Sindicales

12/4/2024

Balance del paro de UTA

La tregua acordada por Fernández es un golpe a la lucha salarial de los choferes. Hay que retomar las medidas de fuerza.

Paro de UTA.

La jornada de paro de la UTA se realizó de forma compacta en la mayoría de las líneas de AMBA, con los límites propias de las modalidades que le impuso la propia dirección burocrática oficialista de Fernández, es decir, sin deliberación y sin carácter activo.

La medida de fuerza, lógicamente por ser en un gremio clave, se colocó en el centro de la situación política.

Dota y la facción burocrática encabezada por Bustinduy y la Agrupación Palacios encabezaron una tentativa de romper la huelga. Apostaron a un paro “dividido”, que no afectara la actividad en general ni la normalidad en la circulación, apoyados en la conducta carnera del jefe de la ex Lista Azul y en el apriete y las amenazas a los choferes del monopolio para que salieran a prestar tareas.

Este intento vino directamente del gobierno de Milei, a través de la secretaría de trabajo. Fracasó absolutamente.

En las primeras horas, varias unidades en circulación fueron objeto del accionar de piquetes -algo que desde hace tiempo no se veía en un paro del sector. Pero también los trabajadores de varias empresas de Dota, junto con los choferes de la Línea 60, a pesar de todos los aprietes, llevaron adelante la medida de fuerza.

Sobre este aspecto sirve detenerse, porque este intento de quebrar la huelga se inscribe en el marco de la apuesta estratégica del gobierno para dividir la UTA y constituir otro sindicato burocrático, la Ucra, política que es apoyada sin atenuantes por Moyano y por la CTA, alineados en esta cuestión con Milei.

Otro aspecto que se debe resaltar es que a partir del lanzamiento de la medida de fuerza, las pujas entre el gobierno con los monopolios y empresas del transporte por el nivel de subsidios y el valor de las tarifas salieron del foco momentáneamente; cerraron filas para atacar el paro, con el engañoso argumento de que el acuerdo que habían firmado unas pocas semanas atrás no se encontraba “homologado”. Esto es una clara maniobra. El gobierno, que conspiró contra los trabajadores junto a la patronal, quiere voltear el acuerdo paritario y colocarlo en línea con el techo salarial y la paritaria a la baja que pretende imponer el ministro Caputo para todo el movimiento obrero.

En este marco, cuando la medida de fuerza de los choferes logró superar todos estos ataques de las patronales y la Secretaría de Trabajo de Milei, el golpe a la lucha salarial provino desde la propia conducción burocrática de Fernández; impuso el levantamiento del paro y además pactó una tregua de 15 días -hasta el 25 de abril-, sin que se haya avanzado en la recomposición salarial y sin una sola asamblea que avale esta decisión. Un retroceso y una clara concesión a las patronales y al gobierno.

El efecto de esta determinación no es solo la falta de recomposición en los haberes. Es que los choferes van a cobrar durante el mes de abril un 20% menos aproximadamente del salario de marzo.

La tregua impuesta por el oficialismo del gremio ha sido rechazada por los choferes abrumadoramente.

En esta situación que se abre, que no necesariamente implica el cierre definitivo de la lucha salarial, surgen varias conclusiones.

Necesitamos una política independiente desde el campo de los trabajadores para fortalecer nuestra posición, no una política conciliadora con la que se busca meramente terciar en la puja entre patronales y gobierno por subsidios y ganancias. Por eso planteamos la apertura de los libros contables de los monopolios y empresas del transporte para que sus trabajadores conozcan la magnitud de sus ganancias, para responder a la posición de que no pueden otorgar aumento. Respecto a la postura del gobierno, que se desentiende del reclamo salarial, planteamos que abonen el subsidio directamente en la cuenta sueldo de los choferes por el monto del acuerdo paritario firmado.

Acorde a esta política, necesitamos retomar un paro activo con movilización y un método de decisión de asamblea y mandato de los trabajadores, contra las treguas acordadas de forma inconsulta.

Opongamos al carnereo (Bustinduy) y a la política de conciliación y tregua(Fernández) una política clasista para retomar las medidas de fuerza.

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