Políticas

4/8/2025

Vaca Muerta: megaproyectos y desinversión

Una realidad en línea con el “plan” Milei-Caputo.

Extractivismo.

Un gobierno desesperado por obtener dólares ha apostado, como una vía fundamental para tal objetivo, a la exportación de hidrocarburos a partir de la producción creciente de Vaca Muerta.

En función de ello, a través del RIGI y otras muletas estatales, incluida la baja del “costo laboral” y el salario de los obreros del sector, han proliferado los anuncios de grandes proyectos de inversión. Algunos se han concretado, otros están en camino y algunos no han superado las intenciones. Lo cual ha creado una situación que diversos analistas y consultoras denominan contradictoria. ¿Lo es? Se podría decir que lo es, si se analizara la actividad de Vaca Muerta aislada del contexto nacional y mundial. Pero cuando se coloca en el marco de la vida real, donde los intereses concretos capitalistas juegan su partida, la realidad no es tan contradictoria. Más bien, es muy coherente con los efectos de las medidas adoptadas por el gobierno nacional, y también del gobierno de la provincia del Neuquén.

El parate de los últimos meses

El ritmo productivo real de Vaca Muerta lo determinan la cantidad de etapas de fractura que se realizan mes a mes. Tomado con este parámetro de conjunto, en el primer semestre de este año se hicieron casi 12.500 etapas de fracturas, implicando un 34% de aumento respecto a igual período del año pasado. Si analizamos el detalle de los datos generales, se advierte que algunas empresas bajaron el ritmo respecto al año 2024. Otras lo han incrementado, obviamente. El crecimiento estuvo basado en el salto que dio la empresa YPF S.A., responsable de un poco más de la mitad de las etapas de fractura del primer semestre de este año, con un salto del 47% (superior al promedio general), respecto a igual período del año anterior. Otras multinacionales, como Vista, Shell, Chevron, Phoenix, en distintos porcentajes, estuvieron a la baja.

Es decir, que la empresa en la cual formalmente el 51% de las acciones son estatales, es la que ha realizado el mayor esfuerzo inversor. Las privadas 100%, han tenido un comportamiento desigual: unas aumentaron y otras bajaron, pero con cantidades de etapas de fractura muy por debajo de las realizadas por YPF S.A. Es decir, con inversiones menores o directamente con desinversión.

No obstante, en los primeros meses del año, las etapas de fractura de YPF S.A. llegaron a ser el 66% del total, es decir, aún liderando el ranking, también esta empresa viene frenando.
El resultado del final del semestre marca que las etapas de fractura de junio (1.968) fueron menores que las de mayo (2.588), y las de julio (1.793) cayeron respecto a las de junio. En dos meses se derrumbaron casi un 31%.

Esto explica los 1.200 despidos y 2.000 suspensiones que el sindicato petrolero ha denunciado. Las petroleras, como los sojeros, retacean sacar todo el petróleo que podrían sacar, presionando por una devaluación que les permita abaratar sus costos en pesos.

Megaproyectos

El frenesí exportador se ha canalizado fundamentalmente por el rubro petróleo. El gas ha quedado en ese sentido totalmente rezagado.

La ampliación del oleoducto Oldelval, que partiendo de Vaca Muerta lleva el petróleo hasta Puerto Rosales, ha permitido incrementar notablemente la exportación y la llegada de grandes buques como el Suezmax Seaway Pecos (primero de su tipo en llegar al país), que cargó hace unos días unos 700.000 barriles provenientes de Neuquén.
En el primer cuatrimestre de 2025 se exportó un promedio de 245.000 barriles diarios. ¡Un Suezmax cada tres días!

Esto potenció todos los megaproyectos relacionados al petróleo, y dejó en stand by los relacionados al gas. Así, la puesta en marcha del gasoducto norte (para exportar gas natural al Brasil) está demorada. La construcción de la otra mitad del gasoducto ex Néstor Kirchner se ha trocado por una ampliación de la mitad ya construida. Los megaproyectos de GNL van a paso de tortuga para, en todo caso, estar en funciones dentro de unos años. Del gasoducto necesario para que funcionen más de un barco licuefactor en la costa rionegrina, no hay noticias. Es decir, podrá estar en condiciones operativas, en el mejor de los casos, de aquí a tres o cuatro años. Si ocurre.

Por ahora, el negocio incentivado por ventajas estatales es el de los barriles a exportar. No solo por el Atlántico (tanto por la zona de Bahía Blanca como por los puertos del sur patagónico), sino también a través del oleoducto a Chile.

Aun así, lejos del millón de barriles de producción en Vaca Muerta (hoy se alcanza la mitad de esa cantidad). Por lo que los megaproyectos chocan con las limitaciones en el nivel de inversiones en Vaca Muerta y en las obras necesarias para evacuar esa producción en el caso del gas.

El encarecimiento del crédito internacional, las tasas de interés siderales en el mercado local y el gran negocio especulativo de prestarle al Estado al 66% de interés anual es más fuerte que la cacareada iniciativa productiva energética privada. Por eso, el parate global de Vaca Muerta no es ninguna contradicción: es el derivado genuino de un “plan” económico recesivo, en crisis y antiproductivo.

El oleoducto Vaca Muerta Sur

Este caño, desde Vaca Muerta hasta el futuro puerto en Punta Colorada (costa rionegrina), es el único que está en pleno desarrollo. Acaba de recibir un préstamo de U$S 2.000 millones por parte de un conjunto de bancos internacionales (JP Morgan, Citi, Deutsche Bank, Itaú y Santander y otros), a una tasa que ronda el 9,8% en dólares, pagaderos a cinco años. Es una obra que tiene las ventajas del RIGI y de otros apoyos tributarios y de todo tipo que otorgó la provincia de Río Negro.

