Políticas

22/11/2021

Vaca Muerta: la ley de inversiones petroleras y los cuellos de botella

Un círculo vicioso en un contexto internacional difícil.

Con una producción No Convencional creciente de petróleo y gas, los ductos que transportan la producción neuquina ya muestran limitaciones en su capacidad de evacuación de los hidrocarburos. Esta semana el principal oleoducto (el de Oldelval), que lleva el fluido hasta Puerto Rosales en las cercanías de Bahía Blanca, tuvo que rechazar un 15% de la producción. Esta situación pone un techo a la constante superación de los volúmenes extraídos. Ya en octubre se alcanzó el récord absoluto de casi 230.000 barriles diarios (un 7% más que el mes pasado), que se estimaba alcanzar a fin de año.

La empresa que opera el oleoducto está realizando una serie de obras para ampliar la capacidad de transporte, y esperan alcanzar un nivel de unos 42.000 metros cúbicos por día recién hacia mediados del 2022. En tanto el oleoducto que va a Chile, para reactivarse depende del aumento de producción que causaría la aprobación del proyecto de ley de “inversiones hidrocarburíferas”, hoy en el Senado.

En tanto en gas se llegó a los 77 millones de metros cúbicos diarios de producción. Un nuevo gasoducto que llevaría la mayor producción hacia los centros industriales no ha salido de los papeles, y aún así se contempla su construcción en tres etapas para las cuales el financiamiento en dólares (unos $ 1.500 millones) es incompatible con los acuerdos de pagos al FMI. Se habla de financiar un tercio de ese monto con lo recaudado como impuesto a las fortunas, otro tercio del presupuesto nacional y el tercio final es una quimera mayor. Lo que sí es seguro es que tal gasoducto no estaría en funciones antes de tres o cuatro años, así comenzarán ahora su construcción.

Estos cuellos de botellas que limitan el retorno de los capitales invertidos en los yacimientos y la monetización de la plusvalía extraída han sido expresados por dos pesos pesados de la industria hidrocarburífera. Por un lado el presidente de Shell Argentina, Sean Rooney, quien promete duplicar o triplicar la producción de las áreas que explotan, dijo al diario Río Negro (20/11) que los incentivos del proyecto de ley que se encuentra en el Senado “no son suficientes para atraer grandes inversiones pero es una señal” y criticó los precios locales diciendo que “esperamos que la industria lleve los precios domésticos hasta los precios internacionales, comparables con export parity, que es mucho más saludable y va a atraer muchas más inversiones”.

Por su parte Paolo Rocca de Techint dijo respecto a la construcción del nuevo gasoducto que “consideraría aportar para su construcción si se presentara un proyecto que pueda conjugar la celeridad que requiere la industria con una proyección de futuro”, a lo que Ricardo Markous, CEO de Tecpetrol, agregó: “hay que apurarse con el gasoducto, este año la capacidad de transporte se saturó ya en agosto”(LMN, 20/11). Tanto el presidente de Shell como el capitalista “nacional” de Techint coincidieron en que hay que facilitar la exportación y otorgar mayores concesiones en la ley bajo tratamiento.

No se sacan ventajas en sus planteos contrarios al interés de la población como sería el tarifazo y naftazo que pregonan y las restricciones al consumo energético de la población de nuestro país. Además del parate de un sector del aparato productivo.

La ley, la interna del MPN y la elección en el sindicato

Como una trenza a tres tientos, el proyecto en danza en el Senado sobre “inversiones hidrocarburíferas”, los choques al respecto en la interna del MPN y la denuncia de fraude en la pasada elección del sindicato, que obra en el Ministerio de Trabajo de la Nación, han obligado a sus protagonistas a salir al ruedo.

El abierto llamado a votar por el FdeT el pasado 14 de noviembre de parte de la dirigencia petrolera ligada al MPN es un secreto a voces, esta actuó en tándem con Darío Martínez y la pelea dentro del PJ neuquino. Tanto Guillermo Pereyra, como su sucesor al frente del sindicato, Marcelo Rucci, promueven la aprobación de la ley sin tapujos. En tanto declaraciones de Jorge Sapag y del gobernador, Omar Gutiérrez, van en sentido contrario. Aunque no desde el mismo ángulo, coinciden con los popes de Shell y Techint, que así como está la ley no es suficiente para asegurar las inversiones que se necesitan, además de reclamar no abandonar ser la autoridad de aplicación en la materia para las concesiones en la provincia.

En tanto el ingrediente sindical tuvo esta semana una nueva manifestación con la declaración del estado de “asamblea permanente” ante lo que consideran una intromisión del sector de Oscar Parrilli del PJ en la denuncia de fraude. El propio gobernador defendió la transparencia del acto electoral y llamó a convalidarlo sin más trámite.
Más allá de cómo termine la cuestión en el Ministerio de Trabajo de Nación, lo cierto es que la delegada local que inspeccionó algunas urnas constató que prácticamente se votaba sin cuarto oscuro y que no existían padrones por mesa, sino uno general, quedando en la voluntad del presidente de cada mesa, constatar si un afiliado ya había votado en otra. Y un dato esencial: tuvo que realizar la tarea bajo custodia de la policía federal, que le fue retirada por orden superior apenas fiscalizó como autoridad de aplicación las condiciones de votación en la primera urna. Desde Nación se protegió el fraude montado por la burocracia petrolera.

La dupla del secretario de Energía de Nación con la dirigencia emepenista petrolera realizó un ajuste de cuentas hacia el interior de sus respectivas fuerzas políticas. Para Darío Martínez y el “albertismo” era esencial golpear al sector de Oscar Parrilli en el FdeT, así como Guillermo Pereyra debía evitar un triunfo contundente en las generales de parte de sus rivales en la interna del MPN.

Con sus declaraciones reclamando la transparencia del comicio en petroleros, ahora el gobernador trata de tender puentes hacia la dirigencia del sindicato, en función de contar aliados en sus reclamos respecto al texto del proyecto de ley. Una gran trenza donde los intereses entre unos y otros se cruzan, sin que existan cortes por ahora.

Con una producción creciente sin posibilidades ciertas de evacuarse a los centros de consumo, con fisuras de fondo en el gobierno y lo que podría ser un escándalo en la elección del sindicato, lo cierto es que Vaca Muerta entra en una encrucijada donde la coyuntura de la crisis energética a escala mundial juega su papel.

Como dijo el propio Jorge Sapag en un reportaje del canal local: Vaca Muerta produjo hidrocarburos por 25.000 millones de dólares, dejando en regalías solo 2.500 millones. Con lo cual ha quedado expuesto que el planteo de expropiación sin pago de toda la industria energética bajo control obrero es la única salida para cortar este saqueo en marcha.