Políticas

3/8/2023

Un año de Massa como ministro de Economía: creció la inflación, la pobreza y la devaluación del peso

Como resultado de haberse aferrado al programa del FMI.

Se cumplen 365 días de la gestión de Massa en Hacienda.

Se cumplieron 365 días desde la asunción de Sergio Massa en el Ministerio de Economía. Un año dedicado a reforzar el programa del FMI, que no condujo a ninguna estabilización sino al agravamiento de todos los indicadores, mostrando la inviabilidad del rumbo fondomonetarista. El kirchnerismo propone seguir acatando esa receta ruinosa, al punto que nombró al ministro como candidato a presidente de Unión por la Patria.

Por un lado, la promesa de bajar la inflación no se cumplió. La misma ha crecido 115,6% en un año y las propias medidas de Massa se encargaron de alentarla, como los aumentos en la boleta de gas, agua y luz y en el transporte -en función de arrimarse a las metas fiscales del Fondo reduciendo subsidios-, o bien, la profusa emisión que implicaron los tipos de cambio diferenciales otorgados al agro.

Lo anterior, sumado a la pauta salarial a la baja fijada por el ministro y al recrudecimiento del ajuste fondomonetarista durante su gestión (el gasto primario cayó 7,6% real durante el primer semestre, en términos interanuales), explica que se hayan sumado más de tres millones de personas a las filas de la pobreza desde que Massa está al frente de Economía, según la Universidad Torcuato Di Tella. También se extendió el trabajo informal (los peores pagos), teniendo en cuenta que los puestos no registrados crecieron el doble que los registrados entre el primer trimestre 2022 y el primer trimestre 2023.

A su vez, en función de arrimarse a la meta de acumulación de reservas que exige el FMI, Massa ha incrementado la deuda externa, contrayendo préstamos con otros organismos multilaterales y con China. El endeudamiento en moneda extranjera, entre agosto 2022 y junio 2023 (el último dato disponible), aumentó en U$S 4.995 millones. A su turno, el rescate de dicha hipoteca significó un gasto de U$S 5.049 millones en el mismo período en concepto de intereses de deuda en dólares (incluyendo los pagos con sobretasa al FMI).

Ahora bien, a pesar de los estímulos a las agroexportadoras y los créditos internacionales recibidos, las reservas líquidas detentan un rojo de aproximadamente U$S 11 mil millones. Sucede que Massa, al igual que sus predecesores, ha mantenido intactos todos los mecanismos por los cuales la clase capitalista fuga divisas, siendo el pago de deuda externa uno de ellos. Así las cosas, debió recurrir a un nuevo desembolso del Fondo Monetario, plagado de condicionamientos recesivos e inflacionarios, como el nuevo dólar agro e impuestos sobre las importaciones.

Por otra parte, en aras de cumplir con la meta monetaria del Fondo, Massa ha engrosado el endeudamiento nominada en moneda local emitiendo títulos del Tesoro para recurrir lo menos posible a la emisión a la hora de cubrir el déficit fiscal. De esta manera, la deuda en pesos creció en el equivalente a U$S 17.676 millones entre agosto 2022 y junio 2023.

La misma presenta un alto riesgo de default, ya que la corrida de los tenedores de deuda en pesos persiste, presionando sobre el precio de los dólares financieros, y son los organismos estatales los que salen a financiarla, comprando los bonos a la venta, a costa de una gran emisión en el caso del BCRA. El gobierno también financia la corrida vendiendo dólares de las reservas en pos de achicar la brecha cambiaria. Llegó al extremo de ordenarle a la Anses que malvendiera sus bonos en dólares con el objetivo de contener los tipos de cambio paralelos, en desmedro del patrimonio de los jubilados.

Para tentar a los acreedores de ingresar a las subastas se ofrecieron  condiciones cada vez más leoninas (tasas por encima de la inflación como indica el FMI, bonos ajustados a la inflación o al dólar, etc.), generando costos verdaderamente usurarios para el país y montando una bicicleta financiera en favor de la banca y los fondos de inversión que prepara corridas de enorme alcance. Desde agosto 2022 hasta junio 2023, el Tesoro canceló intereses en pesos por el equivalente a U$S 3.414 millones, mientras se escamotean recursos para jubilaciones, asistencia social, vivienda, salud y educación.

A su turno, la industria se encuentra estancada (en mayo, el índice de producción industrial cayó 1,5% respecto al mes anterior), fruto de las altas tasas de interés (promovidas por el Fondo) que encarecen el crédito y cupos de importación cada vez más restringidos.

En definitiva, las medidas de Massa como titular de Hacienda estuvieron destinadas a complacer al FMI y al capital financiero y agrario, perjudicando al pueblo trabajador. Por ese camino la crisis no hizo más que recrudecer, y, para colmo, no fueron alcanzadas las metas incumplibles del Fondo Monetario. Se trata de una senda destinada al fracaso, por la cual promete seguir transitando en caso de ganar las elecciones, al igual que Bullrich, Larreta y Milei.

Debemos echar a estos políticos capitalistas que nos hunden y construir una salida de los trabajadores, que rompa con el FMI y abra un curso de desarrollo nacional priorizando las necesidades sociales. La lista que encabezan Gabriel Solano y Vilma Ripoll en el FIT defiende esa perspectiva no solo en las urnas sino también en las calles, porque está compuesta por destacados activistas del movimiento obrero y popular, como las candidatas y candidatos piqueteros, que son vanguardia en la lucha contra el ajuste descripto, y del Sutna, que conquistó una paritaria récord yendo a la huelga, la encontró a la figura de Massa como principal aliado de las patronales del neumático. Por eso, es el voto que les duele a los dueños del poder.

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