Políticas

11/4/2025

Santoro y la “oportunidad” de repetir la historia

Es tiempo de empoderar a los trabajadores para cambiar la historia de verdad, vamos con Vanina Biasi.

Leandro Santoro.

Con el slogan de “es ahora Buenos Aires” Leandro Santoro está tratando de convencer al electorado progresista de la Ciudad que la crisis del macrismo presenta una oportunidad. Nada que reprochar en ese sentido. Es cierto que el macrismo está en crisis la pregunta es ¿oportunidad para qué y para quiénes?

Según el relato que Santoro repite en todos los medios, es la oportunidad de hacer una Ciudad “más humana”. Cuando se analiza su plataforma, se entiende que el concepto, vago de por sí, no conlleva grandes transformaciones a favor de las mayorías populares sino que busca presentar un “equilibrio” entre lo inhumano de la Ciudad capitalista -de la especulación inmobiliaria, del abandono de la salud, la degradación de la educación pública y de la superexplotación del trabajo precario- y algunos paliativos “humanos” como una salida. Una nueva versión de una receta fracasada que, en el caso de Alberto Fernández y el “Estado presente”, pavimentó el ascenso de Milei al poder.

No podemos olvidar que Santoro mismo fue parte de la mesa chica y colaborador personal del ex presidente. Lo mismo ocurrió hace más de dos décadas con el gobierno “progre” de Ibarra, que terminó en la masacre de Cromañón y en la llegada al gobierno del macrismo. Si ahora ese macrismo está en crisis y se abre una oportunidad, Santoro quiere aprovecharla para repetir una historia que ha llevado a la derrota de los trabajadores.

En sintonía con la búsqueda del equilibrio entre intereses contrapuestos, Santoro no busca desequilibrar la relación de poder entre las clases sociales a favor de los trabajadores contra el capital inmobiliario y la patria contratista que dominan la Ciudad. Su estrategia pasa por sumar algebraicamente a sectores que tengan una visión “humanista” hasta llegar al número mágico del 51% necesario para un hipotético balotaje, sectores que casualmente siempre se encuentran a la derecha.

En una reciente entrevista con Ténembaun y Sietecase, Santoro abrió la puerta a una futura confluencia con Emanuel Ferrario, alfil de Larreta, con Lousteau y el radicalismo de la UBA, y la Coalición Cívica de Carrió, todos los que gobernaron la Ciudad bajo el macrismo y defendieron los mismos intereses económicos que llevaron a la crisis social que vivimos hoy. En su visión, con estos sectores se debe conformar un nuevo frente político a nivel local. Un vía libre para derechizarse al estilo del peronismo cordobés (citado por él mismo) y a su vez despegarse de las fuerzas políticas nacionales que ya gobernaron todas y cargan con el peso de haber hundido al país. Es una derechización más profunda que la que ensayó el Frente de Todos para ganarle a Macri y los resultados están a la vista, una vez en el poder gobiernan para los mismos intereses capitalistas y frustran las aspiraciones que los trabajadores depositaron en ese gobierno abriendo paso a la derecha.

Este operativo de apertura hacia un centro derecha no peronista y de despegue del fracaso del FdT y UxP para adaptarse a un electorado derechizado, tiene expresión en un nuevo logo verde y con forma de corazón. Podrá engañar a algún incauto, pero la lista de Santoro es el resultado de un acuerdo con el rancio PJ Capital de Olmos, Santamaría y La Cámpora. Son los mismos de siempre, los que han hecho pactos de negocios bajo todos los gobiernos macristas garantizándoles gobernabilidad, paz social en los sindicatos y votos en la Legislatura. ¿Se puede esperar algo distinto del mismo personal político-empresarial-sindical que se recicla en cada elección?