La operatividad de este oleoducto está anunciada para fines del año que viene. Arrancará con un volumen de unos 180.000 barriles diarios, para pasar a 550.000 barriles y alcanzar su pico de 700.000 barriles diarios al año o año y medio de su puesta en operación.

Convive con la reciente ampliación de la capacidad de transporte del oleoducto de Oldelval a la zona de Bahía Blanca, por la cual este oleoducto a la costa bonaerense por sí mismo está en condiciones de evacuar toda la producción de barriles diarios de Vaca Muerta (unos 494.000 b/día actualmente). Pero no toda la producción petrolera va hacia el Atlántico: unos 80.000 barriles diarios van por el oleoducto que opera Otasa hacia Chile.

Esto implica que actualmente no hay cuello de botella para el petróleo. Y cuando se sume el Vaca Muerta Sur, habrá capacidad ociosa en tanto no se duplique la producción actual.
Algo que, con la caída de etapas de fractura, se aprecia difícil que ocurra para cuando Vaca Muerta Sur esté operativo.

Y el Vaca Muerta Norte

Meses atrás se inauguró el oleoducto Vaca Muerta Norte, que partiendo del área La Amarga Chica empalma con el oleoducto a Chile (Otasa) y también suministra materia prima a la refinería Luján de Cuyo en Mendoza. Tiene una extensión de 151 kilómetros y una capacidad de transporte de 160.000 barriles diarios. Implicó una inversión de U$S 200 millones. En esta zona, YPF S.A. tiene la concesión de áreas no convencionales como Narambuena o Bajada del Toro Norte. Por su parte, Tecpetrol opera el área Los Toldos II Este y Chevron el área Trapial Este. Todas empresas que pertenecen al selecto grupo que acapara Vaca Muerta. Este oleoducto otorgó una vía de evacuación de los barriles que se producen en esa zona norte de Vaca Muerta, ante el cuello de botella que existía antes que se ampliara el oleoducto de Oldelval hacia Puerto Rosales.

Pero, ahora, el Duplicar Norte (de Oldelval)

Para no quedarse atrás, Oldelval ahora ha lanzado también un nuevo oleoducto para evacuar barriles de la zona norte de Vaca Muerta. Será una obra de 200 kilómetros de extensión y una inversión de U$S 400 millones. Unirá las áreas del norte con la punta del oleoducto que lleva el petróleo desde el área Puesto Hernández (en las cercanías de Rincón de los Sauces), donde se alcanzará una capacidad de evacuación de 360.000 barriles por día hasta Allen (Río Negro), punto de partida del tramo hacia Puerto Rosales de Oldelval y sus ampliaciones. Pero como desde la planta de Allen parte el oleoducto Vaca Muerta Sur hacia el futuro puerto de Punta Colorada, permitirá transferir entre 125.000 a 280.000 barriles por día a este último oleoducto que va a la costa rionegrina. Queda establecida así una competencia de oleoductos entre el Vaca Muerta Norte y el Duplicar Norte. Está previsto que esta obra estará plenamente operativa hacia inicios del año 2027. Las empresas que evacuarán sus barriles por Duplicar Norte son Tecpetrol, Pluspetrol, Chevron y la estatal Gas y Petróleo del Neuquén.

Del cuello de botella hemos pasado al cuello escotado, es decir, sobra capacidad de evacuación por largo tiempo, ante el freno productivo actual.

La concentración del negocio, o sea, de la renta petrolera

Más del 80% de la producción petrolera de Vaca Muerta está concentrada en cinco empresas que operan un puñado de áreas. Las empresas que se dedican a fracturar son apenas cinco: Schlumberger, Halliburton, Calfrac, SPI de Pluspetrol y Tenaris. Siete empresas producen prácticamente todo el petróleo extraído de Vaca Muerta (pero cinco representan el 87% del total). YPF S.A. encabeza el ranking con el 55% de la producción no convencional, seguida —pero de lejos— por Vista Energy, Shell, Pluspetrol y PAE.

Cuatro áreas (Loma Campana, Bandurria Sur, La Amarga Chica y Bajada del Palo Oeste) producen más del 50% del total de petróleo no convencional de Vaca Muerta. Oldelval S.A., propietaria del oleoducto hacia la zona de Bahía Blanca, es una sociedad conformada por YPF (37%), ExxonMobil (21%), Chevron (14%), PAE (11,9%), Pluspetrol (11,9%) y Tecpetrol y Pampa Energía (2,1%), en general las mayores productoras del petróleo no convencional. Otasa S.A., propietaria del oleoducto a Chile, está conformada por YPF S.A., Chevron y la chilena ENAP. Las principales empresas que evacúan su producción por este oleoducto son YPF con el 39,1%, Shell con el 21,1%, Petronas con el 16,5%, Vista con el 11,9%, la noruega Equinor con el 9,3% y Chevron con el 2,1%.

En tanto, el oleoducto en construcción hacia el futuro puerto de Punta Colorada en la costa rionegrina es una sociedad conformada por YPF, Pan American Energy, Vista Energy, Pampa Energía, Pluspetrol, GyP, Chevron y Shell. El megaproyecto de GNL con más chances de hacerse realidad es el que encabeza la sociedad conformada por Pan American Energy, Golar, YPF, Pampa Energía y Harbour Energy.

Es indiscutible que, sea cual sea el segmento del negocio hidrocarburífero que se analice —salvo alguna excepción en alguno de ellos—, se repiten las empresas que lo acaparan. Son también las que, cuando pisan el freno, derrumban la actividad en Vaca Muerta y toda la actividad hidrocarburífera en general. Es lo que están haciendo en estos días.

La nacionalización bajo control obrero de estos pulpos es la única salida progresiva en este tema.

Octubre queda lejos
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