directora de escuela y candidata? Romina Del Plá”.
#2 Shakespeare
“Es un genio. Un Shakespeare chiquito.” Roberto Gómez Bolaños era asistente de dirección. Ya escribía. Uno de sus jefes lo comparó con el gran dramaturgo británico por su facilidad para construir guiones, armar escenas, escribir sentimientos. Uno de los colaboradores quiso decirle Shakespeare en diminutivo, algo así como “Shakespearito”, lo que terminó en el apodo histórico del humorista y escritor mexicano: “Chespirito”.
“Sin querer queriendo”, la serie que llegó hace poco a su fin (habrá que ver si continúa) en HBO MAX cuenta la historia del creador de El Chavo y El Chapulín Colorado.
La serie toma dos tiempos: por un lado, el pasaje del protagonista, desde el joven trabajador que quería ser escritor y se la jugó románticamente para dedicarse a su profesión luego de que su joven novia (Graciela Fernández, que sería luego la madre de sus seis hijos) le dijera la frase “zapatero a sus zapatos”, hasta las grandes grandes cadenas televisivas (Canal 8) y el estrellato en términos de audiencia y reconocimiento.
Por otro, la historia de Acapulco en 1978, en un viaje que sirvió para filmar un programa histórico de la serie El Chavo del 8, con un capítulo histórico y recordado del programa pero con una subtrama de odios internos, picas entre las estrellas (Carlos Villagrán, Quico, se encontraba en una guerra contra Bolaños) y demás problemas de todo tipo y color. Este punto requiere una aclaración: la serie está basada en la autobiografía homónima que escribió Chespirito, por lo que su versión de los hechos es la preponderante.
El resultado de ambos viajes, que se juntan en el final, culmina con un Bolaños en la cima de su estrellato, iniciando la segunda relación más importante de su vida con Florinda Meza (Doña Florinda).
No podría terminar de explicar por qué pero siempre me pareció hábil ese humor. Tal vez las mañanas de desayuno con esas risas en las que se mezclaba un pibe de gorrita verde en un barril con un superhéroe rojo medio raro.
Un análisis más a fondo posiblemente ponga a El Chavo en un lugar, si se quiere, hasta reaccionario. Por lo menos, de conciliación de clases: el “que bonita vecindad” refiere a poner en un grupo solemne y feliz, entre otras cosas, a un empresario inmobiliario y a su portante de “14 meses de renta”, a una familia con pretensiones aristocráticas con un niño huérfano caído en la pobreza. Tiene un elemento distintivo: ese niño es el protagonista. Las luces del escenario se vuelcan con un actor invisibilizado de la vida cotidiana.
No se le conocen declaraciones o alusiones progresivas desde el punto de vista político. Más bien, lo contrario: apoyos a la derecha mexicana y a Gustavo Díaz Ordaz, presidente por el PRI, visita al Estadio Nacional de Pinochet en su gira con Chile, vínculos con Televisa, acusaciones de relaciones con el narcotráfico. Un personaje bastante derechista, algo que no es relatado en la serie.
En una entrevista del programa La Noticia Rebelde (1987) con Jorge Ginzburg y Carlos Abrevaya, Roberto Gómez Bolaños teorizó sobre el heroísmo. Debo admitir que siempre me gustó, de ese intercambio, una frase. “Batman y Superman no son héroes. El Chapulín Colorado lo es. El heroísmo no consiste en carecer de miedo sino en superarlo. El Chapulín se muere de miedo, es torpe, débil, tonto y consciente de esas deficiencias se enfrenta al problema, es un héroe, y pierde: otra característica de los héroes. Y los héroes pierden muchas veces, después sus ideas triunfan”.
#3 Otras yerbas
- Sobre la vida de Romina Del Plá, se puede ver este video realizado las vísperas de su asunción como diputada. El video de “mata-bebé” no tiene desperdicio.
- Sobre el Chavo no tengo nada, solo la canción del Pity, la serie citada de HBO Max y las novedad de la aparición de El Chavo en Netflix. El #TeLoResumo también muestra cosas interesantes.
Es todo por hoy. Nos vemos en dos semanas. Buen domingo de mate.

