Políticas
14/4/2025
Teresa Rodríguez ¿un crimen sin criminales?
La impunidad como método.
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Represión Neuquén.
El 12 de abril de 1997, en el marco de una gran huelga de las y los trabajadores de la educación de Neuquén, las fuerzas policiales provinciales, bajo la batuta política del gobernador Felipe Sapag, asesinaron a Teresa Rodríguez de un disparo. A pesar de ser un crimen cometido a plena luz del día, con decenas de testigos y filmado al detalle, el podrido aparato judicial de Neuquén nunca imputó a ninguno de los milicos que actuaron ese día en un barrio de la comarca Cutral Có-Plaza Huincul.
Hubo pericias de alto valor científico que determinaron desde que posición partió el disparo, pero el aparato judicial, argumentando que no se podía precisar al policía que había disparado (varios lo hicieron), señaló que no se podía imputar a ninguno. El mismo aparato judicial que imputa y condena por portación de cara o ideas políticas no encontró fundamentos para condenar al asesino de Teresa.
Aquella huelga durante el menemismo y Felipe Sapag
Las ciudades de Cutral Có y Plaza Huincul conforman un solo conglomerado urbano separado por una calle. Sus habitantes habían protagonizado la gran pueblada en 1996: una rebelión popular masiva, con dos ciudades apostadas en los piquetes que enfrentaron a la Gendarmería y la derrotaron a puro coraje, al punto que los gendarmes debieron retirarse y abandonar la represión.
Felipe Sapag, que había bastardeado llamando “lúmpenes, delincuentes” al pueblo sublevado y luego tuvo que conceder muchos de los reclamos de la pueblada, tenía esa derrota suya como una afrenta de la cual buscaba venganza. Y aquel 12 de abril de 1997 envió a su policía a dar un escarmiento a plomo a granel.
No se trató de un exceso, días antes el gobernador había convocado a un acto partidario del MPN para formar grupos de choque para “romper los candados” de las escuelas.
La sublevación popular organizada en asamblea popular, la que actuaba como un verdadero gobierno local y dirigía el levantamiento -incluso organizaba algunas medidas de orden más general- espantó a la clase dominante. Se había elegido un comité de la asamblea popular, el que se renovaba por tercios, a efectos de no permitir que el gobierno cooptara a los dirigentes, como había ocurrido en la pueblada del año anterior. Lo cual demuestra que no se trató de levantamientos espontáneos, sino que fueron fruto de una experiencia previa, y que se dieron en un marco de otras puebladas en el norte del país.
Realmente la burguesía estaba ante su infierno más temido: la organización independiente de las masas respecto a sus corruptas y antidemocráticas instituciones y el aparato represivo del Estado derrotado por la lucha de los sublevados, al nivel de huir del lugar. Por eso tanto el gobierno nacional de Carlos Menem, como el provincial de Felipe Sapag, pretendían ahogar en sangre ese levantamiento popular.
Es en este marco que asesinan a Teresa Rodríguez. Un juicio contra la policía hubiera abierto una crisis política aún mayor. De allí que siendo un crimen donde las pruebas abundan, no tenga ni imputados ni condenados al día de hoy.
El 12 de abril de 1997 no fue un rayo en cielo sereno
Marzo fue un mes de huelga de Aten: ocupaciones de los puentes, represiones y sobre todo de asambleas masivas del sindicato que pasaban sobre la decisión de las conducciones de “apaciguar los ánimos”.
El 26 de marzo la Gendarmería desocupó los puentes gaseando a quienes lo cortaban. Pero una asamblea de Aten Capital, histórica para la época (1.800 docentes y auxiliares), votaron la continuidad de la medida. La Ctera, ante la bronca nacional por la represión del desalojo, tuvo que convocar para el 31 de marzo a un paro: “¡Ese día marcharon 20.000! Sapag estaba aislado y derrotado políticamente (…) (los movilizados) cantaban Felipe, no seas gil, esos pocos de mierda, ya somos 20 mil…” (En Defensa del Marxismo N.º 17-julio de 1997).
El miércoles 9 de abril Aten convocó a una jornada de movilización “sobre las rutas”. En Cutral Có y Plaza Huincul se movilizaron unas 15.000 personas que enfrentaron a Gendarmería hasta hacerlos retirar. En esa represión es baleada Teresa.
En Neuquén miles se movilizaron a Casa de Gobierno.
Aquel sábado 12 de abril, una numerosa asamblea de organizaciones que rebalsó la sede del sindicato judicial, se había reunido para votar acciones de apoyo a la pueblada en curso, entre ella sumar a la huelga a otros sindicatos, además de Aten.
En esa nutrida asamblea en el sindicato judicial participaron hasta diputados del MPN, quienes actuaban como bomberos de la tendencia a la huelga general. Por ejemplo, la diputada Gloria Cifuentes, dirigente y diputada por el MPN, defendió lo actuado por el gobernador. La asamblea hervía.
Allí desde el PO lanzamos la propuesta de “Fuera Sapag”. La que fue enfrentada por la secretaria general de Aten Capital, Liliana Obregón, diciendo que Aten es un sindicato y esa consigna no la puede apoyar porque es un planteo “político”. La misma que horas más tarde, junto a los dirigentes provinciales de la Celeste de Aten, María E. Figueroa y otros, entregaron la huelga en una reunión con el gobernador, mientras afuera de Casa de Gobierno miles de huelguistas hacían tronar el escarmiento contra ese gobierno ante la noticia que Teresa había fallecido en el hospital donde la trasladaron.
Conclusiones
El asesinato de Teresa Rodríguez fue un crimen de Estado, en el marco de la represión de una sublevación popular con rasgos de independencia política de las instituciones de ese Estado. Por eso continúa impune.
Esa sublevación de ninguna manera fue espontánea, sino que formó parte de una situación enmarcada en una huelga de Aten y con la experiencia de la pueblada del año anterior. Esa sublevación impactó en la base de otros sindicatos y la población en general que la apoyó incondicionalmente, ante un gobierno al borde de su derrumbe. Lo cual no ocurrió por la conducta entreguista de direcciones sindicales y el sostén del resto de los partidos patronales, la Iglesia, cámaras patronales y demás instituciones capitalistas, ante el fracaso de sus fuerzas represivas para doblegarla.
De ninguna manera el crimen de Teresa es un hecho menor, aislado o una consecuencia no deseada de una represión. El fantasma de aquellas puebladas sigue tan vigente, que en el acto recordatorio en Cutral Có-Plaza Huincul de este 12 de abril, la policía, esta vez del gobernador Rolando Figueroa, estuvo provocadoramente en las inmediaciones. Todo un anuncio.
¡Justicia para Teresa y su familia, ayer y siempre!

