A sólo dos semanas del último conflicto por retrasos salariales, la patronal lanzó otro fuerte ataque al despedir a seis trabajadores. Es el primer conflicto de envergadura que debe enfrentar la nueva comisión interna Verde, que desplazó a la dirección organizadora del taller por escasos tres votos.

Desde siempre, los gráficos de Cedinsa han seguido una conducta clara frente a los despidos: la defensa incondicional de los compañeros a través de la huelga -esto incluso cuando los apoyos a tal conducta estaban divididos y el sindicato la miraba de lejos. Así se logró la reincorporación de valiosos activistas.

Llama la atención, por eso mismo, que la posición de la interna haya oscilado entre "hacer lo que los compañeros decidan" (típica frase para no proponer nada) y prometer apoyo legal a los despedidos en caso de que "no hubiera voluntad de lucha" (típica fórmula para desalentar).

Finalmente, la presión de la asamblea terminó imponiendo un "quite de colaboración". Una moción, que obtuvo el voto de la mayoría, exigió también que el sindicato convoque a un plenario de delegados, aunque éste respondió que "como no estaban todos los trabajadores, no tenía validez”.

Para lograr la reincorporación de los compañeros es necesaria la acción conjunta del gremio y no el chamuyo. El "apoyo legal" del sindicato como única medida es garantía de derrota. Exigimos un plenario de la zona norte para votar acciones de apoyo concretas, como un fondo de lucha, un acto en la puerta de la planta y una movilización al Ministerio de Trabajo.