Salud
9/3/2023
Causas y consecuencias del brote de gripe aviar
Más de 220.000 aves murieron o fueron sacrificadas por la propagación del virus influenza en granjas de Argentina.
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Megagranjas de producción avícola.
La gripe aviar llegó a las granjas avícolas de Argentina, y sus consecuencias no son menores. Con la propagación del virus influenza en los galpones de engorde de pollos o producción de huevos ya murieron cerca de un cuarto de millón de animales, y el país debió suspender sus exportaciones por restricciones sanitarias. Es un resultado de los métodos industriales de producción avícola, y ya se discute en el mundo las probabilidades de que desate una nueva pandemia.
El virus pasó así a circular en el circuito comercial. En Río Negro un establecimiento informó la muerte de unos 200.000 pollos parrilleros, entre los decesos por la infección y los sacrificados por el “despoblamiento sanitario” tras ser detectado el brote. En Mar del Plata otra granja reportó la pérdida de más de 20.000 aves por los mismos motivos, y en Neuquén se registró la muerte de unas 11.000 gallinas ponedoras.
Las aves mueren “muy rápido” ante la aparición de casos de gripe aviar, ya que como se sincera Santiago Flores, presidente de Avicultores Mar y Sierra (Avimars) de Mar del Plata, “no se olviden que están en galpones, encerradas, y hay un contacto muy directo. Se transmite por boca, nariz y materia fecal”, (Clarín, 8/3). Es una confesión categórica.
A su vez, la desconfianza de los productores acerca de la asistencia estatal para sobreponerse a las pérdidas económicas derivadas de las muertes y sacrificios de animales influye negativamente a la hora de informar de manera inmediata ante la detección de casos sospechosos, lo cual no colabora a la contención del brote.
La situación ha encendido las alarmas. La suspensión de exportaciones implica el cierre de un negocio que orilló los 400 millones de dólares el año pasado, lo que se suma a la sequía para completar un cuadro lúgubre de las reservas internacionales del Banco Central. Por otro lado, promete repercutir en los precios de la carne de pollo, principal sustituto del consumo de carne vacuna que se encuentra en mínimos históricos por las subas de precios. También se registran fuertes alzas en los precios de los huevos (un fenómeno internacional, ya que en Estados Unidos crecieron en enero un 70% interanual), que es la fuente más accesible de proteína animal.
A la luz de estos acontecimientos, la realidad confirmó las denuncias de las organizaciones socioambientales de la coordinadora Basta de Falsas Soluciones que lucharon contra el acuerdo que el gobierno del Frente de Todos intentó suscribir con China en 2020 para la instalación de megagranjas industriales de cerdos, cuando ya circulan enfermedades como la peste porcina africana que hizo desastres en el propio gigante asiático.
Un fenómeno global
La gripe aviar está causando estragos a nivel mundial. Según la Organización Mundial de Sanidad Animal, desde octubre de 2021 se registraron más de 46 millones de casos de influenza aviar en aves y otros animales en 86 países. Cerca de 18 millones millones de aves de corral han muerto a causa de la enfermedad, y casi 246 millones fueron sacrificadas.
La gripe aviar ya era endémica en Asia, pero en Europa y Norteamérica solo se detectaba estacionalmente (en otoño e invierno, por la migración de aves). Sin embargo, desde 2021 se registró que la enfermedad siguió transmitiéndose durante todo el año. En Sudamérica era muy infrecuente el hallazgo de casos, pero ahora proliferan en diferentes países.
La cepa también ha infectado a mamíferos, como zorros, visones, nutrias, focas y leones marinos, presumiblemente por la ingestión de animales muertos a causa del virus. En Perú fallecieron aproximadamente 3.500 lobos marinos en los últimos meses. Más grave es el caso de la infección de visones, encerrados en granjas industriales para la comercialización de pieles: en Galicia, España, tuvieron que sacrificar en octubre a 52.000 visones de una granja ante la evidencia de que el virus empezó a transmitirse de mamífero a mamífero. De nuevo, son las consecuencias de la insalubre producción capitalista, ya que episodios similares surgieron en estos establecimientos de visones por contagios de coronavirus, debido a lo cual hubo cierres masivos de granjas peleteras en el viejo continente -actualmente quedan la cuarta parte de las que existían antes de la pandemia (El País, 24/1).
