Al fallo de la Corte Suprema de la Nación suspendiendo las elecciones en Tucumán, le siguió de inmediato la renuncia de Manzur. El gobierno quedó descolocado y si bien el día posterior de que se conociera el fallo, el propio Manzur intentó reafirmar su candidatura, su intención no duró un suspiro. Jaldo (actual vice) entendió que la avanzada judicial presentaba una inmejorable oportunidad para deshacerse de su compañero. Siguiendo este razonamiento organizó un raid mediático de sus alfiles pidiendo la renuncia de Manzur.

Por supuesto que luego el peronismo tiene que hacer su show característico (mística) y el candidato a gobernador del Frente de Todos, Osvaldo Jaldo, utilizó los medios locales para presentar los acontecimientos como si se tratara de un “renunciamiento histórico”; cuando es evidente, para todo aquel que interprete el texto de la Constitución, que se trató de una estafa que no pudo ser consumada. Como ya escribió Martín Correa en Prensa Obrera, la candidatura de Manzur era ilegal.

Pero Jaldo, no solo despidió a su socio con falsos elogios, sino que también presentó la renuncia obligada de Manzur como un “fortalecimiento de la democracia”. Es decir que para los políticos capitalistas, la democracia se fortalece con candidaturas ilegales, con sistemas de acoples, con elecciones fraudulentas y con “golpes del partido judicial”. El fracaso de la democracia en el “Jardín de la República” no admite prueba en contrario.

El gatopardismo peronista

Miguel Acevedo será el flamante reemplazo de Manzur como candidato a vicegobernador. En su prontuario se destaca su papel como secretario de hacienda y ministro de Economía del dictador genocida Bussi. Luego ocupó cargos como funcionario de todos los gobiernos que sucedieron. Como ministro del Interior, desde el año 2015 a la actualidad, administra el reparto de fondos con intendentes y delegados comunales. Son miles de millones de pesos que se asignan sin ningún tipo de control y criterio.

Si bien todavía no hay una fecha cierta para que se lleven adelante las elecciones, el Frente de Todos y Juntos por el Cambio pretenden seguir como si nada, con la supuesta “fiesta de la democracia”. En el Partido obrero y el Frente de Izquierda, tenemos claro que para avanzar en una verdadera democracia, tenemos que derribar sus cimientos que están llenos de dictadura. Quedó muy lejos la premisa de que “con la democracia se come, se educa y se cura” estamos atravesando records insostenibles de pobreza, indigencia, precarización laboral, agudización de la crisis habitacional, un derrumbe del salario permanente y un debilitamiento y devaluación constante de la moneda.

Para terminar con este régimen podrido de hambre y miseria, necesitamos luchar por un gobierno de los trabajadores.

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