La paritaria ceramista se ha convertido en el principal conflicto salarial de trabajadores industriales en la era Milei. El plan de lucha de la Federación Obrera Ceramista arrancó con 24 horas de paro, el 11 de julio, siguió con 48 horas, el 18 y 19, y escaló hasta uno de 96 horas, que concluyó el domingo; involucra a 35 plantas productoras de pisos, revestimientos y ladrillos de cerámica roja, ubicadas en las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, San Juan, Mendoza, Salta y Tucumán.

La paritaria 2023-24 venció en abril sin haberse alcanzado un acuerdo. La última propuesta empresaria fue un “30% en cuotas” que recién se cobraría en su totalidad en septiembre, absorbiendo “los meses de mayo y junio”. La Federación por su parte reclama “45% para mantener el poder adquisitivo de principios de año”; el “salario mínimo global garantizado que desde febrero es de $830.227 debería llegar a $1.203.829”.

En algunas empresas el reclamo salarial se combina con otros, de mayor seguridad y condiciones de trabajo (como el rechazo al cambio de turnos en Scop en San Juan).

Las patronales -agrupadas en la Cámaras de Fabricantes de Pisos y Revestimientos Cerámicos y la Cámara Industrial de Cerámica Roja- pretenden imponer una rebaja salarial histórica invocando la caída sustancial de las ventas (que es el resultado de la paralización de la obra pública, el cierre de programa Procrear y la baja del mercado interno). Buscan valerse del derrumbe productivo provocado por la política oficial para esquilmar aún más el bolsillo de los trabajadores.

Al mismo tiempo se niegan a exhibir sus libros contables. Y esto es así porque los rendimientos acumulados en los últimos años, e incluso en estos meses de recesión, son enormes. Cerro Negro, que cotiza en bolsa y por lo tanto está obligada a publicar sus balances, “ganó sólo en el primer trimestre de este año 1.200 millones de pesos”; “Cerámica Rosario despacha unos 50 camiones de ladrillos diarios, con un valor de venta de 170 millones de pesos”.

Se trata de grandes empresas como Cerámica Alberdi (propiedad del presidente de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires y vicepresidente de la UIA Nacional) o el grupo que integran El Palmar, LaterCer, Cerámica Quilmes, Fanelli y Cunmalleu.

Las empresas están respondiendo con dureza: contratando “personal ajeno al convenio laboral”, como en Salta, descontando horas y premios, hasta con el lockout, como en el caso de la planta de Cerro Negro en Olavarría.

También amenazan con despidos “con causa” masivos, amparados en las nuevas normas laborales vigentes con la Ley Bases. La “injuria grave” que la ley prevé para la participación en bloqueos puede utilizarse por las empresas de manera discrecional, contra cualquier medida de lucha, por los tiempos absurdos de una apelación judicial.

La intransigencia de las patronales ceramistas, similar a la que ofrecieron en la paritaria siderúrgica (recordemos que aquella pulseada se prolongó por siete meses; la UOM llegó a 72 horas de paros con movilizaciones, aunque terminó reculando), demuestra una orientación general de la burguesía dirigida a doblegar al movimiento obrero para profundizar los estándares de explotación.

El alto acatamiento de las medidas y las movilizaciones o concentraciones que se realizaron en varios lugares -en Salta (desde Cerámica del Norte hasta Cerámica Alberdi), frente a Cerámica Rosario o la quema de cubiertas en los portones de Cerro Negro- muestran una gran disposición combativa de la base. La solidaridad de todos los trabajadores con esta gran lucha refuerza la resistencia de conjunto al plan de Milei, las empresas y el FMI.

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La defensa del Polo Obrero apeló contra el procesamiento de varios militantes y activistas. –

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