Sindicales
4/2/2025
Arca (ex Afip): los aduaneros volvieron al paro
Hay que continuar y escalonar el plan de lucha de ambos gremios.
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Lucha en Arca.
La avanzada del gobierno de Milei sobre los trabajadores de la Arca (ex Afip) chocó con una importante resistencia en 2024. Luego de la conciliación obligatoria y una larga paz social otorgada por los sindicatos, el Supara (gremio de la Aduana) retomó medidas de lucha con paros de dos horas.
Algo de historia reciente y contexto
En octubre del año pasado el gobierno hizo gran alharaca mediática con la “disolución de la Afip”, el anuncio de 3.155 despidos y la reducción de un 45% de su estructura. Sin embargo, transcurridos ya 4 meses del anuncio, los objetivos del gobierno avanzaron sólo a medias, porque una importante resistencia de los trabajadores le frenó un poco el carro. Despidos en el sentido estricto de la palabra no se efectivizaron (sí hubo 1.700 jubilaciones apuradas y está en marcha un plan de 1.500 retiros anticipados). Las amenazas de quitar “privilegios” (conquistas) de los convenios colectivos tampoco se concretó (aunque ilegalmente sí estarían frenando los ingresos de familiares de personal fallecido en funciones). La mentada “disolución” fue sólo un slogan con patas cortas porque Arca es lo mismo que Afip con una paulatina reducción de jefaturas en curso. En relación a la intención de un ajuste sobre los trabajadores han avanzado en dos sentidos: perpetuando el congelamiento salarial desde febrero de 2024 y con una reducción de alrededor del 13% del fondo de jerarquización que depende de la recaudación.
En octubre los trabajadores de la DGI y la Aduana agrupados en los gremios Aefip y Supara protagonizaron paros escalonados, masivas asambleas y movilizaciones, evidenciando la potencial capacidad de daño que tienen los trabajadores de la recaudación y de aduanas. Para un gobierno que hace del sacrosanto -y mentiroso- déficit cero su bandera de ajuste, el ente recaudador es clave. Por eso tuvo que recurrir a la conciliación obligatoria para frenar el plan de lucha y recalcular. A partir de allí decidió avanzar con más cautela y reclamando nuevas garantías de paz social a las direcciones de los gremios, que ya venían evitando luchar por la apertura de paritarias. Otro factor importante que debilitó al gobierno fue la disputa interna -Caputo vs Caputo- por el control de las cajas y los sensibles datos que maneja el organismo recaudador, insumo para los carpetazos de los servicios de inteligencia y sectores del Poder Judicial.
Durante la conciliación obligatoria los dirigentes de los sindicatos Aefip y Supara mantuvieron varias reuniones con la patronal (de la ya desplazada Florencia “Cargill” Misrahi) pero no surgió de allí ningún compromiso que indicara un recule del gobierno. Mientras la patronal seguía insistiendo con la búsqueda de una supuesta “dotación óptima” los dirigentes de los sindicatos se prestaron a cumplir con la paz social y desmovilización, adoptando como propia la fórmula del “siga, siga” que las centrales sindicales le ofrecieron al gobierno durante todo 2024.
Finalizada la conciliación sin acuerdo entre partes, el gobierno retomó los nombramientos y reacomodamientos de jefes, aprobó la nueva estructura de nivel superior, redujo por segunda vez el Fondo de Jerarquización del personal y lanzó un plan de 1.500 “retiros anticipados”. Sin embargo, durante diciembre y enero los sindicatos no movieron un dedo, a pesar de los reclamos por retomar el plan de lucha que circulaban en asambleas autoconvocadas, cartas abiertas y también en las pocas reuniones de delegados que se convocaron.
Situación actual
Si bien los despidos y la liquidación de derechos del convenio colectivo no se efectivizaron, y esto es percibido como un pequeño triunfo momentáneo, el poder adquisitivo de los salarios se licúa día a día y la amenaza de nuevas reducciones del Fondo de jerarquización sigue en pie (hoy el fondo constituye más del 60% de los ingresos del personal). Al mismo tiempo, crece la preocupación sobre qué pasará si no se alcanza el número de retiros anticipados que pretende el gobierno (al presente habría sólo 600 de los 1.500) y sobre cuál será el destino de los trabajadores de las áreas disueltas por la nueva estructura. ¿Serán reasignados dentro del organismo o, para cubrir “la cuota” anunciada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, serán puestos a disponibilidad y luego despedidos? (mediante una polémica -y judiciable- interpretación del decreto reglamentario de la Ley Bases).
Recientemente salió un amparo judicial a favor de los trabajadores que resguarda la estabilidad laboral garantizada por los convenios colectivos. Si bien el amparo fortalece la situación de los trabajadores, la confianza en la Justicia es una vía de derrota porque es evidente que los jueces siguen los vientos del poder de turno y lo que hoy es A mañana puede ser B. Además, la reciente apelación presentada por Arca -aunque rechazada- da muestras que la patronal no deja de pensar en despidos y procura allanarse el camino legal. Lo que definirá la partida es la relación de fuerzas.
Paro en Aduana
La presión y disposición de las bases llevó al Supara a realizar un plenario nacional de delegados que resolvió el reinicio de un -aún moderado- plan de lucha (2 horas de paro el miércoles y jueves de la semana pasada). Muy positivo porque uno de los gremios decide volver a las medidas de fuerza, negativo porque el otro gremio (Aefip) no acompañó. Es cierto que los salarios de Aduana están aún más desvalorizados que los del personal de DGI, sin embargo la desunión de ambos gremios sólo puede ser una buena noticia para la patronal. El paro en Aduana fue contundente y muy apreciado por el personal de impositiva, que cuestionó fuertemente la no adhesión de su gremio.
Está extendida entre los trabajadores la conciencia de que si no pudieron aún despedir ni arrebatar conquistas es por la lucha conjunta que los trabajadores dieron en octubre y por el lugar particular que ocupa la agencia recaudadora en el aparato estatal. Es el momento de mostrar fuerza con la continuidad y escalamiento de las medidas para conseguir la necesaria recomposición salarial y frenar cualquier nueva intención de ataques. Impulsamos asambleas y pronunciamientos. Que las directivas sindicales dejen de horadar o ningunear a los sectores autoconvocados y que pongan toda su estructura al servicio de montar un gran plan de lucha unificado. Que Supara dé continuidad escalonada al plan de lucha y que Aefip se sume ya. Esconder la cabeza como el avestruz confiando en que la tormenta pase o la “justicia” proteja los derechos conquistados con años de lucha sería criminal.
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