Políticas

26/4/2023

Salarios, devaluación e inflación: la burocracia sindical se dedica a sacar “comunicados”

La antesala del 1° de mayo, con el ajuste del gobierno y el FMI como protagonistas.

La CGT juntos a la ministra de Trabajo Kelly Olmos.

La escalada de la devaluación del peso y el crecimiento de la inflación están impactando de lleno en la caída del poder adquisitivo de los salarios y los ingresos populares. En las vísperas del Día Internacional de las y los Trabajadores, el 1° de mayo, la burocracia sindical respalda el ajuste del gobierno y no pasa de exhortaciones estériles ante los reclamos salariales. En tanto, el sindicalismo clasista y combativo puja por la recomposición salarial y la indexación mensual con la inflación.

La corrida cambiaria no solo ha disminuido la capacidad de ahorro en moneda extranjera y depreciado las tenencias en plazos fijos y en moneda nacional, sino que está impactando en la remarcación de precios y el encarecimiento de bienes y servicios, agravando aún más una inflación en alza, mientras los salarios se encuentran condicionados a la pauta de ajuste del gobierno y la burocracia sindical, del orden del 60% anual.

Paritarias a la baja

Esto vale particularmente para las paritarias en el sector público, como el caso de la paritaria docente nacional que fijó un 33,5% semestral, en cuotas; y docentes de las universidades nacionales donde el gobierno mantiene la propuesta de un 30% semestral, en cuotas.

En la docencia de la provincia de Buenos Aires el “acuerdo” llegó al 40% semestral, en tres tramos, cuestionado por la base docente que se encuentra realizando medidas de lucha, con paro el 25 y 26 de abril, por la reapertura de las paritarias y el aumento salarial.

En el sector privado cerró la paritaria de comercio con un 19,5% trimestral en tres cuotas, casi una indexación mensual, aunque sin ninguna indexación real con la inflación. Algo similar sucedió en la UOM, con un aumento trimestral del 18%, en dos cuotas.

En Gastronómicos las paritarias de enero cerraron con un 28% con revisión en mayo. Mientras que para el sector de trabajadoras de casas particulares el aumento alcanzó el 27% en tres cuotas.

La burocracia viene optando por paritarias cortas, trimestrales o semestrales, y/o con cláusulas de revisión flexibles que quedan sujetas a la voluntad de las patronales, y que de conjunto implica una caída en el poder adquisitivo de los trabajadores. Cabe destacar que en el primer trimestre del año la suba en alimentos superó el 30% de inflación acumulada.

La burocracia banca al gobierno del ajuste, no a los trabajadores

La pérdida del poder adquisitivo de los salarios está directamente vinculada a la política fondomonetarista que aplica este gobierno, con liberación de tarifas y precios, suba de la tasa de interés, devaluación y emisión monetaria para subsidiar a los capitalistas, entre algunas medidas. Al tiempo que pretende anclar los salarios por detrás de la inflación, como lo hace directamente con la fijación del salario mínimo en $80.342 de miseria y la jubilación mínima en $58.665 de indigencia más $15.000 del bono.

En la previa a la corrida cambiaria la CGT publicó un documento que exculpa de responsabilidad al gobierno y no convoca a ninguna medida práctica, con excepción de la invitación al ministro del ajuste, Sergio Massa, al acto de la CGT del 2 de mayo.

Con la devaluación y la agudización de la crisis, la misma CGT reafirmó su integración al oficialismo, hablando de una supuesta operación contra el gobierno y dándole nuevamente la espalda a los reclamos obreros.

Por su parte, la CTA de los Trabajadores, en declaraciones de Hugo Yasky, salió a “reclamarle al gobierno” alguna medida compensatoria, sea el doble aguinaldo, una suma fija y/o la reapertura de las paritarias. Pretenden que el gobierno que aplica el ajuste invierta su orientación o, al menos, contenga los reclamos salariales que en la docencia se manifiestan con medidas de acción y lucha convocadas por los sectores combativos e independientes.

La burocracia sindical se niega a discutir medidas de acción para que los trabajadores intervengan en la crisis con sus reclamos y una política independiente y de clase, al punto que se desconoce cualquier planteo público concreto de recomposición salarial o que se le asemeje.

El clasismo agita el aumento y prepara las luchas

El sindicalismo docente combativo, organizado en la Multicolor y Tribuna Docente, plantea $200.000 de básico nacional para los docentes, partiendo de la integración de todas las cifras que están “por fuera”, y el 60% de aumento en una sola cuota con indexación mensual automática con la inflación.

El gremio de los docentes de la Universidad de Buenos Aires, la AGD-UBA, plantea el aumento del 30% en una cuota, básico de $200.000 para el cargo testigo ayudante con dedicación semiexclusiva e indexación mensual según inflación. Además, plantean el pago de salario bajo convenio para todos los ad-honorem, entre otras reivindicaciones.

Dentro del sector privado, en las Telecomunicaciones la agrupación Naranja Telefónica plantea que el salario para las categorías iniciales parta de los $300.000 de bolsillo (canasta familiar), con actualización proporcional al resto de las categorías, y la integración de las sumas y adicionales especiales que están por fuera del básico, indexado mensualmente a la inflación.

En el movimiento de trabajadores desocupados y precarizados la Unidad Piquetera plantea un paquete de medidas inmediatas para enfrentar el hambre, partiendo de la elevación del salario mínimo para que cubra la canasta de pobreza ($191.228).

Un caso paradigmático es el de la dirección clasista del Sutna que en la paritaria 2022/23 conquistó una recomposición salarial con actualización salarial mensual segúnel índice de costo de vida hasta el fin del período paritario el 30/6 de 2023.

Se trata de algunos ejemplos de la actividad del sindicalismo clasista y combativo que se extiende a varios gremios e industrias y que organiza las luchas y los métodos de intervención independiente de la clase obrera ante el ajuste.

Esto se expresa políticamente en la convocatoria del Frente de Izquierda Unidad el próximo 1° de mayo en Plaza de Mayo, junto con el sindicalismo clasista y combativo, para que los trabajadores tengan su propia salida política ante la crisis.