Políticas
7/8/2024
Se cayó la sesión de Diputados en medio de la crisis política por la visita a los genocidas
Derrotemos la política de impunidad y represiva con la movilización popular.
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Vanina Biasi exigió una investigación penal.
La sesión de la Cámara de Diputados prevista para el miércoles 7 naufragó estrepitosamente. El bloque colaboracionista que lidera Miguel Ángel Pichetto no bajó al recinto, y con la abstención del resto del peronismo no se reunió el quórum necesario. El trasfondo, del que no escapan los choques de camarilla y las propias aspiraciones personales de Pichetto, estuvo muy asociado a la crisis política que generó la visita de diputados libertarios a los genocidas presos en Ezeiza, que fue un boomerang para el propio oficialismo.
La reunión previa de labor parlamentaria, donde se reúnen los presidentes de los distintos bloques parlamentarios, inició con la propuesta del titular de La Libertad Avanza, Gabriel Bornoroni, de que el tema se aborde con una declaración de la cámara que manifieste su adhesión a “la democracia y las instituciones” y su “preocupación” por lo ocurrido en la cárcel de Ezeiza. De esta manera evitaban que se apruebe un repudio y la conformación de una comisión investigadora, como planteamos desde el FIT-U. Unión por la Patria se bajó de todos sus planteos y estaba dispuesta a votar en común con LLA un pase a comisión la investigación y el texto propuesto por los negacionistas del terrorismo de Estado, que solo buscan aminorar la crisis sin desistir de sus intereses más reaccionarios.
Como expresó Vanina Biasi en su manifestación de minoría ya caída la sesión, lo ocurrido con la visita a genocidas en el penal de Ezeiza es muy grave, y vamos a insistir con el repudio y el reclamo de la investigación penal. Fue una visita para orquestar cómo conseguir el arresto domiciliario de los represores. Los diputados que fueron (Beltrán Benedit, María Fernanda Araujo, Rocío Bonacci, Guillermo Montenegro, Lourdes Arrieta y Alida Ferreyra) tienen que dar explicaciones sobre por qué fueron a visitarlos y qué hablaron con ellos, porque se trata de criminales involucrados en un delito de tiempo presente: todavía siguen escondiendo información sobre los bebés apropiados nacidos en cautiverio, qué paso con los compañeros desaparecidos, y todas las secuelas del terrorismo de Estado perpetuado por la última dictadura cívico militar.
Los que visitaron a Astiz y compañía conspiran con genocidas mientras la gente se muere de hambre y el gobierno desembolsa millones para reforzar la maquinaria represiva del Estado. Lo de Ezeiza no es un hecho aislado. Estamos frente a un gobierno negacionista que busca la impunidad de los genocidas y una orientación de fondo para reponer el rol de las Fuerzas Amadas en la represión interior.
Ese es uno de los proyectos del paquete de leyes que envió Patricia Bullrich al Congreso, que junto a la baja de edad de punibilidad a los 13 años, la mal llamada “ley antimafia” y la reiterancia forman parte de un plan de superfacultades represivas para la persecución, el espionaje y la criminalización de los trabajadores. Lo mismo vale para el relanzamiento de la Side, el ciberpatrullaje, la persecución a las organizaciones sociales, las causas truchas de los manifestantes por la Ley Bases y los presos políticos.
Crisis y choques políticos a la orden del día
Cuando el fracaso de la sesión fue un hecho consumado Pichetto sacó un comunicado en el que se queja de la agenda parlamentaria, para una sesión que iba a estar dominada por “la agenda identitaria de los extremos del arco político” -en alusión a la catarata de cuestiones de privilegio que se plantearían en torno al episodio de Ezeiza y los genocidas de un lado, y la denuncia de Fabiola contra Alberto Fernández del otro.
Lo cierto es que la embestida contra Martín Menem de parte del titular de Hacemos Coalición Federal viene escalando, atravesada por las disputas en torno a los cargos de la Auditoría General de la Nación (AGN) y la conformación de la comisión bicameral de seguimiento de los organismos de inteligencia, de la cual su bloque fue excluido. Pichetto parece asimismo tener apetitos personales de ocupar un lugar más destacado dentro de las propias autoridades de la Cámara, emprendimiento para el cual no sería descabellado pensar que lo respalde Unión por la Patria: hace poco una reunión de economistas de todo el arco peronista organizada por el recién condenado Guillermo Moreno congregó gente de los equipos desde el propio Pichetto hasta Juan Grabois.
Como fuera, la sesión de hoy incomodaba más a los bloques patronales de lo que les iba a retribuir en función de sus intereses. Iba a estar mayormente dominada por estos grandes temas políticos, por fuera de la agenda de proyectos a tratar.
El temario incluía una larga lista de proyectos anodinos de aprobación de convenios con organismos internacionales que tienen largos años cajoneados (desde tratados de extradición con distintos países hasta la adhesión a un convenio de ¡1907!), una declaración sobre Venezuela y dos proyectos peligrosos sobre los que van a querer seguir insistiendo.
Uno de ellos sobre el régimen de portación de armas, que apunta a flexibilizar las condiciones de la tenencia y alimentar el mercado negro. El otro de ampliación del registro nacional de datos genéticos para que se incluyan todos los delitos de la investigación criminal (actualmente solo rige para los delitos contra la integridad sexual), y que se incorporen a él no solo quienes tengan una sentencia con condena firme y un delito probado sino hasta simples “imputados”: cualquier persona que haya sido denunciada, aunque no haya ninguna prueba.
Se trata claramente de una de las tantas iniciativas de este gobierno para terminar con la “presunción de inocencia” e instaurar el régimen de sospecha, control y vigilancia indiscriminada sobre la población.
La movilización es el camino
La sesión iba a ocurrir mientras en la calle se desarrollaba una importantísima movilización a Plaza de Mayo en reclamo contra el hambre, el ajuste y los despidos. La verdadera agenda del pueblo argentino, que le es absolutamente indiferente a un Congreso que sólo funciona para tratar la agenda reaccionaria de los partidos patronales.
Para derrotar esta política proimpunidad y represiva, el camino es la movilización popular. Como hicimos contra el 2×1 de Macri a los genocidas en 2017, hay que volver a ganar masivamente la calle. Es la herramienta que tenemos los trabajadores para enfrentar esta política antidemocrática y antiobrera de Milei y sus cómplices.