Lxs trabajadores del transporte urbano de pasajeros paralizaron el servicio por 5 días, así arrancaron una respuesta a la falta de pago de sueldos y aguinaldo, adeudado por la mayoría de las empresas. El paro se levantó luego de un compromiso para pagar la totalidad que se debía, plazo que vencía este jueves 11. Sin embargo, la precaria salida no despejó el cuadro de crisis en que está envuelto el sistema.   

La falta de servicio fue entera responsabilidad de las patronales y del gobierno provincial. Los empresarios sostienen que “no hay plata” y buscaron conseguir más subsidios para así cumplir con sus obligaciones. En tanto, el gobierno dejó actuar a sus anchas a los empresarios del transporte. Primero por los tarifazos reiterados que no mejoran salarios y servicios; además, el esquema de subsidios permite a las empresas manejar fondos públicos discrecionalmente.

Durante los días de paro, el gobierno dejó de estar en modo Milei para intimar a las empresas a que retomen el servicio so pena de cancelarles las concesiones. Las patronales nucleadas en Fetap respondieron con un enésimo planteo de más subsidios y aseguraron que tienen déficit producto del boleto educativo gratuito.

Además, las patronales sacaron a la luz el acuerdo paritario en el que “el Estado se compromete a la articulación de los mecanismos que estén a su alcance a los fines de que se pueda dar cumplimiento por parte de las empresas de lo comprometido en este acuerdo (…) que no se trata de otra cosa que del compromiso de la sustentabilidad del sistema”, según publicó La Voz.  

Hay que decir que el recorte de subsidios al transporte del interior por parte del gobierno de Milei no es lo único que mete presión para que prácticamente se aplique un sistema de aumentos permanentes. Sucede que el libertario impuso un impuesto a los combustibles (nafta y gasoil) que produjo que en junio aumentaran los precios entre 1% y 1,5%. En julio, estos indicadores serían más elevados todavía.

Mientras Milei aplica la motosierra contra el pueblo trabajador cordobés, el gobernador Martin Llaryora lo apoya, al punto de prestarse a la firma del Pacto de Mayo el pasado 9 de julio. Quedó muy atrás la frase “pituquitos de recoleta”, con la que alguna vez el actual gobernador pretendió ganar centralidad para diferenciarse de los políticos del Amba.

El gobierno también hizo circular versiones de un nuevo sistema, poniendo el acento en aquellos recorridos que dan “déficit”; estos pasarían a ser brindados por cooperativas. Esto es una razón más para que lxs trabajadores continúen con la guardia alta e intervengan en defensa propia para que se garanticen todos los puestos de trabajo, así como también una recomposición salarial.  

Así las cosas, los fondos que se habrían depositado para el pago de haberes llegaron producto de un parazo, que mostró la fuerza de lxs trabajadores. Desde Aoita no precisaron si las patronales o el gobierno (con más subsidios) liberaron los fondos. Lo cierto y concreto es que la continuidad del servicio es precaria si se tiene en cuenta que el 1 de julio se reabrieron las paritarias y que las empresas vienen manteniendo una clara posición de ajuste salarial.

Es claro que, en este cuadro, trabajadores y usuarixs del sistema son víctimas de patronales parásitas, que vienen manejando subsidios sin un control que lleve a que den cuenta cómo y de qué manera se invierten en mejorar frecuencias que cada vez están peor. El gobierno lo sabe, por eso ahora improvisó que el Ersep “analice” la estructura de costos de cada empresa. Es decir que, durante 23 años, las patronales presentaron información sobre sus gastos en base a “datos promedio confeccionados por las entidades empresarias Fetap y Asetac2″, según publicó La Voz.

Pero se sabe que el Ersep suele siempre fallar a favor de las patronales, la prueba más fehaciente de ello son los reiterados tarifazos a libro cerrado que viene habilitando. La rendición de una estructura de costos carece de rigurosidad sin la intervención de trabajdores y usuarios.

En efecto, un principio de salida pasa por la apertura efectiva de los libros de las empresas y su control efectivo por parte de trabajadores y usuarixs. Esto, como parte de una transformación del sistema que tenga como principio garantizar el derecho al transporte y el convenio colectivo de trabajo. Es decir, la reorganización del sistema dejando de lado la renta de empresarios parásitos. Esto se resuelve luchando.

Sin dudas, el planteo de construir la huelga general también aplica para resolver el problema estructural en que se encuentra el sistema de transporte. Solo así puede emerger una salida desde el campo de lxs trabajadores, que dé una respuesta a todas las demandas populares.

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