Si bien la influenza aviar (H5N1) no es considerada zoonótica, es decir que no se transmite entre los humanos, y no se adquiere por el consumo de carne o huevos, sí se han registrado casos en personas que estuvieron en contacto con animales enfermos. La OMS informa que entre 2003 y 2022 se registraron 868 casos de gripe aviar en personas, de los cuales 457 terminaron con la muerte, un altísimo índice de letalidad. Vale también recordar que la pandemia de influenza española de 1918, que significó el deceso de unas 50 millones de personas, tenía genes de origen aviar (The Economist, 23/2). Las posibilidades de que el desarrollo nuevas mutaciones del virus posibiliten su circulación contagiosa en humanos no son nulas, aunque por el momentos se consideran bajas. La cuestión es cómo evoluciona este brote mundial, y es ahí donde el panorama no es alentador.
“Es el capital, estúpido”
Las posibilidades de contención de la gripe aviar se ven menguadas no solo por su amplia circulación en aves silvestres (que al migrar de una región a otra propagan la enfermedad), sino por la propia producción capitalista que únicamente se preocupa de la ganancia. Y no hablamos solo del método insalubre de concentrar a miles de animales en granjas industriales -que concentran deshechos, facilitan el contagio e implican ingentes cantidades de antibióticos que a su turno derivan en nuevas mutaciones-, sino también a las condiciones de tratamiento.
En Estados Unidos, el principal productor avícola del mundo, se calcula que en el último año han muerto 58 millones de aves a causa de la gripe aviar. Las reacciones sanitarias, con todo, se topan con serios problemas. A las dificultades logísticas de un programa de vacunación masiva de gallinas y pollos, se suma la reticencia de las patronales del sector por las posibles perdidas derivadas de restricciones comerciales de los países compradores, debido a que las inyecciones podrían hacer más difícil demostrar que las aves no han sido infectadas, cuando la industria de exportación de aves de corral representa nada menos que 6.000 millones de dólares al año. “Hay una guerra comercial no declarada”, sostiene la experta en sanidad aviar de la Universidad de Minnesota, Carol Cardona (The New York Times, 7/3). Lo mismo ocurre en Europa, donde se detectaron más de 50 millones de muertes de aves en 2022.
Las discusiones acerca de si es factible que esto decante en una nueva pandemia tienen como marco un cuadro crítico en términos sanitarios. Ya el año pasado el virus de la viruela del mono se propagó rápidamente por más de 100 países en los que nunca había sido detectado, infectando a más de 85.000 personas. En cuanto al Covid-19, actualmente se cuentan unas 10.000 muertes diarias, lo que lo convierte en la tercera causa de muerte en el mundo. No obstante, China ya ha flexibilizado todas sus restricciones sanitarias. El gobierno estadounidense de Joe Biden, por su parte, anunció que no renovará la emergencia sanitaria a su vencimiento (en mayo), lo que según fundaciones dejaría sin seguro médico hasta 14 millones de personas, podría ocasionar el cierre de 200 hospitales rurales, y habilitaría la total privatización de los tratamientos, test y vacunas; “Pfizer pretende vender su vacuna a un precio de hasta 130 dólares por dosis” (WSWS, 24/2). Este abandono también responde a cálculos económicos del capital, en el sentido de que más del 90% de las muertes por coronavirus se da en personas mayores de 65 años, cuando su vida laboral llega a su fin.
El capitalismo es una fábrica de pandemias, las cuales también originan negocios privados a la vez que socializan las pérdidas. Una reorganización productiva a la escala necesaria para abandonar el hacinamiento de animales, terminar la depredación ambiental, y desarrollar en otra escala el sistema sanitario y la industria farmacéutica, requiere de una transformación social liderada por la clase obrera contra el capital y sus gobiernos.
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