El alineamiento del gobierno de Kicillof con el pacto colonial tiene nuevos capítulos y se extiende al dominio militar de la Otan en Ucrania. Veremos cómo la dibuja el gobernador en la apertura de sesiones en la Legislatura después de las declaraciones de su vocero apoyando el repudio oficial a Rusia. En línea con Alberto Fernández y su canciller, quienes denunciaron la invasión de la Federación Rusa sin mencionar siquiera la responsabilidad criminal del imperialismo y su ariete militar en la instalación de bases en territorio ucraniano.

Carlos Bianco, jefe de asesores de Kicillof, salió a bancar a la Cancillería en los mismos términos reaccionarios que el ministro Santiago Cafiero. El gobierno del Frente de Todos encubre con su silencio cómplice el despliegue de los EEUU que hace del régimen de Volodímir Zelenski una semicolonia y gobierno títere del imperialismo yanqui, de sus aliados en la colonización financiera del este europeo y del FMI que estranguló a Ucrania.

Con sus declaraciones de apoyo a Cafiero, el kicillofista Carlos Bianco sumó al gobernador al campo imperialista y pro Otan donde revisten todos pagadores seriales de deuda. El alineamiento de los Fernández-Cafiero-Kicillof contra Rusia son exigencias del Fondo Monetario y acompañan la ofensiva de Biden con las sanciones económicas al gobierno ruso.

Kicillof, quien se subió al tour de Alberto Fernández por Rusia y China pega otro volantazo a la derecha, ratificando su apoyo al acuerdo infame y ahora a las provocaciones de la Otan. Los camaleones nacionales y populares hacen caso omiso a que el gobierno derechista de Ucrania es una punta de lanza de la penetración imperialista. La miseria social que hambrea a las masas ucranianas se agravó exponencialmente con el acuerdo con el FMI.

El rechazo a los bombardeos y avanzadas militares rusas, y la defensa de la unidad de la clase obrera ucraniana y rusa, exigen una denuncia clara del imperialismo y la Otan y de la escalada bélica de Putin y la camarilla restauracionista del capital, enemiga del comunismo, de Lenin y de la autodeterminación de Ucrania sobre bases obreras y socialistas.

La capitulación de los Fernández y Kicillof en el conflicto de Ucrania es la de un gobierno y régimen que pacta un acuerdo infame, ajustador y de cogobierno con el FMI. La deriva de Kicillof va en progreso hacia la derecha y confirma la impotencia del pretendido “nacionalismo popular” para transformar la Argentina y liderar un proceso nacional emancipatorio.

La burocracia kirchnerista de Roberto Baradel, que apoya y está integrada al gobierno de Kicillof, justifica la ratificación de la Carta de Intención en el Congreso presentándola como una “contradicción secundaria del campo popular” ¿Cuál sería la principal para este nacionalismo decadente? ¿Dirán lo mismo frente al copamiento de Ucrania por el imperialismo, la Otan y el FMI?

Kicillof, el kirchnerismo y la burocracia sindical abandonaron hace mucho hasta la retórica nacionalista, de la que se valieron los Hernández Arregui y los Colorado Ramos para justificar su seguidismo al peronismo y la burguesía nacional y su hostilidad a la independencia política de la clase obrera y el gobierno de los trabajadores en los países semicoloniales y atrasados. El “Patria o FMI” queda para las efemérides.

Los nacionalistas burgueses, para quienes lo esencial es invisible a los ojos (¡Pacto con el FMI!) se comportan como agentes funcionales al imperialismo. Esto vale para todos los satélites maoístas y “patriograndistas” que quieren hacer carrera en el Frente de Todos.

Hay una unidad antinacional entre el apoyo al pacto colonial y la funcionalidad proimperialista a la Otan en Ucrania. El apoyo al gobierno de los Fernández y los Kicillof es un acto de entrega al imperialismo.

Corresponde a la izquierda revolucionaria encabezar la lucha contra la opresión nacional en la lucha por el poder proletario y la unidad socialista de las naciones. ¡Guerra a la guerra! ¡Ningún apoyo a la Otan! ¡Movilicemos contra el FMI y el pacto colonial que apoyan Kicillof y todo el peronismo!