Políticas

1/12/2022

Sobre la “amenaza” de “parar el Estado si condenan a CFK”

Los paros tienen que ser por las condiciones de vida de lxs trabajadorxs, no por CFK.

Catalano y CFK.

La seccional Capital de ATE cobró trascendencia en las últimas horas por su “amenaza” de “parar el Estado si condenan a Cristina”. Lógicamente, impacta el contraste con su completa pasividad respecto de la que se supone es su tarea sindical básica. Sucede que ATE no está moviendo un dedo por el retroceso sistemático en las condiciones de vida de las personas que debería representar. Sin embargo, no vacila en proferir una amenaza -de dudoso cumplimiento- cuando la “víctima” es la actual vicepresidenta. La situación ilustra hasta qué punto una organización que debería estar al servicio de las y los trabajadores estatales se desnaturaliza por su integración al poder político del sistema, que además es nuestra patronal directa. Nada está haciendo ATE Capital cuando los salarios estatales vienen perdiendo por goleada contra la inflación; los sueldos iniciales no llegan a la canasta de pobreza. No hay paros, ni movilizaciones, ni plan de lucha ni deliberación de verdad al respecto; pero el sindicato dirigido por Daniel Catalano sale “corriendo” a defender a la vicepresidenta del gobierno que nos está ajustando.

Habrá quienes argumenten que “está mal que no luchen por el salario, pero lo de CFK es persecución y hay que combatirla”. Por un lado, es cierto que la Justicia es un órgano estatal corrompido hasta la médula, y las causas que impulsa están al servicio de los vaivenes, manipulaciones y condicionamientos que establece la burguesía local y especialmente imperialista sobre el proceso político. Pero por el otro, y con igual peso, Cristina Fernández de Kirchner está lejos de ser una “inocente víctima”. La corruptela con la obra pública bajo su gobierno fue superlativa, y no es solo un mecanismo de enriquecimiento astronómico de testaferros (como Lázaro Báez). Es, sobre todo, un entrelazamiento del Estado con la patria contratista, es decir, con la burguesía nacional, para desfalcar el presupuesto público en su provecho. Todo esto es, inevitablemente, en desmedro de los trabajadores. El hecho de que esos empresarios estén fuera de toda posibilidad de condena ilustra el carácter de clase de la Justicia, pero no minimiza lo ocurrido. En cualquier caso, la posición de la clase obrera frente a esto debe partir de la más completa independencia. Cuando ella no está, ocurre como con ATE Capital, que en vez de ser un sindicato que defienda incondicionalmente las necesidades de sus compañerxs, se transforma en una facción al servicio del gobierno.

El 6 de diciembre, por otro lado, estaba convocada con anterioridad una “jornada” de la CTA Autónoma. No sería de extrañar que la dirección Verde, también volcada a una suerte de cristinismo tardío, pretenda transformar su ya débil iniciativa “de lucha” en el escenario de un apoyo a la vicepresidenta.

Pero también hay luchas que expresan genuinamente las necesidades de las y los estatales -completamente ignoradas por ATE o las CTA-. Ese día para el Garrahan, por séptima vez, con sus reclamos de salario y condiciones de trabajo insatisfechos. También siguen numerosas peleas de salud, como en el Posadas, o la de los residentes de PBA y numerosas dependencias de diversas provincias. El camino para que progrese nuestro país está en el desarrollo de esas luchas y en la independencia política de la clase obrera, sin ataduras a los políticos capitalistas que nos ajustan, sea con Fernández o con Macri.