Políticas

9/11/2022|1657

“Triste está la gente que no llega a fin de mes”

La frase no pudo ocultar lo triste del congretrucho del PJ bonaerense.

Máximo en el congreso del PJ.

Con la frase del título, Máximo Kirchner criticó en el congreso bonaerense del PJ a Alberto Fernández, a quien trató de aventurero por su eventual intento reeleccionista. Nada más cierto que el hecho de que la gente no llega a fin de mes, solo que esto lo lograron Guzmán y Massa en tres años de gobierno de la coalición que comanda Cristina.

Lo primero a resaltar ante los trabajadores y la juventud es que el congreso de 800 delegados realizado en Mar del Plata, no fue tal. Solo se trató de una formalidad administrativa para cumplir con la ley de partidos, sin debate alguno. Al final, fue un acto con discurso del hijo de la vice acompañado de Fernanda Raverta, a quien La Cámpora promueve como vice de la reelección de Kicillof, un cargo para el que hay otras aspirantes como Mariel Fernández del Evita, lo que promete fuertes guerras internas.

La politiquería del PJ de la Provincia (política le queda grande) se cocinó en sendas reuniones del gobernador con Máximo, Insaurralde y varios intendentes, entre ellos los que aún ostentan cargos en el gabinete nacional, Katopodis y Ferraresi. De esa cocina resultó la tal vez quimérica reelección de Kicillof. Los grandes protagonistas son, una vez más, los intendentes, viejos y nuevos barones y punteros, especialmente del definitorio conurbano. Ya lo habían sido para coparle el gabinete al gobernador con Insaurralde como jefe con aspiraciones a candidato a gobernador.

Hoy, los intendentes vuelven a ser protagonistas centrales, pero para volverse todos “al territorio” a defender como sea su cuota de poder ante un previsible derrumbe del peronismo nacional. Si le aceptan a Cristina que gobernador y vice los designe ella, con Kicillof y Raverta, la verduga de las jubilaciones, es por dos motivos: los votos que hay los tiene la vice y hay más chances de perder que de ganar en elecciones atadas a la nacional y con las Paso vivitas y coleando después de la derrota de la intentona derogacionista.

Ese protagonismo de los inescrupulosos intendentes pejotistas se apreció 24 horas después del congretrucho de Mar del Plata. Los mismos protagonistas se reunieron con el denostado Alberto Fernández y Massa para reclamarles fondos directos para obras y otras urgencias más pedestres. Por ejemplo, los intendentes braman contra el bono que dos días antes impulsó Cristina ante la burocracia de la UOM. Claro, los municipales que protagonizan huelgas por distintos puntos de la provincia tienen salarios de indigencia y serían candidatos directos al bono. No tienen para afrontarlo. Qué les habrán pedido a cambio Fernández y Massa, queda en las cuatro paredes de Olivos.

La crisis del PJ nos deparará todavía muchos capítulos. Que el ultradebilitado Alberto Fernández les haya ganado la pulseada contra la suspensión de las Paso al kirchnerismo y todos los gobernadores es muy expresivo. Cuesta pensar en la reelección de AF, se trata de su parte de gestos para conservar algo de autoridad en lo que le queda de mandato, que no es poco al ritmo de la crisis.

La realidad económica y social de la Provincia es explosiva. La crisis de deuda de la Nación a plazo fijo para 2024, la replicará la provincia después del canje ruinoso de Kicillof, el gran negociador que acaba de ser basureado por Massa al lograr la mitad de los intereses que pactó con el Club de París, con tasas internacionales muy superiores al pasado. El presupuesto que Kicillof presentó a la legislatura prevé un déficit financiero de 250 mil millones. Parece difícil que les den a los intendentes los $86 mil millones que piden para obras que les permitan salvar la ropa ante un electorado “triste”. El pequeño gobernador necesitará incluso los votos cambiemitas para los dos tercios requeridos para endeudarse por $168 mil millones. No la tendrá fácil en el 2023, dependerá de que Massa reviente a las demás provincias para salvar la ropa de Buenos Aires en el marco del ajuste del FMI.

Este cuadro ha tenido traducción en la lucha de clases de nuestra provincia. Los residentes bonaerenses acaban de sumarse con una gran columna a la descomunal movilización de residentes y concurrentes de CABA, uniendo la lucha de la salud contra el ajuste no solo de Larreta, sino contra el de Kicillof, ambos en línea con Massa. Antes de eso, el 27 de octubre, se produjo un gran paro docente en decenas de distritos, desde la Multicolor, contra Baradel, después de que firmara el sonado 92% que sin embargo deja a los docentes muy por debajo de la línea de pobreza en su inicial. Si le sumamos la gran huelga triunfante del Sutna con sus plantas en el corazón de los cordones industriales y las colosales movilizaciones de la Unidad Piquetera que llegan como aluvión al centro porteño, podemos advertir que la Provincia es una olla a presión.

Nuestra política es desenvolver a fondo cada lucha. Contra el gatillo fácil, que tuvo en Brandon Romero otro caso de fusilamiento que Romina Del Plá llevó a Diputados en una gran audiencia el pasado 7 de noviembre, donde volvió a sonar el “fuera Berni”. Contra el hambre con el Polo Obrero en cada barrio. Por la tierra luchando contra la represión a los asentamientos. Con cada huelga obrera, para que a partir de las luchas desarrollemos una alternativa política de los trabajadores en la Provincia.

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