Políticas

6/7/2022

Villa 31: vecinos presentaron a Gabriel Solano las deficiencias de la “urbanización” de Larreta

Filtraciones en los techos, termotanques que no funcionan y tanques de agua oxidados que hacen que el agua no sea potable.

Corresponsal

El legislador porteño del PO-FITU, Gabriel Solano, recorrió los departamentos de la Villa 31 junto con los vecinos de las viviendas nuevas del sector YPF, quienes le expusieron los recurrentes problemas que se presentan al poco tiempo de su construcción. Desde filtraciones en los techos, tanques de agua oxidados que hacen que el agua no sea potable hasta termotanques que no funcionan y obligan a las familias a bañarse con agua fría en pleno invierno.

La falsa urbanización del gobierno de la ciudad, en esta y otras villas porteñas, busca ocultar la política expulsiva de Larreta y de los especuladores inmobiliarios que se vienen abriendo paso en Buenos Aires. El maquillaje con el que buscan ocultar la falta de políticas que solucionen el déficit habitacional no se les escapa a los vecinos del barrio, que sufren constantemente la precariedad de las nuevas viviendas construidas, en el sector YPF y en La Containera, como así también en el barrio histórico, donde no hay una urbanización real con conexión a los servicios básicos y mejoramiento de las viviendas, como lo quiere hacer creer el oficialismo de la ciudad.

A pesar de la construcción de las 1254 nuevas viviendas y la “mejora” de 2642 viviendas ya existentes, según informes oficiales, una gran cantidad de familias expresan no haber sido alcanzadas por este proceso de “urbanización”. Incluso la mayoría de quienes sí fueron alcanzados aducen que la vivienda que habitan en la actualidad es incluso peor que en la que se encontraban previamente, como expresa un informe de ACIJ de diciembre último.

La recorrida por estos edificios demostró que no buscan mejorar las condiciones de vida de les trabajadores del barrio y sus familias, sino gastar la menor cantidad de recursos para disponerlos al pago de la deuda y continuar con el proceso de expulsión de trabajadores del barrio y la ciudad en favor de los grandes especuladores.

Un vecino del edificio 26 mostró la precariedad de la conexión eléctrica, aún cuando desde el horno hasta la calefacción usan este servicio para funcionar. Las luces de los espacios comunes titilan por la mala conexión, los cortes de luz son recurrentes y 2 de las 4 hornallas de la cocina a los 6 meses dejaron de funcionar. Producto de estos cortes de luz tuvo que cambiar un fusible que le costó 5 mil pesos que sacó de su propio bolsillo. A esto se suman las filtraciones en el techo del baño y las paredes de durlock que no aíslan el frío en invierno y “si hay algún desperfecto uno puede hacer el reclamo pero pueden tardar hasta 2 meses o ni siquiera venir”.

Una vecina del mismo edificio, hace un año que está y ya tiene manchas de humedad en el techo de la habitación y se desarma la carpeta del piso. Los tanques de agua que están ubicados en la terraza del edificio, en cuyo frente aparece la palabra “inoxidable”, presentan grandes manchas de óxido y son los mismos vecinos los que tienen que pagar para que los limpien y el agua se pueda usar, este mantenimiento tiene que hacerse cada 6 meses y se paga entre 9 y 10 mil pesos.

En el edificio 25 no anda la bomba de agua porque el tomacorriente está roto y desde el gobierno de la ciudad no se hacen cargo. Deben encenderla y apagarla de forma manual para que no rebalse el tanque y se oxide por fuera. En un espacio común de las escaleras se cayó un pedazo del techo de durlock y hace meses que no lo arreglan a pesar de los reclamos. A su vez, el termotanque está roto y no permite que las familias se bañen con agua caliente, algo que debería haberse cambiado en febrero pero sigue igual. A una vecina le dijeron que lo compre por su cuenta pero no tiene los 100 mil pesos que le costaría.

En el edificio 23, que cuenta con departamentos de 2 plantas para familias más numerosas, una vecina denuncia que el lugar que le dieron es peor que el que tenía anteriormente, donde tenía un lavadero con el que mantiene a su familia. En el lugar donde se ubican las nuevas viviendas no pasa tanta gente como antes y el comercio no funciona igual. La puerta de una habitación se cae, cuando llueve entra agua desde el balcón por la inclinación del suelo y la pared se resquebrajó porque se salió la estufa de su lugar. Igualmente, dice, no servía para calefaccionar.

Al finalizar la recorrida se armó una asamblea con los vecinos que participaron, donde Solano expresó la necesidad de seguir organizándose por estos reclamos. “El gobierno de la ciudad dice que las viviendas están en perfecto estado y se jactan de la urbanización que están haciendo. Esta recorrida demostró lo contrario”. Quedó planteado seguir extendiendo la organización al conjunto de los vecinos del barrio y llevar el pliego de reclamos la próxima vez que se reúna la comisión de vivienda de la legislatura, de la que Solano es parte, para llevar estas problemáticas y que el gobierno de la ciudad de una respuesta.