Salud

18/9/2024

Dengue: una nueva epidemia en puerta en medio de un ajuste sin precedentes en Salud

Acceso restringido a las vacunas, repelentes a cuentagotas y políticas sanitarias dispersas.

Fumigación contra el dengue.

Con la llegada de la primavera y las altas temperaturas esperadas, combinadas con lluvias y un clima húmedo, pone a correr la cuenta regresiva para una nueva epidemia de Dengue, en un país que viene de batir récords en materia de esta infección, superando los 500.000 casos registrados (más del triple que la temporada pasada), con un total de 419 muertes. Esto está llevando a un colapso en la vacunación preventiva en centros privados y al pronto comienzo de esquemas de vacunación reducidos y selectivos, por jurisdicción, ante la falta de políticas nacionales.

En las últimas semanas, los vacunatorios privados porteños han registrados largas colas y fuertes demandas de para la aplicación de la primera dosis de anticuerpos contra el dengue, con un valor que supera los $100.000 por dosis, con objetivo de cumplir con la segunda dosis en diciembre, cuando se espera que recrudezca la proliferación del mosquito vector de contagio.

Desde el sector público solo hay anuncio de algunas jurisdicciones provinciales y de CABA, con programas de vacunación selectivos y focalizados que comenzarán las próximas semanas, y que denotan la ausencia de una política nacional e integral para combatir la epidemia en puerta.

Cabe destacar que en la temporada pasada el gobierno se negó a integrar en el calendario de vacunación nacional la vacuna Qdenga por considerar que no existían aún parámetros estadísticos para determinar su eficacia: una tapadera para justificar el ajuste sobre la salud y la inacción del Ejecutivo nacional.

Otro de los problemas en puerta es el del acceso a repelentes a cuentagotas, que son comercializados con topes por venta o a precios elevados que restringen el acceso a los mismos. Este es otro de los temas que suscitaron una crisis en la temporada pasada, con el agotamiento de repelentes en el mercado y la negativa de la empresa que monopoliza su producción a volver a garantizar stock para la población.

Además de la negativa del gobierno a garantizar una campaña de vacunación nacional y la producción de repelentes para la población, tenemos que la salud pública viene sufriendo severos recortes en el presupuesto de los hospitales nacionales y organismos que deberían dar respuesta y combatir la epidemia en puerta.

Según un informe del CEPA los hospitales nacionales sufrieron una caída de entre el 13% y 24% de la ejecución presupuestaria interanual, midiendo los periodos respectivos de enero a agosto. Junto a recortes como el del 15% en el Instituto Malbrán, clave en la investigación de enfermedades infecciosas, y tan popularizado en el combate de la pandemia de Covid 19. Además del ajuste en otros organismos similares como el Conicet, con una caída real del 13% del presupuesto.

Este deterioro se expresa también en la creciente conflictividad en los hospitales públicos, como ocurre con la lucha de trabajadores de la salud en el Hospital Posadas ante los despidos, recortes y cierre completo de áreas vitales del hospital. O con la lucha que vienen desarrollando las y los trabajadores de Garrahan contra el ahogo presupuestario y el vaciamiento del hospital pediátrico.

La política de ajuste presupuestario para la salud está llevando a una tormenta perfecta para la epidemia de dengue, donde los principales afectados serán la población trabajadora incapaz de pagarse ambas vacunas ($200.000 o más), repelentes por arriba de $10.000 la unidad, atención sanitaria en establecimientos privados ante el colapso de los públicos, lo que seguramente derive en la saturación de estos también, etc.

Esto se agrava con la combinación de otro factores de vulnerabilidad, como la malnutrición en 1,5 millones de niños y niñas que no completa todas las comidas del día, y un 60% de la población en la pobreza, con distintas carencias estructurales que amplifican las posibilidades de contagio y de muerte (falta de cloacas, barrios no urbanizados, proliferación de aguas servidas, suciedad y cacharros, mala alimentación, etc.).

El colapso sanitario y la ausencia de políticas contra el dengue son resultado del plan de ajuste de Milei, su Ley Bases y los recortes permanentes contra la población trabajadora. Un sálvese quien pueda, mientras se financia y beneficia a los capitalistas. Hay que derrotar a este gobierno y  su política antiobrera e insalubre con la movilización independiente de los trabajadores y la población, en defensa de la salud pública y las campañas de prevención contra las epidemias como el dengue.

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