Luego de varias semanas de lucha sin respuesta por parte de las autoridades, el colectivo autoconvocado que agrupa a las residencias dependientes del Ministerio de Salud nacional vuelve a parar y movilizarse. En algunos hospitales como el Garrahan, el paro es de 48 horas (11 y 12). En otros, solo el viernes; en cualquier caso, todas las instituciones confluirán el viernes a las 9 de la mañana en Pichincha y Brasil para dirigirse hacia el Ministerio de Salud. El reclamo es elemental: los salarios no cubren siquiera la canasta de pobreza. Vale recordar que se trata de profesionales de distintas tareas imprescindibles en los hospitales (medicina, enfermería, trabajo social o farmacia, entre otras disciplinas). Son cargos a los que se accede tras años de estudio. Además de su jornada diaria, pueden tener hasta 8 guardias mensuales de 24 horas. La extorsión histórica para justificar estos atropellos (“se están formando”) ha sido superada por las luchas que distintas camadas vienen dando hace años, ya que su condición de trabajadores es indiscutible. Tanto es así, que si quitáramos las residencias de los hospitales, estos deberían prácticamente cerrar sus puertas por falta de personal.

El ministro del dengue (Russo) y su tropa de funcionarios designada por Milei rechazó de plano cualquier respuesta positiva al reclamo de recomposición salarial. Como fieles ejecutores de un ajuste criminal, también avanzaron con despidos en el Hospital Posadas, al que calificaron cínicamente como una “cueva de militantes”. La única cueva, pero de delincuentes, es el gabinete nacional. Para peor, Russo anticipó su intención de terminar de provincializar integralmente la salud, una tarea que empezó la dictadura militar y continuó el gobierno de Menem, con resultados catastróficos.

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La lucha de residentes, como se ve, es equivalente a la defensa de la salud pública. La Junta Interna de ATE Garrahan se acercó para manifestar el apoyo incondicional a sus reclamos. A la vez, marcamos que también tienen que ver con el personal de planta, donde el deterioro salarial es monstruoso y atraviesa a todas los oficios y profesiones. Por eso, bregamos por la construcción de un movimiento común, basado en asambleas sin distinción de afiliación y la puesta por delante de los reclamos que unifiquen a todo el personal de salud. Finalmente, la patronal que nos está ajustando, es la misma -el gobierno de Milei y sus funcionarios.

Basta de ajuste en salud. Por un salario mínimo equivalente al costo de la canasta familiar.

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