Políticas

24/7/2021

Vaca Muerta opera con dotaciones disminuidas

En momentos de mayor producción y precios.

Tal como lo advertíamos hace ya meses, en un contexto de mayor producción hidrocarburífera y de precio en alza del barril, con mayor cantidad de hidrofracturas en menor tiempo, las petroleras lograban estas marcas con menos personal que antes en cada dotación de torre.

La disminución de la nómina de cada equipo, fue una de las grandes entregadas de la burocracia sindical del sector cuando firmaron la famosa “adenda” al CCT. En la actualidad, cuando se baten récord de producción en petróleo y ahora también en gas, producto del sostenido crecimiento del precio del barril de Brent y los subsidios del Plan GasAr, las empresas se aferran a la reducción de personal que les autorizó la adenda.

La propia burocracia sindical únicamente se limita a quejarse: “si uno le habla de una persona más, ni siquiera te contestan” dijo Marcelo Rucci, integrante de la directiva y sucesor designado a dedo por el actual secretario general, Guillermo Pereyra.

Cuando se firmó la adenda hace ya cuatro años se bajó la dotación de 16 a 13 operarios (un 20%), con una producción superior y una productividad en tiempo y cantidad de fracturas que se ha duplicado o más. En la actualidad se sigue con las dotaciones de torre disminuidas.

Este nivel de superexplotación no se ha visto reflejado en un aumento real del salario de los obreros petroleros ya que la burocracia, también en este punto, ha firmado a la baja, en sintonía con el reclamo patronal de “bajar costos laborales”.

Con un alto nivel de renta, las empresas no están invirtiendo y optan por dejar en el exterior las divisas que reciben como pago: los 30 equipos de perforación en junio de este año están lejos de los 50 que había a mediados del 2019. Y está claro que para sostener la producción y reflejar el nivel de inversión, los equipos de perforación juegan un papel clave.

Grieta en la burocracia, refuerzo de la regimentación patronal

Ante la inquietud de la base por los aumentos salariales no remunerativos (no impacta en las horas extras que se realizan) y por detrás de la inflación y el nivel de ritmos y de productividad laboral, la burocracia está recorriendo los yacimientos para asegurar que todo “irá mejor”.

No obstante han debido denunciar que algunos yacimientos se asemejan a “campos de concentración” debido a la vigilancia privada, la cantidad de efectivos policiales y el uso de drones. Hay un principio de militarización del trabajo en los campos. Las petroleras prefieren confiar en su propio poder de regimentación.

Y esto es así porque la burocracia que garantizó ser un dique de contención homogéneo a favor de las patronales, hoy se encuentra en una disputa de fondo de cara a las elecciones del sindicato que deben darse en los próximos meses, ya que están con mandatos vencidos del año pasado y prorrogados hasta el 31 de agosto próximo por la pandemia.
Con un Guillermo Pereyra que, tras casi 40 años al frente del sindicato, ha decidido dejar el cargo, dos fracciones de la propia burocracia se disputan la dirección. Por un lado, el oficialismo del actual secretario general que apuesta a su delfín Marcelo Rucci con la línea Azul y Blanca, y, por el otro, el sector de su actual adjunto, Ricardo Astrada, desplazado de la línea sucesoria por el propio Pereyra.

“Nadie quiere y a nadie le conviene un sindicato con internas monstruosas, ratificó una fuente cercana a una empresa con asiento en Vaca Muerta” (Letra P, 30/12/2020). Rucci, que como parte de la directiva lleva más de 20 años en el sindicato, percibe el malhumor de la base y la juega de duro en las reuniones con las cámaras del sector. Pero aunque corra con las ventajas del oficialismo, no puede borrar que ha acompañado al milímetro más de la mitad del mandato de su mentor y toda la política de entrega en décadas, tanto como sus opositores.

En abril hubo elecciones en la mutual del sindicato. En ellas el oficialismo Azul y Blanco se quedó con el 80% de los votos. Era la primera vez que había una elección en 40 años de existencia de dicha mutual, donde Pereyra (presidente eterno de la misma y que oficia de caja operacional de negocios varios) se enfrentó a otro sector de la propia burocracia encabezado por Omar Lorenzo (extesorero del sindicato).

El oficialismo se anotó un poroto. De cualquier manera estamos en las vísperas de lo que podría ser una “interna monstruosa” al interior de un sindicato cuyos avatares inciden directamente en la realidad económica y política de la provincia….y del país. Por eso las empresas, por ahora, solo confían en sus propios soldados.

El movimiento obrero combativo de la zona tiene el desafío de poner en pie una alternativa independiente de la burocracia.