Políticas
20/3/2024
Vaca Muerta: un megaproyecto gasífero exportador que se posterga
El destino de la planta de GNL de YPF-Petronas se decidirá a mediados del año que viene
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Exportación de GNL.
Anunciada con bombos y platillos como la solución exportadora y como vía de estímulo para aumentar la producción de gas no convencional en Vaca Muerta, la planta de GNL que YPF y la malaya Petronas iban a construir en la zona vecina Bahía Blanca ha sido postergada hasta, al menos, fines del año que viene.
Tampoco construirán una planta en tierra, sino que Petronas traerá un barco propio que porta una planta de licuefacción con capacidad para 1,2 millones de toneladas anuales. Después de tanto bombo y platillos parieron un ratón.
El acuerdo entre YPF y Petronas, firmado en el año 2022, navega aguas turbulentas y amenaza con irse a pique por las dificultades de inversión, es decir, la huelga de inversiones para proyectos de decenas de miles de millones de dólares. De una anunciada inversión de U$S 10.000 millones para la primera etapa, ahora se anuncian U$S 200 millones para esa primera etapa… en el año 2027.
El anunciado plan 4×4 de YPF ha perdido una de sus patas, así que al menos por ahora será el plan 3×3.
El megaproyecto y la devaluación de la Ley “Ómnibus”
Durante los primeros días de enero hubo una optimista reunión entre la cúpula de YPF, Petronas, el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y el ministro de Economía, Luis Caputo. Allí se habló de que “las inversiones en infraestructura a mediano y largo plazo serán posibles gracias a la seguridad jurídica que busca fomentar la Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos que se debate en el Congreso. Se trata de un verdadero cambio de rumbo del país hacia la recuperación de la confianza y la credibilidad necesarias (Vaca Muerta News, 15/1)”.
Ahora se posterga más de un año cualquier decisión al respecto. La entrega abierta de los recursos y la canilla libre para la exportación respaldadas de los libertarios han encontrado un límite en la crisis política capitalista por arriba y el cuadro de luchas contra la Ómnibus.
Ahora, como dijo Juan Domingo Perón, para los grandes jugadores, es mejor “desensillar hasta que aclare”.
El parto de un ratón
Ya no se habla de decenas de miles de millones de dólares, ni de miles y miles de puestos de trabajo. Tampoco de volúmenes exorbitantes de gas a licuar. Todo es mucho más mesurado, casi reducido a su mínima expresión, como para no matar desde ya mismo todo el proyecto.
Hace ya años que los principales países exportadores de GNL del mundo como EE.UU., Qatar y Australia han construido sus plantas y tienen en marcha nuevas plantas y ampliaciones para copar el mercado mundial de GNL. En el año 2023, EE.UU. exportó alrededor de 90 millones de toneladas, y Qatar y Australia alrededor de 80 millones de toneladas cada uno, según datos publicados por GNL Global (11/2024). Para dimensionar las magnitudes, cabe agregar que este año solo en EE.UU. entran en funcionamiento dos nuevos proyectos GNL que suman otras 38 millones de toneladas.
Si Argentina ya llegaba tarde a la carrera, la nueva demora hiere seriamente el megaproyecto de YPF-Petronas; el que arrancaría dentro de unos tres años con 1,2 millones de toneladas anuales, a partir de la llegada de un barco de licuefacción que aportaría Petronas.
Los ductos y sus cuellos de botella: una falencia no resuelta
A la zona de Bahía Blanca llegan tres gasoductos. Desde el sur el San Martín con un volumen de unos 23 millones de m3/día, y desde Vaca Muerta llegan el Neuba I con 10 millones de m3/día y el Neuba II con 34 millones de m3/día. Un total que ronda los 67 a 70 millones de m3/día.
Si el 100% de ese volumen se licuara, no se superarían las 18 millones de toneladas al año. Una cifra que no da para competir seriamente en el mercado mundial, pero que además implicaría dejar a millones de hogares y miles de industrias y usinas sin un metro cúbico de gas.
Por lo tanto, sin un nuevo gasoducto de dimensiones mundiales, la producción de GNL del megaproyecto no superaría la estatura ratonil.
Y está claro que no hay inversores, por ahora, a la escala que se necesita y tampoco hay confianza en la “seguridad jurídica” del gobierno libertario ni de si logrará imponer sus planes. Podría decirse “es la economía… y la política (lucha de clases), estúpido”.
La crisis capitalista y la crisis política en el gobierno le ponen más límites a las alicaídas inversiones. El capitalismo y sus gobiernos no pueden superar sus propios límites.
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