Salud

31/7/2020

Vecinos de Merlo denuncian controles sanitarios truchos

En la localidad de Merlo, una de las ciudades de la provincia con los índices más altos de Covid, los vecinos del barrio Martín Fierro han denunciado la realización de controles sanitarios por parte de la municipalidad que sirven más como puesta en escena publicitaria que otra cosa. Según los vecinos, el personal solo realiza un “test verbal” y proceden a tomar la fiebre a quienes presentan síntomas; en caso de presentar temperatura, no se realiza ningún tipo de seguimiento sino que únicamente los mandan a aislarse en sus casas. Y donde sí se pone empeño, es en sacarse la foto para las redes.

Este procedimiento no solo es deficiente sino que va a contramano de los cambios anunciados por especialistas en cuanto a qué se cataloga como “caso sospechoso”, el cual requiere de un seguimiento diario y del hisopado para confirmar que efectivamente sea positivo de Covid. Si bien la fiebre era considerada un indicador importante, especialmente al estar acompañada por otros síntomas, la OMS definió como nuevo criterio que basta con presentar dos síntomas de coronavirus para ser catalogado de esa manera. Además de definir como síntomas propios de la enfermedad a la pérdida de olfato y gusto, congestión nasal, dolor de cabeza, conjuntivitis, diarrea, erupciones cutáneas o cambios de color en los dedos de las manos o los pies y dificultad para hablar o moverse (LN, 30/7).

Esta situación se suma a las crecientes quejas por parte de vecinos de todo el municipio sobre demoras de hasta más de dos semanas en la entrega de los resultados de sus hisopados. Una larga cantidad de días en la que mientras tanto se ven obligados a ir a trabajar y que, en caso de ser positivos, el virus continúa dispersandose. Lo cual representa un riesgo enorme si tenemos en cuenta, por un lado, el tener que moverse en un transporte público que de ninguna manera da abasto para sostener el distanciamiento social con el movimiento de gente que implica la cantidad de industrias y comercios de dudosa esencialidad actualmente habilitadas para funcionar; y por el otro la irresponsabilidad de las patronales, que no respetan los protocolos de seguridad e higiene o que directamente encubren los contagios entre trabajadores para seguir levantando sus persianas.

Estos hechos no son menores si tomamos en cuenta que el municipio contabiliza unos 3.757 casos positivos desde el comienzo de la pandemia y que los mismos siguen aumentando a un ritmo estrepitoso, ya que en los últimos 7 días el número de contagios detectados ha aumentado en un 45% (LN, 30/7). La situación es similar en todo el conurbano bonaerense y ya se registran hospitales con un 100% de ocupación de camas de terapia intensiva debido al coronavirus (El Intransigente, 28/7). Llama la atención, que a pesar de que tanto los contagios como la ocupación de camas siguen aumentando, el gobernador Kicillof, en acuerdo con el presidente Alberto Fernández, ha llevado adelante una flexibilización de la cuarentena. Flexibilización que, en una nueva reunión que se llevó a cabo el día de ayer, y en contra de todo criterio sanitario, dispusieron mantener.

El manejo de los casos sospechosos entre la población trabajadora contrasta de lleno con los casos de los funcionarios públicos. Como el intendente Menéndez, quien días después de haberse reunido con funcionarios nacionales fue testeado y recibió los resultados de su hisopado en 24 horas, procediendo al aislamiento de inmediato. A Grindetti, el intendente de Lanús, cuatro días luego de que el primer hisopado resultara negativo se le realizó un segundo de manera preventiva, el cual finalmente dio positivo (Página 12, 22/7). En el caso de la exgobernadora Vidal y del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde (quien recibió una transfusión de plasma), dos semanas después de haber contraído la enfermedad ya estaban recuperados. Es una constante que mientras a los trabajadores se les niegan los testeos, toda la casta gobernante propatronal goza de buena salud.