Sindicales

7/10/2020

APLA-UALA, la fusión patronal de los pilotos

En el marco de la absorción de Austral por Aerolíneas Argentinas, y el ataque a los convenios.

Agrupación La Pista

Este fin de semana, el camporista Pablo Ceriani, presidente de Aerolíneas Argentinas, anunció por Twitter que se había dado un gran paso en la “fusión”/absorción de Austral, al aceptar la burocracia de Uala (sindicato de los pilotos de Austral) disolverse en Apla (de los pilotos de Aerolíneas).

Si bien era un secreto a voces, los pilotos se enteraron por boca de la patronal.

En reuniones previas, Ceriani había exigido una flexibilización de las condiciones de trabajo, como condición para no despedir. Pretende modificar tiempos de vuelo, descanso, traslados (domicilio aeropuerto, habilitación de licencias  y simulador); los límites para ser programado y los tiempos de servicio, descanso posterior al simulador, menos días libres por mes y días consecutivos libres, aumentando los tiempos de servicio prevuelo y en guardia, los máximos por mes y los efectos en la programación y/o vencimientos.

La dirección de Apla informó extraoficialmente, en reuniones virtuales, las modificaciones que implican mayores tiempos de espera en aeropuerto, eliminación del pago de la jornada para exámenes de inglés, psicofísicos complementarios, cumpleaños día posterior, ampliación de la jornada para buscar un avión de 22 a 28 horas. También informó que el gobierno tiene la intención de abandonar las frecuencias intercontinentales. Si bien se reanuda el pago de viáticos y se los actualiza a partir de ahora, como otras sumas no remunerativas, el salario seguirá congelado con una paritaria vencida hace un año.

Para ir más a fondo, Ceriani piensa modificar el decreto 671 de Anac (Administración Nacional de Aviación Civil), que regula los tiempos máximos de servicio, vuelo y mínimos de descanso de las tripulaciones. Así se concretará la exigencia de la empresa de tener “a disposición” a los pilotos, abriendo el camino a la flexibilidad laboral, el establecimiento de un banco de horas, entre otras.

En reuniones con la conducción de los aeronavegantes, la patronal dejó claro que los tripulantes de cabina de Austral perderían sus categorías con la fusión, en nombre de respetar la carrera profesional de los tripulantes de Aerolíneas. O sea que un comisario de a bordo ingresará como auxiliar. Ceriani ratificó las amenazas de que, caso contrario, despedirían a 471 trabajadores, planteando que Austral sobra.

La idea de enfrentar a los trabajadores de ambas marcas, que pertenecen a la misma empresa desde hace más de 20 años, no es nueva. Es funcional a la división de los trabajadores detrás de “camisetas” artificiales. El instrumento para ello fue la persistencia de convenios separados, responsabilidad de las burocracias aeronáuticas que mantuvieron durante años esta situación, en lugar de luchar por convenios únicos que integrasen los mejores beneficios de ambos.

La historia de las divisiones burocráticas condujo a que hoy existan tres sindicatos de pilotos, dos de técnicos, dos de tripulantes, dos sindicatos de las Low Cost, uno de personal de tierra y uno de empresas internacionales. Una fragmentación ajena a la voluntad de los trabajadores aeronáuticos.

Ahora, la unidad por arriba de las burocracias cumple la misma función regimentadora. Es lo que ocurrió durante años de paz social por parte de la Fapa (una federación armada por Carlos Tomada cuando era ministro de Trabajo de Cristina Kirchner) o con los actuales “Sindicatos Aeronáuticos Unidos” para no luchar.

Estas burocracias lanzaron ataques furiosos contra las caravanas autoconvocadas de los trabajadores de Latam y de los técnicos de Aerolíneas-Austral, cuando ese es el camino para enfrentar el ajuste.