El propio Juan Manuel Olmos, histórico operador del PJ porteño e inventor junto a CFK de la candidatura a presidente de Alberto Fernández, va en la lista. Representando a Víctor Santa María, el sindicalista empresario verdugo de los trabajadores de Página 12, va su segunda en el Suterh, Noemí Geminiani. La Cámpora lleva al actual legislador Juan Modarelli. Una “perla” de la lista es Aníbal Torreta, secretario de organización de Sutecba, mano derecha del octogenario Amadeo Genta, conocido por encabezar una patota que golpeó a enfermeras frente al Sanatorio Méndez. Dejamos para el final la candidatura de Claudia Negri, vicedecana de la Facultad de Medicina de la UBA, puesta por Carlos Rojo, presidente de la Asociación de Médicos Municipales, la burocracia responsable de haber firmado las paritarias miserables que destruyeron el salario de los trabajadores de los hospitales porteños y que impulsa una fragmentación de la Carrera de Salud sacando a los médicos de la Ley 6.035.

Como vemos, los enemigos del reconocimiento profesional de la enfermería, de los derechos laborales para los residentes y concurrentes, los cómplices del vaciamiento de la salud pública y los negocios de la salud privada, van en la lista de Santoro.

Viendo esta integración de la lista es claro por qué están ausentes de la plataforma de Santoro y de su discurso los grandes problemas de los trabajadores de la Ciudad. En la parte educativa no vamos a escuchar hablar de aumentar el salario docente ni defender su estatuto, ni terminar con las reformas antieducativas como la “Buenos Aires aprende”. Tampoco del pase a planta de los trabajadores precarizados del GCBA. Cuando vemos qué ocurre en la provincia de Buenos Aires gobernada por Kicillof, la realidad de los trabajadores es similar o peor. Lo más “osado” que plantea Santoro, presentado por él mismo con épica de “patear el tablero”, es la renegociación de los contratos con las empresas tercerizadas, la patria contratista macrista que se lleva el botín de la Ciudad. Frente a este cotidiano desfalco, Santoro propone regulaciones y controles para que sean más equitativas.

“Que quede claro que no queremos estatizar sino que estén las mejores empresas” enfatizó entrevistado por C5N, el viejo planteo eficientista del macrismo. En el mejor de los casos, reemplazarán a unos empresarios prebendarios por otros, afines al gobierno de turno. Las políticas macristas recicladas por Santoro no quedan ahí, ante cada micrófono que tiene a disposición embellece al primer macrismo al que le atribuye propuestas y obras positivas para luego proponer como política laboral el “apoyo a emprendedores”, a pymes a través de los mismo polos productivos que fueron un sello de la gestión Macri-Larreta y a través de esto la “retención de talentos” y una “meritocracia que parta de la igualdad”. Hasta tomó el planteo bullrichista de respaldo a la policía para que pueda combatir el delito, eso sí, con más control. Pero las concesiones al macrismo son matizadas con las concesiones al mileísmo ya que critica al primero por haber “incrementado la planta de empleados” y tener “un Estado bobo y al pedo”. Todo el arsenal ideológico y político de la derecha endulzado un poquito para ser digerido. Un nuevo sapo, esta vez hasta de color verde.

La adaptación a la derecha se combina con la ausencia de Santoro de las grandes peleas de los trabajadores contra el gobierno de Milei y los grandes problemas nacionales. La lucha de los jubilados, que polarizó al país al punto de generar una movilización de hinchas de futbol y un paro de la CGT, no conmovió a Santoro, que no puso el cuerpo ningún miércoles. Santoro es diputado nacional y la palabra no le cuesta, sin embargo en el recinto rara vez se le escucha la voz.

El contraste con la actitud de los diputados del Frente de Izquierda y en particular de Vanina Biasi, nuestra candidata a legisladora presente en todas las luchas, no podría ser mayor, ¿o sí? Veamos, mientras Vanina está siendo procesada judicialmente por denunciar el genocidio del pueblo palestino por parte del Estado de Israel, Santoro integra el sionista Grupo Parlamentario de Amistad (GPA) con el Estado de Israel, presidido por Sabrina Ajmechet. En su reunión constitutiva, Santoro destacó “la capacidad del Estado de Israel de sobreponerse a los problemas”, un repudiable acto de encubrimiento al genocidio.

Cortemos con la historia circular. Los planteos como el de Santoro ya sabemos dónde terminan. Es tiempo de empoderar a los trabajadores para cambiar la historia de verdad. A Milei y a Macri hay que pegarles con la izquierda, en las calles y en las urnas. Vamos con Vanina Biasi.

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