Salud
18/3/2021
Sin vacunas y con ajuste se agrava la pandemia en la provincia de Buenos Aires
La frazada corta de Kicillof.
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Leticia Ceriani, subsecretaria de Gestión de la Información del Ministerio de Salud bonaerense, confirmó que está en discusión la aplicación de una sola dosis de las vacunas contra el coronavirus en la provincia de Buenos Aires. “Con eso alcanza”, agregó. En el mismo sentido “opinó” Ennio García, jefe de asesores del ministerio de salud del gobierno de Axel Kicillof refiriéndose a una posible “vacunación heterodoxa” debido al contento mundial de la pandemia y la inminencia de una segunda ola.
Los datos son concluyentes: a la fecha se vacunaron poco más de un millón de personas en la provincia, y de éstos sólo 190.000 recibieron las dos dosis correspondientes. La situación es aún más grave si se tiene en cuenta que sobre una población total que supera los 17 millones de bonaerenses , casi un millón y medio son adultos mayores de 70 años que deberían estar al tope de las prioridades junto al personal esencial de salud y los docentes.
Mientras se discute sobre la validez de esta “estrategia” restringida del plan de vacunación, la realidad es que se han diferido de hecho el lentísimo cronograma de vacunación. En enero pasado, Alberto Fernández había anunciado contratos con proveedores por 56 millones de dosis y la provisión de 20 millones de vacunas antes de marzo. Kicillof, por su parte se jactaba de un “boom de vacunación”. Nada de esto ocurrió.
El relato y la realidad
Según el Monitor Público de Vacunación, de los 2.700.000 vacunados en todo el país son menos de 500.000 quienes recibieron el esquema completo. Cuando la ministra de salud nacional Carla Vizzoti dice que se está “considerando” espaciar los plazos entre una dosis y otra para que más gente pueda ser inmunizada, opera sobre los hechos consumados. La masa de la población sin vacunas está a merced de la pandemia. El proceso vacunatorio contra el Covid 19 pinta de cuerpo entero el fracaso de la política sanitaria que ya le costó al gobierno la eyección de Ginés García en medio del vacunagate.
Con más de 54.000 víctimas fatales , la Argentina ocupa el puesto doce entre los países contagios y víctimas. Los límites para esta vacunación de “emergencia son enormes: a la amenaza que implica la “cepa de Manaos” – que está colapsando el sistema sanitario en Brasil- se agrega la advertencia del médico personal de Alberto Fernández sobre una segunda ola que podría provocar 10.000 muertes mensuales. Suavizando las declaraciones de Leticia Ceriani, la ministra Vizzoti tuvo que aclarar que la segunda dosis de la Sputnik no funciona como sustituta de la primera. La cuestión de fondo sigue siendo la falta de vacunas cuando además la llamada “vacuna china” tiene como límite de edad de aplicación los 60 años.
Para justificarse, Vizzoti invoca al Reino Unido donde estarían evaluando aplicar una “dosis única” pero no dice que el ritmo de vacunación es muy superior y que el gobierno inglés ha tenido que recurrir a un aislamiento social mucho más riguroso que el año pasado por la explosión de contagios. A diferencia de Italia y de otros países europeos, os Fernández, Kicillof y Larreta abrieron todo incluida las escuelas sin presencialidad segura.
En Francia, la “variante” de una sola vacuna no sería para toda la población sino sólo para quienes ya contrajeron el coronavirus. La “frazada corta” del gobierno del Frente de Todos retrata al régimen capitalista, incompatible con la defensa de la vida y la salud.
¿Gestión exitosa de Kicillof ?
Sadop, el sindicato que nuclea a los docentes de las escuelas privadas, hizo pública la suspención de turnos programados por faltante de vacunas en su posta sanitaria de la provincia. Un nuevo girón de la “vacunación exitosa”. Sin vacunas, el gobierno depende por entero del próximo vuelo a Rusia que traería unas 300.000 dosis en total, muy poco cuando estamos a fines de marzo. Los “problemas de producción” a nivel mundial, que invocan Vizzoti y Daniel Gollán, el ministro de salud bonaerense, son una lavada de cara al monopolio de patentes, fabricación y distribución de las vacunas concentrado en manos de los grandes capitalistas propietarios de los laboratorios. La tragedia en curso no es un problema de “producción” sino del sistema de explotación capitalista y apropiación privada de los beneficios que expone a miles de millones de trabajadores a la enfermedad y la muerte.
La denuncia de este crimen social y la movilización por la liberación de las patentes está ausente del programa “nacional y popular”- y aún del relato kirchnerista- porque choca con las negociaciones con el FMI. Esto, cuando el gobierno de Alberto Fernández consumió la mitad del presupuesto estimado para el plan de vacunación y las vacunas anunciadas no aparecen. La contracara de la miseria popular (una familia necesita no menos de 58.000 pesos para no caer por debajo de la línea de pobreza) son las ganancias de la industria farmacéutica que facturó en la Argentina un 50% más en el 2020 que en el 2019.
Control obrero y centralización del sistema de salud
La crisis en la provincia de Buenos Aires, donde crecen los contagios diarios semanales con epicentro en el empobrecido conurbano bonaerense, muestra los límites insalvables del gobierno de Kicillof que pactó el presupuesto de ajuste de la salud pública con la oposición derechista de Juntos por el Cambio. En este polvorín se cuecen las roscas acuerdistas en el peronismo. Las organizaciones obreras tienen el deber de luchar , como lo hace el Frente de Lucha Piquetero y los sindicatos combativos , por la vacunación de toda la población trabajadora , los protocolos de aislamiento y seguridad , y por el control de la aplicación de las vacunas.
No al pago de la deuda externa. Abajo el monopolio privado de las patentes. Centralización del sistema de salud.
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