Políticas

15/2/2022

Se sigue desplomando el consumo de carne, los precios siguen subiendo

Es un 54% más cara respecto de enero de 2021, y se consume un 3,5% menos.

El consumo de carne se sigue desplomando. Tras alcanzar el año pasado su punto más bajo en un siglo en el país, en enero de 2022 el derrumbe acumuló otro 3,5% con respecto al mismo mes pero de 2021. De esta manera, la pérdida consolida ya un 30% con respecto a 2008. Así las cosas, mientras los salarios se continúan derrumbando frente a la inflación, se esperan nuevos aumentos de precios en los distintos cortes.

Esta misma tarde se dio a conocer la cifra de la inflación de enero, que se situó en un 3,9%. Otra vez más los alimentos quebraron este promedio general, subiendo incluso por encima con un 4,9%, y la carne no se queda al margen. Así, la Cámara de Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra) vaticina que esto podría continuar incrementándose en los cortes entre un 5% y un 7% durante las próximas semanas.

De este modo, la carne creció con respecto a enero de 2021 un 54%. Según un relevamiento, la carne picada común habría subido ¡un 18%! solamente en el mes pasado (Clarín, 14/2). Ciccra advierte que los precios se dan en función del tiempo necesario para criar al ganado vacuno y engordarlo, un proceso de aproximadamente 16 meses. En medio de la disparada de los precios, dicen, un factor a considerar es la caída de la oferta de hacienda para el faenado, en parte producto de las sequías de los años anteriores, que llevaron a un proceso de recría y retraso del engorde. Esto habría llevado al aumento de precios en el Mercado de Liniers, un factor que sin duda se agravará en el año en curso, cuando el país atraviesa sequías de proporciones históricas en varias provincias.

Otro aspecto fundamental a considerar es la reducción a la zafra de terneros, dado un proceso de liquidación de vientres entre 2018 y 2020. Ante un mercado interno en franca contracción, los consorcios que dominan la producción (en buena medida pulpos extranjeros) se declararon en huelga de inversiones, afectando la oferta. Pese a los pataleos del gobierno que habla al aire sobre “la concentración monopólica” detrás de los formadores de precios no es capaz de tocar los intereses del gran capital agrario, y por lo tanto de garantizar la satisfacción de las necesidades alimentarias reales de la población.

El gobierno nacional se limitó a incluir en los Precios Cuidados también a los productos cárnicos, luego de un año de sendos aumentos en que la política oficial para “contenerlos” demostró un fracaso de grueso calibre. A cambio de que el capital agrario amplíe el stock del mercado interno sobre algunos cortes, le ofrecen a los productores un esquema de créditos a tasa subsidiada y la apertura de mayores cupos para la exportación; a la búsqueda de maximizar no solo la producción de carne vacuna sino también ampliar el margen de ingreso de divisas como parte de toda la política oficial con vistas al pacto con el FMI y el pago de la deuda externa.

El derrumbe del consumo de carne en Argentina es otro de los indicadores de la creciente pauperización en masa de los ingresos de las familias trabajadoras. Sin embargo, el gobierno insiste con desincentivar la inflación recurriendo a fijar topes paritarios del 40%, cuando el IPC sigue arriba del 50% anual. Para defender la “mesa de los argentinos” hay que empezar por salarios que no bajen de la canasta familiar, seguir por la apertura de los libros de toda la cadena cárnica al control obrero, y nacionalizar el comercio exterior para invertir los recursos en un plan económico tendiente a un desarrollo nacional y la satisfacción de las necesidades de las mayorías.